En medio de las terribles consecuencias derivadas de la pandemia por COVID-19 y el lamentable estado de los sistemas públicos de salud en el mundo, los médicos que atienden en el sector privado, salvo honrosas excepciones, se han vuelto más peseteros de lo que eran, lo que evidencia la falta absoluta de solidaridad en el marco de la enorme tragedia que vive casi toda la humanidad, cada vez más empobrecida y hundida en la miseria. Ciertamente diversas medidas gubernamentales ejecutadas para afrontar la emergencia sanitaria por el coronavirus, que afectaron a numerosas empresas, también perjudicaron a compañías privadas de la salud como clínicas, pero de ninguna manera justifican el proceder desgraciado, inmoral y delincuencial en muchos casos de los mercaderes de la medicina, a quienes obviamente sólo interesan sus ganancias, sin importar la complicada situación socioeconómica.
A continuación se cita en parte un texto que hace referencia al elevado costo de la medicina privada en México, igualmente válido para explicar los altos precios de la salud pagada en el resto del orbe:
"Nuestra capacidad de asombro es menor cuanto más expuestos estamos a las malas noticias. Pero recientemente un dato excedió mi umbral de sorpresa y preocupación: el índice de inflación médica privada, es decir, el incremento en el costo de hospitales, medicamentos, tratamientos y consultas.
Este año ese indicador cerrará con un alza de 17% y para el próximo, el pronóstico es de 16%. El primer dato proviene de Gabriela Ruiz, subdirectora de Beneficios en Mercer Marsh Beneficios México y el segundo lo mencionó Daniel Bandle, CEO de AXA México.
Los números en resumen reflejan mayores precios de los servicios de salud privada, lo cual impacta directamente a nuestros bolsillos, y más en un contexto de desempleo y más contagios. Para entender mejor el tamaño del problema hay que decir que el nivel de la inflación médica supera en más de cinco veces al nivel de la inflación general, que en noviembre fue de 3.3%, a tasa anual" https://elceo.com/opinion/y-quien-controla-los-precios-de-la-medicina-privada/
En el caso de Venezuela, por ejemplo, son aún más inmorales y delincuentes los mercaderes de la medicina, aprovechando en buena medida la crisis de gran magnitud que azota a la nación suramericana, gracias a la cual prácticamente no existe el sistema público de salud, salvo por la limitada atención a la infección por el coronavirus. Desde los dueños de clínicas y hospitales privados, hasta los administradores y médicos de estas instituciones (salvo excepciones), actúan sin escrúpulo alguno y estafan a los pacientes a más no poder. Evidentemente hay "justificaciones" por parte de esos individuos para actuar de tan sucia forma: la subida continua del dólar en comparación con el bolívar; la alta inflación; el pago de personal; la importación de insumos, reactivos, dispositivos y aparatos, y pare de contar. De manera que enfermar en Venezuela es bien lamentable si se es pobre, y los que tienen los recursos financieros suficientes para ser atendidos en clínicas, corren el riesgo de quedar arruinados, y para colmo seguir enfermos:
"Continúa el deterioro progresivo y sostenido de los hospitales en Venezuela, y las clínicas siguen siendo la alternativa para recibir una atención médica eficiente, siempre y cuando se tengan más de 40 dólares para consultas médicas, más de 1.000 por día para hospitalizaciones y más de 3.500 por un acto médico básico.
Con estos costos estimados, la atención médica privada se ha vuelto inaccesible para la gran mayoría de la gente en Venezuela. Esto es una de las consecuencias más terribles de la crisis macroeconómica del país y de otras tantas crisis que se solapan con ella, en particular la emergencia humanitaria compleja" https://www.cinco8.com/periodismo/por-que-son-tan-costosas-las-clinicas-en-venezuela/