A los griegos se les atribuye la idea de la Historia circular, y su empeño teatral al parecer tenía entre otras la finalidad mediante la escenificación, enseñar al pueblo eventos pasados relevantes; para evitar su repetición. Los estudiosos de la historia, hoy, disciplina de las Ciencias Sociales, manejan la cosa de otra manera.
Sin embargo, los ciudadanos somos acompañados por : tradiciones, hábitos culturales; es decir una "mentalidad": "el hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra", dice el refranero popular; hace milenios que el Eclesiastés machaca: "pero lo que pasará es lo que ya pasó y todo lo que se hará ha sido ya hecho. !No hay nada nuevo bajo el sol!.
Sea la visión circular, en espiral o marxista de la historia, no es el propósito de este artículo tratar temas de la filosofía de esta disciplina, sino comentar sobre algunas experiencias políticas, éticas y económicas en nuestro pasado republicano.
Bolívar, joven y enfermo, muere finalizando el año de 1830, él al igual que otros miembros de la élite venezolana, junto a millares de venezolanos de todas las condiciones sociales, caídos en los campos de batalla, nos legaron la República de Venezuela, se acabaron los súbditos de la Capitanía General, y se hace presente el Ciudadano. !Ahora, había que construir, gobernar y conservar: una Nación Soberana!.
Durante siete décadas, las caballerías de los caudillos, galoparon en aquel llamado "cuero seco" nacional, llevándose en sus cascos las teorías, propósitos y ética bolivariana, imponiéndose el máuser y el improvisado uniforme, bajo la filosofía política de "Liberales y Conservadores" , que las "masas" probablemente no entendían que "vaina era esa", pero los caudillos sí sabían para donde iban: la Res Pública, la Hacienda Pública… el Poder.
Comenzando el Siglo XX, Cipriano Castro y Gómez, pusieron su orden y crearon el ejército nacional, se estabilizaba así el "cuero seco" y el país tomaba otros rumbos; nuevos comensales se incorporaron a la mesa venezolana, hablaban en inglés, es verdad, pero se hacían entender, además contaban con el apoyo de diligentes intérpretes y traductores nacionales. La poca gente con capacidad productiva que quedaba en el campo agrícola migró al campo petrolero, y en numerosos pueblos las solariegas casas morían de soledad, cosa de la cual tomó excelente nota literaria Miguel Otero Silva.
Sobre el Siglo XX, afortunadamente los venezolanos disponemos de muy buenos historiadores y estudiosos en general de las Ciencias Sociales, que con diversas visiones han abordado y siguen activos en esa tarea de estudio del período.
"Aquellos polvos, trajeron estos lodos", algo así, dicen los biblistas; en nuestro tiempo se habla más bien de "herencia cultural" o de "mentalidades". Pienso, que la gobernanza venezolana del Siglo XXI, no logró superar la concepción que sobre la "Hacienda Pública", existió durante toda la IV, República.(Desde Páez, hasta Caldera) (1)
La llegada de Chávez a la jefatura política de la Nación venezolana, no fue un asunto casual. En la última década del Siglo XX, hubo un dramático quiebre de las estructuras del poder: las tradicionales organizaciones políticas, el alto mando militar, una cúpula empresarial poco confiable, teniendo como punta de lanza una Banca saqueadora; unas trasnacionales fundamentalmente petroleras, acostumbradas a hacer negocios a sus anchas durante décadas, y, amplios sectores de las "masas" en una gran confusión y dispersión ideológica. Todo ello clamaba a gritos nuevos liderazgos, urgentes y necesarias correcciones radicales en toda la vida nacional. La Democracia representativa, estaba feneciendo, y tal cosa la enfatizó Chávez, al asumir su mandato presidencial, en el Congreso Nacional, al jurar sobre la que calificó de "moribunda Constitución" (de 1961), que impulsaría los cambios necesarios que la Nueva República exigía.
Pero, ¿Qué pasó con la gobernanza en la Quinta República?. ¿Qué fue de aquel entusiasmo y oferta político-electoral y Constitucional?. Han discurrido más de veinte años de gobierno bolivariano, y la realidad marcha a contravía de la oferta. La creciente pobreza e incertidumbre, no era lo esperado, y el reiterado discurso oficial no es para ser optimistas, y, por otra parte, el enjambre de publicistas gubernamentales y felicitadores, solo agregan patetismo al escenario político. Hay quienes piensan que hay que darle "tiempo al tiempo", pero hay también los que pensamos, que siendo partícipes y testigos de una época, no sería prudente el silencio.
Por ahora vislumbramos tres enfoques: el Primero: que es una incuestionable verdad: la injerencia en nuestros asuntos soberanos, de los gobiernos estadounidenses, algunos europeos, y de otros países de la comarca, y de organismos internacionales afines a los intereses imperiales. Esto no es novedoso, pues hay una larga, muy larga, tradición histórica en esta deleznable práctica, contraria a la autodeterminación de los pueblos. Pero en esas aguas borrascosas y turbias hay que navegar, y no seremos ni la primera ni la última nación en hacerlo.
Segundo: La primera circunstancia, no debe ser un comodín para no auscultar nuestro haber político e ideológico, desempeño, debilidades y responsabilidades, en el quehacer en la política nacional; olvidando que "Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla" ¿historia circular?.
Tercero: La existencia de un importante grupo de venezolanos, integrantes de organizaciones políticas, que abiertamente, soliciten la intervención de otras naciones en nuestros asuntos, es grave de toda gravedad y debe verse con el mayor cuidado, sin prejuicios, sin ligerezas emocionales, pero con firmeza, pues toca un elemento sensible inherente a nuestra nacionalidad. Algo o mucho, debe andar muy mal en la estructura institucional de la República, que por lo que vemos no ha creado los soportes culturales de identificación con los intereses nacionales que nos proteja contra comportamientos apátridas; entre ellos una consistente: CIUDADANIA, título superior al de " Libertador", según lo dijera el mismo Bolívar, en Angostura. ¡Caramba! ¡Caramba! Ese principio lo había planteado igualmente DE MANERA CATEGÓRICA, Simón Rodríguez. Eso nos va a obligar, si realmente queremos tener UNA NACIÓN VENEZOLANA, a transformar radicalmente el SISTEMA EDUCATIVO EN GENERAL.
La Patria que hoy tenemos los venezolanos, es un legado que ha costado muchas luchas, dolor y muerte, y no se justifica, o al menos resulta difícil entender la situación que vivimos, y no se vale evadir responsabilidades, ni flagelarse. Solo nos queda empinarnos, para tratar de salir del atolladero. Pero sigue abierta la interrogante: ¿Qué pasó con la gobernanza de la V República Bolivariana?.
Es un tema duro, doloroso, pero es una obligación ciudadana abordarlo mientras podamos a pesar de los apagones eléctricos y daños a nuestros precarios equipos, sufriendo además la caótica deficiencia de la empresa operadora de internet, la cada vez más inflacionaria economía personal, los achaques de la vejez, y la amenaza del Covid-19, y del mismo Trump; y, a contrapelo también de los "revolucionarios y revolucionarias" de alta formación y conciencia política, que en estos tiempos consideran inconveniente hacer crítica social, política y económica, en mi país, nuestro país, donde cada uno de los venezolanos disfrutamos o sufrimos, del éxito y logros o la incapacidad y torpeza, de los gobernantes que elegimos, y prefieren más bien, que, veamos y aprendamos de la película "La vida es Bella" de Roberto Benigni.
LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL
Rafael Castro
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A partir de la aprobación de la Constitución de 1999, con la denominación de: "Constitución de la República Bolivariana de Venezuela", se establece la "Quinta República".