Ramón Blasco (Guameño).
El Alzheimer a pesar de ser una peligrosa y desagradable enfermedad, muchos la practican sin padecerla, por aquello de que somos muy dados a olvidar; principalmente olvidar cosas por las que hemos tenido que pasar como víctimas de quienes se sienten todopoderosos e infalibles, pero que cuando superamos esa realidad, actuamos igual a nuestros verdugos del pasado, aplicando los mismos métodos y estilos, bastante alejados y reñidos con la sindéresis y la más elemental norma de convivencia. Este planteamiento posiblemente no caiga nada bien a mis compañeros del PSUV, como tampoco a muchos de mis amigos hoy en función de gobierno, lo cual sí me preocuparía más, pues a éstos, los he considerado y consideraré ayer, hoy y siempre, más que compañeros, hermanos de luchas, producto de épocas de duro trabajo, esfuerzos y muchas vicisitudes, por ser y comportarnos como revolucionarios, que era el precio que pagábamos quienes nos manteníamos firmes y consecuentes en nuestros principios. Fue la época en que curtidos maestros revolucionarios nos enseñaron a decir lo que había que decir, cuando teníamos la necesidad de rebatir lo que no compartíamos, y callar lo que había que callar, cuando podíamos poner en peligro la seguridad del compañero o de la organización. Ambas cosas costaron la vida de extraordinarios e inolvidables compañeros, los que siempre seguirán presentes en nuestras luchas, por ellos y el futuro de la patria estamos obligados a profundizar y desarrollar esta revolución, sin tremendismos ni revanchismos.
En esta oportunidad, tengo la necesidad de emitir mi opinión- muy mía-, sobre la polémica nada constructiva y sí muy inoportuna e impolítica, que vienen ventilando públicamente el Partido Socialista Unido de Venezuela, (PSUV) y el Partido Comunista de Venezuela (PCV), la cual no contribuye en nada a generar el clima propicio para un debate, como el que en estos momentos estamos necesitando en los sectores de izquierda en nuestro país, ni con el desarrollo de la política de unidad nacional que nos están pidiendo los problemas que aquejan a nuestra patria, producto de las represalias y medidas coercitivas de nuestros enemigos imperialistas; algo que nos obliga militantemente a todos los revolucionarios, a mantener una actitud y un proceder cónsono con la misión y la respuesta que debemos dar al principal enemigo, que no es otro que el imperialismo y sus lacayos vende-patria, que traicionan impunemente el suelo que los vio nacer. Si bien son normales las diferencias entre los seres humanos, las de nuestra izquierda no son nuevas, siempre las hubo, los nuevos son los autores, a quienes les corresponde dirimirlas, y con el respeto de todos ellos, me atrevo a creer que ésta es la diferencia. Quienes hayan vivido otras épocas de la izquierda venezolana, son testigos de la altura y buen nivel político con que se discutía, el respeto, la educación política y la solidaridad revolucionaria siempre estaban presentes y cuando perseguían, torturaban o desaparecían a un revolucionario, todos lo sentíamos y lo sufríamos como uno de los propios, sin ver en cual Partido, grupo o frente militaban, ellos formaban parte de un ejército de hombres y mujeres unidos en una tarea, que se valoraba más que las diferencias presentes; siempre existió un trato y reconocimiento como camaradas tanto en las calles, como en las cárceles, donde se encontraban los miembros de los distintos movimientos y partidos políticos revolucionarios. Son estos aprendizaje los que llevan a repudiar la forma chabacana, grotesca, ventajista y rayando en lo reaccionario, del trato que le dan al miembro del Partido Comunista en la Asamblea Nacional, que desdice de la compostura, actitud y conducta que se espera de un órgano de la majestad, el equilibrio y la concordia que debe reinar en este recinto. Al mismo tiempo habla muy mal, de la capacidad de tolerancia y madurez política para canalizar las diferentes visiones y puntos de vistas discordantes. En este parlamento es necesario que se enteren lo mal que se ve cuando en momentos en que interviene el diputado del PCV, lo sacan del aire en el canal del estado, mientras sí dan cobertura a diputados que hace poco, atentaban contra la soberanía del país y el derecho a decidir su propio destino y que jamás se les ha oído decir, de que lado se pondrán, si un día llegasen los marines a las costas venezolanas. Pareciera que se teme a lo que el diputado comunista pueda decir en su discurso y por ello, la salida al parecer, es imitar a las dictaduras que responden a sus críticos, en este caso, cercenándoles el derecho a expresar sus opiniones. Si tenemos argumentos valederos en lo político, lo económico en lo estratégico y coyuntural, como creo que los tenemos para responder política y pedagógicamente, por qué echar mano a prácticas de las que un día fuimos victimas, cuando nos tocó ser una minoría entre las minorías, que intentábamos dejarnos oír en Venezuela, en donde la santa y última palabra, los argumentos válidos, fueron lo de AD, COPEI y demás partidos "democráticos" del puntofijismo. Las opiniones del MIR, EL PCV, la LIGA SOCIALISTA, PRV etc, enfrentando las políticas de la poderosa derecha de la época, no aparecían sino en las paredes, periódicos y manifiestos clandestinos. La mayoría de los personeros actuales de nuestro gobierno, desde nuestro hermano el primer mandatario, ministros, diputados, gobernadores, alcaldes, etc, pueden dar fe de esto, la mayoría sufrió de tan excluyente práctica, otros posiblemente eran muy muchachos; sin embargo, también lo vivieron a través de familiares y amigos cercanos. Como dato ilustrativo, es bueno recordar que en una oportunidad dimos una declaración en El Nacional sobre la corrupción de Diego Arría durante su gestión en la Gobernación de Caracas, buscando ayuda, hablamos con unos amigos del diario…. Y no salió, pedimos reunirnos con el jefe de redacción, quien nos garantizó apoyo y….. no salió, mediante un buen contacto hablamos con la señora María Teresa Castillo, una de las dueñas del periódico, quien prometió ayudarnos… y no salió. Así se nos hacía saber en aquel entonces quien mandaba, quien hacía llegar sus opiniones y cuál era la voz que debían oír los venezolanos. Las diferencias existentes en la izquierda, no son un problema nada más del PCV y el PSUV, es, un reto que debemos asumir todos los venezolanos, comprometidos con el cambio político en el país; una tarea que nos dejó nuestro máximo jefe Hugo Chávez, cuando nos dijo: "unidad, unidad, unidad". Es el compromiso de todos los revolucionarios capaces de ver más allá de las diferencias y que en todo caso, cuando las veamos, las discutamos como camaradas, porque los enemigos, afortunadamente en Venezuela, todos sabemos donde están.
Por otra parte, es necesario hacer un llamado a dejar un poco de lado el tremendismo, queriendo ser más puros y revolucionarios que otros. En política muchas veces no se puede hacer lo que indica determinada realidad o situación, jamás nuestro país se había visto asediado por tantos y poderosos enemigos, los cuales no escatiman esfuerzos en crearnos dificultades; vivimos un período especial con las consecuencias implícitas, entre ellas, que lo que los demás ven como la receta ideal para las salidas, a lo interno de las políticas del gobierno no son tales, "No es lo mismo pedir agua que repartirla" reza un viejo proverbio. La historia de muchos pueblos está llena de experiencias de gobiernos que aun con sus principios y convicciones ideológicas, han tenido que actuar más con astucia y estrategias políticas, para poder sortear las calamidades que le toca vivir a un país sitiado, bloqueado y con una economía de guerra como el nuestro. Contrariamente y lejos de crear fisuras en las fuerzas revolucionarias y zozobras en el pueblo, lo que se debe hacer es generar políticas de estímulo hacia las masas, incentivar y convocar a la necesidad y la importancia de la resistencia del pueblo, como un deber de todos para fortalecer el poder que estamos necesitando para vencer los difíciles momentos de este periodo especial. La astucia y capacidad política de un gobierno que sabe donde está parado, radica en no dejarse llevar por las recetas, aun cuando las circunstancias así lo pidan; hay mecanismos para tomar las medidas, pero no se pueden toma las medidas de forma mecánica, hay que actuar con cabeza fría, pulso firme, mentalidad preñada de patria soberana y confianza en lo que estamos haciendo. Finalmente, sería bueno ponerse a pensar a quién hace más daño el trato que se le da al diputado comunista, si a su tolda, o al pueblo que sigue por televisión el debate en la nueva Asamblea Nacional, que tanto hicimos por rescatar para que nos sirva de instrumento, en esta gran empresa de consolidar nuestra revolución bolivariana .Es bueno pensarlo, pero pensarlo no como diputados investidos de poder, sino como hombres y mujeres que tienen en sus manos una gran responsabilidad con la patria, pensarlo no como el parlamento que vive los incómodos momentos de la enardecida, enrarecida y apasionada discusión; mejor como pueblo, como ese pueblo que en la calle cifra sus esperanzas en un grupo de venezolanos y venezolanas, para que hagamos de este país, la patria que le ofrecimos al hombre que con su humildad, su sabiduría y su talento político, nos trajo hasta aquí, HUGO RAFAEL Chávez FRIAS.