Cualquier venezolano de la tercera edad que haya vivido únicamente de su trabajo y con un mínimo de percepción de cómo han desmejorado las condiciones de existencia (de vida) de su familia, en estos últimos 60 años, puede llegar a la conclusión que encabeza el antetítulo de este artículo.
El degenerado espectáculo que se difundió el 5 de enero en la Asamblea Nacional (AN) es otro episodio más de la catadura ética de la "representación" parlamentaria que tenemos.
¿Cómo calificarla políticamente una vez arrojado los resultados de la designación de la "nueva directiva de la AN" sin que haya un solo parlamentario del PSUV? ¿Por qué tanta "confianza política" por parte de los altos operadores del gobierno que concibieron y tejieron ese resultado? ¿Cómo explicar éste "fenómeno político" para justificar esta perversión parlamentaria de donde emana una Directiva de la AN cuestionada por su actuación en la Comisión de Contraloría de la AN y firmante de lo que la PCDC consideró: El Estatuto para la Transición Aprobado por la Asamblea Nacional: ¡Es un Golpe a la Constitución!?
Particularmente, me adelantaría a decir que toda esta "caricatura política" de la más baja calaña, que ha sido escenificada por los "representantes" dedicados a polarizar la vida política nacional, sea avalada por la inmensa mayoría del pueblo venezolano: todos, y a medida que la realidad se imponga, quedarán como unos usurpadores y violadores de las Instituciones que conforman el Poder Constituido emanado de la Constitución vigente y además, como confiscadores conscientes de la Soberanía Nacional. Hasta el punto, que el vergonzoso "espectáculo por el control de otro poder", "luchado" el 5 de enero en la AN, nos aleja de la necesidad más urgente que clama el pueblo venezolano para mejorar sus condiciones de vida: una tarea vital ignorada y sin esperanza de que cobre fuerza a lo interno de los bandos que se reclaman la directiva del poder legislativo. De hecho, lo que pudo haber sido una elección respetable para nombrar otra directiva del parlamento: se convirtió en una brutal componenda bañada de una exagerada mercantilización de la política que no puede ser bautizada, absurdamente, como una "victoria popular".
Por supuesto, después de los hechos de ese día, a la coyuntura se suman otros elementos que indican un cambio arriba, superestructural, que no sintoniza con las expectativas y las necesidades que urgen en la inmensa base de las familias trabajadoras del país. No hay sintonía con el grueso de la población, que constituye el verdadero decisor como Poder Originario y eso requiere desechar las ilusiones para asumir como prioridad la recuperación del protagonismo del Pueblo (en Democracia Directa y en oposición a los hoy representantes de una Democracia Representativa degenerada y repolarizada mediáticamente por sus adeptos) para que emerja una nueva orientación política que contribuya a aglutinar una vanguardia de hombres y mujeres capaces de presentar un Plan de Medidas de Emergencia para recuperar la Estabilidad Económica, Política y Social que exige la población y la nación.
Valga advertir que el Ejercicio Decisorio y Vinculante del Soberano (Referendo), vía Democracia Directa por parte del Poder Originario, es un antídoto para la recuperación ética y cualificación de la gestión y actuación de los representantes en las instituciones del Estado, los cuales están ahí porque emanan del Poder Originario mediante voto popular. Pero en momentos de degeneración de esa representatividad, que se expresa en elementos indicativos de Crisis de Gobernabilidad, con la excepcionalidad existente de "poderes dobles" nunca antes vistos y de falsificada legitimidad, responsables e insensibles al caos generalizado a la que han conducido la Nación y a la población: no queda otra que plantearnos como pueblo el uso de esa herramienta excepcional y constitucional para Relegitimar todos los Poderes y Defender todo el Patrimonio que como Pueblo hemos conquistado como República. Una alerta temprana para la Institución Sostén del Estado que le compete preservar la Soberanía Nacional, que reside intransferiblemente en el Pueblo de acuerdo a lo que establece la CRBV y que constituye una de las herramientas más duras que el Proceso Constituyente parió para activar el Pueblo de Venezuela como Soberano y máximo poder de la Nación.
Percatémonos del peligro: se ha producido una degeneración de los Poderes Constituidos que colocan en peligro la disolución de la República y hay que apelar al Principio de Supraconstitucionalidad del Poder Constituyente-Originario sobre el Poder Constituido, en concordancia con los principios contenidos en el Artículo 152, para normalizar y corregir la actuación de las Instituciones del Estado a través del Ejercicio Refrendario y para hacer valer ese lema que sintetiza nuestra Carta de Derechos y Deberes: "Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada!