El venezolano o extranjero que haya recorrido el territorio en cualquier época, con una visión geográfica, social, científica, artística, económica o política, concluirá sin lugar a dudas, sobre la inmensa potencialidad de esta región que alguna vez llamaron "Tierra de Gracia". Además de Colón, a quien se le atribuye tal expresión, por allí están los testimonios y la visión de algunos viajeros: Antón Goering, Humboldt, Bonpland, los hermanos Shomburgk, Adolfo Ernst, Bellerman, Gerstacker,… y los cantos de Bello y Lazo Martí, entre otros poetas y narradores venezolanos.
En las dos últimas décadas del siglo XX y primera del XXI, como trabajador de la cultura tanto en el Estado como en la empresa privada, viaje intensamente por Venezuela. En esas largas jornadas culturales pude observar dos facetas, algo como las caras de Jano, una de ellas fue la "Tierra de Gracia", imponente, grandiosa, real. En el Morro de Puerto Santo, localidad que está entre Carúpano y Río Caribe, instalaban un mercado de pescado a cielo abierto, era una verdadera ofrenda a los vecinos de la comarca, cuya variedad era una delicia al igual que el vivir y sentir un ambiente tan grato, gracias a la jocosidad de ese hermoso pueblo oriental. En San Antonio del Golfo, desde el malecón vi pescar unas enormes lisas, y me contaba el joven pescador que allí "había como arroz". En esa misma localidad vendían las famosas "huevas de lisa", que más de un Chef, la considera el caviar venezolano, y en la vía ofrecían anones y piñas .Llegando a Cumana era imposible evadir las "Naiboas" o el Gofio cumanés o las conservas de batata en la ciudad.
El Mercado de conejeros de Margarita era un espectáculo con sus restaurantes, arepas, empanadas y jugos y el enorme movimiento de comensales y compradores en la abundante oferta y variedades de pescados, no hablemos de las exquisiteces en los comederos populares y menos populares de Pampatar.
Al sur del País, en Ciudad Bolívar en el mercado "La Carioca", era grandioso el surtido de pescados de agua dulce; entre ellos destacaba el Lau Lau, una exquisitez fluvial. En Amazonas, cerca de puerto Ayacucho, cargaban en unas carretillas por las calles unos gigantescos "Valentones", pescados allí en el Orinoco. En el río Apure en San Fernando, abundan las Cachamas, de más de veinte kilos.
Llegando a los puertos de Altagracia, en la costa oriental del Lago, me topé con una abigarrada multitud, armada con palos, atrapando peces en las aguas que cubrían los montes a orilla de la carretera producto del crecimiento del lago de Maracaibo, que al descender dejaba varados miles de ellos.
Igualmente de la abundancia de esta "Tierra de Gracia", podemos hablar de la riqueza artesanal y culinaria: hamacas y chinchorros en Margarita, Delta Amacuro, Monagas, Sucre, Guayana, Falcón, Zulia, Mérida, Lara,…Textiles y culinaria, realmente, arropaban la geografía nacional.
Sin embargo, aparece Jano. La otra cara de Jano estaba presente y lo más grave avanzaba ante nuestros ojos de manera impune, al parecer no había Estado Nacional, pues desde hace mucho, las cuestiones de la política habían quedado reducidas a las camarillas, y grupos, que han hecho de algunas urbes Ciudades-Estados, fundamentalmente Caracas, donde "todo se resuelve" , mientras tanto la acción gubernamental de la República, extremadamente raquítica apenas se asoma en los pueblos.
Las consecuencias del abandono de la Nación que percibí en aquellos años, de las décadas del 80-90, se han hecho sentir con mucha fuerza en nuestro tiempo actual, sin que los propósitos de corrección, (que los ha habido) hayan cuajado.
En aquellos tiempos según algunos vecinos de Guiria de la Costa, el trasiego de la droga era cosa habitual, bultos que caían desde avionetas, y todo en silencio, de repente surgían por allí, de la noche a la mañana unos acaudalados ciudadanos. Hoy toda esa vialidad que va de Cumana hasta Guiria de la costa es vista con mucho cuidado por los transportistas, los cuales generalmente tienen que hacerse acompañar con escoltas, cosa que eleva los fletes de manera desproporcionada, poniéndole la "troja" cada vez más alta a los habitantes de esas poblaciones.
En Barrancas del Orinoco, observe a un ciudadano indígena con una "paca" de dinero al lado de su canoa, mientras le daba un billetico a su mujer. Después me enteré hablando con gente informada, que algunos compatriotas de nuestras etnias originarias, son utilizadas por los traficantes y contrabandistas, para el acarreo de mercancías y drogas y esa actividad al parecer no era exactamente clandestina.
Ahora, toda esta situación de desidia, descuido, paterrolismo, déficit institucional y constitucional, debilitaba la Soberanía Republicana, y lo más grave, era, que esto ocurría en todas nuestras fronteras terrestres y marítimas e incluso en el territorio adentro. Pareciera que la sociedad venezolana mayoritariamente urbana o una significativa parte de ella, solo estuviésemos pendiente del aumento del barril de petróleo. ¡Claro! ¡Claro! son cien años viendo subir y bajar un balancín, que nos creó la idea de la eternidad productiva, rentista y sabrosona, y cosa difícil, es desmontar una "mentalidad", "una costumbre", "un hábito", "una cultura", y más difícil se hace, si no hay voluntad para hacerlo.
Mientras tanto la clase política, más bien politiquera, permanecía muy ocupada en sus juegos y cálculos para optar cargos y membresías, y por otra parte el generalato que en vez de ocuparse de la defensa nacional, andaba era pendiente de los ascensos del Senado y de ser ministros del área. Por eso las quejas y lloriqueos de esos sectores están demás, sobre todo cuando dicen "éramos felices y no lo sabíamos"…
Por ello el proceso bolivariano, con Hugo Chávez a la cabeza, elaboró un discurso correctivo de tantas anomalías acumuladas en varias décadas de historia nacional, tales propósitos de enmienda fueron recogidos en la Constitución de 1999, en abundantes documentos y planes, pero los hechos de la vida cotidiana O tal vez se pudiera decir: el desarrollo histórico venezolano ha demostrado que se ha permanecido fiel a la Ley de la Inercia.
LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL
Rafael Castro
Nota: Pido disculpas a los lectores por algunos problemas con los acentos. Es que esto forma parte del "empobrecimiento acelerado", en el cual estamos inmersos. Los apagones que no respetan los protectores me liquidaron mi PC, y he improvisado con la ayuda de un técnico un equipo, con un teclado que no responde a ciertos mandos. Por otra parte resulta cuesta arriba reponer un equipo de computación con 1 dólar y unos centavos, que recibimos al mes de pensión.