Las venezolanas y venezolanos de a pie, incluida la mayoría de la ya paupérrima clase media, son seres excepcionales, dignos de Ripley. Año tras año, luego de la Siembra de Hugo Chávez, han soportado con un tesón digno de admiración, graves dificultades en su vida cotidiana, hiperinflación, pésimos servicios fundamentales como luz, agua, transporte y aseo, la violencia urbana, la seguridad pública y la corrupción en las instituciones públicas, pero a estas alturas la "cuerda de la paciencia" ya está muy tensa y a punto de reventar.
Un hecho curioso pero también histórico sucedió en la última elección en vida del Comandante Eterno. Una cantidad muy importante de electores de los sectores populares acudieron a votar por Chávez en octubre 2012, "para salvar a la Revolución Bolivariana y sus Logros". Votaron por mantener las Misiones Socialistas y para seguir adelante con la Revolución y con la construcción del Socialismo del Siglo XXI.
Hoy, 9 años más tarde, le toca una inmensa tarea al Gobierno Bolivariano del Presidente Nicolás Maduro de refundar y reimpulsar la Revolución y las Instituciones Públicas y Políticas que lo respaldan, a fin de lograr la atención óptima de estos sectores vulnerables para procurar "la mayor suma de felicidad posible", hoy secuestrados y acosados en los barrios por bandas de terroristas financiadas por el oposicionismo, más una pésima condición económica, a pesar de los programas sociales aún muy deficientes y con fallas en su cobertura.
Son los Sectores más vulnerables, trabajadores y obreros activos en su gran mayoría del sector público, jubilados, pensionados y ancianos con un poder adquisitivo paupérrimo, quienes más sufren la crisis económica provocada por sanciones y bloqueos solicitados por el oposicionismo, más la ineficiencia de la gestión del Estado, porque "no toda la culpa es de Trump" dijo Maduro alguna vez.
Ante esta situación, ya es imperativo que el equipo económico del gabinete presente al Presidente las medidas más contundentes que permitan lograr un poder adquisitivo suficiente para la población más vulnerable y así satisfacer sus necesidades básicas. Porque "tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe".
Luego del desplome de la producción petrolera, la cual no da muestras de recuperación a corto plazo, los ingresos del estado han disminuido dramáticamente, por lo que el gobierno se ha dedicado decididamente a promover el desarrollo sustentable de las reservas minerales del Arco Minero del Orinoco, mediante el control soberano y hegemónico del Estado y el desarrollo de tecnologías propias que permitan una explotación racional de estas reservas. El Arco Minero está ubicado mayoritariamente al norte del estado Bolívar y en menor proporción el noreste del estado Amazonas y parte del estado Delta Amacuro y abarca un área de 111 843,70 km², es decir 12,2 % del territorio venezolano.
Venezuela está entre las primeras quince naciones con la mayor cantidad de reservas minerales. Cuenta con más de 7000 toneladas de reservas de Oro, Plata, Diamante, Hierro, Bauxita, Coltan, Uranio y Torio, además de poseer las tierras raras, que son insumos usados en la industria del "hardware", "software" e infraestructura para transmisión transoceánica de datos, aunque estas últimas generan, por ahora, pocas divisas debido a la ausencia de estudios geológicos que cuantifiquen la cantidad de reservas probadas.
La extracción de Oro y Diamante es la actividad que se ha convertido en una fuente importantísima de divisas y de ingresos para el estado, con un potencial de unos 2 trillones de dólares de ingresos probables por décadas.
El valor de las reservas en oro llegó a 5.053 millones de dólares en diciembre de 2020, 60 millones de dólares más que en junio de 2020, cuyo valor alcanzaba 4.993 millones de dólares.
Estos recursos han estado ingresando al Banco Central de Venezuela (BCV) paulatinamente para engrosar las Reservas Internacionales que permitirían una supuesta "defensa" del valor del Bolivar Soberano y eventualmente satisfacer las urgentes necesidades de liquidez mediante el uso del oro monetario como una fuente de financiamiento.
Hoy día sabemos que "defender" el valor del Bolivar Soberano mediante la acumulación de reservas internacionales excedentarias luego del pago de la deuda pública, es una entelequia, es decir, no pasa de ser más que una ilusión además de una medida arcaica y muy poco efectiva. El ataque del imperio a nuestra moneda es irreversible y será así por décadas, así que se imponen medidas inéditas y heroicas para *Salvar a la Revolución*.
La utilización de los ingentes recursos del Arco Minero deben ser utilizados para garantizar los pagos de los bienes y servicios y en *la recuperación del poder adquisitivo de las mayorías*, que satisfagan las necesidades primordiales y prioritarias del pueblo, en lugar de tenerlas paralizadas en las bóvedas del Banco Central sin beneficio tangible para la Nación. Estos activos en manos del pueblo tienen una mayor probabilidad de reactivar la economía, por ser activadores de reinversión y generación de ingresos propios, ya que permite al consumidor adquirir productos inventariados a productores y comerciantes, que de otro modo no pueden ser comprados.
*La recuperación de los servicios públicos fundamentales, la reactivación del aparato productivo de la nación y del poder adquisitivo de los sectores más vulnerables, mediante la indexación de sueldos y salarios, son las prioridades que debe acometer de inmediato el gobierno para generar un círculo virtuoso que dinamice la economía*.
Son medidas adicionales en paralelo a los procesos de recuperación de la Industria Petrolera, los cuales ameritan tiempo y complejas negociaciones con inversionistas locales y externos de países aliados, que permitirán Seguridad Jurídica y resultados beneficiosos del tipo ganar-ganar, para todas la partes.