Valiente Monseñor

No podía pasar la Semana Santa sin que la iglesia dejara oír su voz nada santa por cierto, y por ende, sin ninguna intención orientadora, pero sí, como siempre, llena del venenoso y nada cristiano discurso, que ha venido caracterizando a los "representantes de Dios en la tierra". En esta oportunidad le tocó el turno al Monseñor Moronta, quien montó en cólera porque según él, este gobierno militarizó las iglesias en Semana Santa, para evitar que la gente acudiera a los templos.

Monseñor, al parecer su visión del mundo, su afiliación y su predisposición contra el gobierno, es decir su escualidismo, no le dejan entender que el estado venezolano está en la obligación en todo momento, (pero más en este de crisis sanitaria que azota al mundo), de velar por la salud del pueblo, y además, Monseñor, recuerde que esta medida responde a los acuerdos producto de una reunión entre el gobierno y la iglesia, para evitar un mayor contagio en la población.

Monseñor, no se critica su oposición al gobierno, porque ese es un derecho que usted al igual que todos los venezolanos tenemos, y que ustedes en la iglesia lo aprovechan bastante, sobre todo los domingos, en unas misas donde se habla más de política y del gobierno, que de la misión de los cristianos en la tierra del señor; convirtiendo los encuentros religiosos en mítines y actos contra el gobierno. Monseñor, nos preguntamos si la iglesia que ha venido actuando como le ha dado su real gana durante todos los años que lleva la revolución. ¿Cómo es que ahora el gobierno les va a prohibir hacer las misas? Y en la Semana Mayor? Lo que resulta inaceptable Monseñor, son los argumentos de la iglesia para justificar su enfrentamiento a la revolución bolivariana, una revolución que a todas luces practica más el cristianismo que la propia iglesia, destinada según, a cobijar al desvalido y redimir las ovejas descarriadas. El problema Monseñor, es que el clero se comporta en este país como lo que es, un agente hostil al gobierno, parte inseparable de la conspiración contra el estado venezolano, actuando bajo una aparente neutralidad en la que ya nadie cree, pues es evidente la oposición a un gobierno que no les gusta, para establecer uno obediente y lacayo, al servicio de los poderosos, y que favorezca los dictámenes imperiales. Le preguntamos Monseñor, cuál ha sido hasta ahora el papel de la iglesia católica ante la crisis sanitaria? y cuál es el aporte de los misioneros del señor en ese sentido? . ¿Es posible que ni siquiera en momentos difíciles como el actual, los enemigos de la paz, la concordia y la reconciliación, pueden practicar algo que tanto cacarean, el amor al prójimo, el humanismo y la mano tendida al necesitado?..Alguien debería aconsejarle a Monseñor que es el momento de que se dediquen a la misión asignada a la religión católica, que su complicidad con los politiqueros reaccionarios, ladrones y vende patrias, los pone al margen del pueblo sano y bondadoso, al que falsamente dicen representar, en vocinglera cháchara desde el pulpito cada domingo. La iglesia debería estar incorporada a campañas de motivación, de aliento, generando conciencia y esperanzas, sumando esfuerzo para superar juntos, estos momentos de dolor y sacrificios, pero en la calle con el pueblo, en el barrio, la fábrica, plaza, etc, ayudando a aliviar las penas que nos produce el familiar, el compañero, el vecino que ya no estará entre nosotros. El papel de sembrar discordia y cizaña es de los fariseos, los judas, que aún por más que se tongoneen, siempre se les ve el interés por hacerse de unas monedas, para lo cual no solo venden su alma al diablo, sino también su ética, su moral, su legado y apostolado.

Monseñor, la Pandemia ha obligado a muchos sacrificios, los médicos, profesores maestros, estudiantes, artistas, deportistas, empresarios, trabajadores entre otros, han tenido que cambiar su práctica, unos trabajando menos, otros trabajando más, pero todos, buscando como ganarle la partida a un enemigo tan poderoso como lo es el Covid 19. Esta realidad debería remover la conciencia de la ciudadanía en general, para entender la necesidad de enfrentarlo unidos y hermanados; tarea sobre todo, para quienes como usted Monseñor, dicen representar a Dios ante los seres humanos, .en la tierra. De todas maneras Monseñor, su actitud nos confirma que su Dios, el de Bolsonaro, el de Uribe, el de Margaret Thatcher, Reagan, Macri y otros parecidos, no puede ser el mismo Dios de Monseñor Romero, de la Madre Teresa, de Camilo Torres. Un verdadero representante de Dios no se presta como marioneta al mejor postor, ni al macabro juego de querer matar de hambre a un pueblo, por no compartir su ideología política. Monseñor, quien traiciona al pueblo, traiciona a cristo, y su odio a un gobierno que se esfuerza por el bienestar de los humildes, de los que menos tienen, está muy lejos de una conducta cristiana, evangelizadora; por ello es posible que primero pasen muchos camellos por el ojo de una aguja, antes que usted llegue al reino de cristo. Finalmente, queremos reiterarle Monseñor, algo que usted debería saber, si su odio y el veneno ideológico lo dejaran, que todo lo que emprende este gobierno, es por el bienestar, la salud y la felicidad de los venezolanos; eso es lo que al capitalismo que usted defiende y por el cual muchos de los suyos trabajan, les molesta. Estamos seguros que a la oligarquía no le importa mucho que el pueblo se contagie todo, para ellos el enfermo no es un paciente a quien hay que atender y ayudar, sino un cliente al que hay que explotar. Monseñor, las ovejas desposeídas, pobres y descarriadas no compran fe, solo exigen seguir el camino del carpintero de Nazaret, que luchó hasta su último aliento por los pobres, y murió entre los pobres por aquello en lo que creía; por eso, consciente del riesgo que corría, enfrentó a sus enemigos, lo que significa no solo ser valiente, sino también consecuente con lo que se pregona, cosa muy distinta a enfrentar un enemigo, desde la cómoda posición de saberse protegido por un gobierno que respeta los derechos humanos. La gran diferencia hoy día, es que mientras a Jesús lo crucificaron por sus ideas, a los opositores venezolanos, incluida la iglesia católica, les produce buenos dividendos enfrentar y hablar mal del gobierno.

José Ramón Blasco. (Guameño).

Abril 2021



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