Mucho más allá de los relatos que recorrieron las redes sobre la “megarumba[i]” que se escenificó en el referido hotel, valga dejar constancia del “bello contraste” que nos ofreció esta pequeña parte de la nueva casta de personificaciones privilegiadas a todas las familias de Caracas. No solo se apropian de recursos que son propiedad de todos los venezolanos sino que además no los muestran como si no estuvieran cometiendo ningún pecado, es decir, los que vivimos en el Valle de Caracas “somos los pecadores” porque no hemos sido tocados, como ellos, por la "Divina Providencia".