Los últimos estudios realizados por encuestadoras reconocidas en el país, como Delphos, muestran que el 25,3% de las personas se identifican con el gobierno, con la oposición el 35,9 %, y con ninguna tendencia política el 38,8%; otras empresas, como Datincorp, destaca que el 51% se declara independiente de las organizaciones partidistas; mientras que Datanalisis señala, que el 45,8% confiaría en un cambio independiente; y unas de las últimas encuestas realizadas por Hinterlaser, reveló que el 46% no está con el gobierno ni con la oposición. Desde luego que estos datos revelan la trama política venezolana de los últimos 8 años, donde gobierno y la oposición hicieron lo apropiado para que los ciudadanos, altamente politizados en tiempos de Chávez, ahora desconfíen de sus voceros políticos y se despolitizaran a tal punto de llegar más o menos al 50% de la población votante. ¿Conveniencia para quién?
La verdad que en Venezuela, en los últimos 8 años ha aumentado la indiferencia, la apatía y el desprecio de los ciudadanos por la política; los políticos son percibidos por la población como incapaces, incompetentes, corruptos, ineficientes, mentirosos y demagogos; los ciudadanos venezolanos tienen una tendencia a marcar distancia de los partidos, y se incrementa la abstención electoral. Generalmente en sociedades despolitizadas no son los mejores quienes gobiernan. Sin duda que la despolitización social le conviene a alguien, sobre todo aquellos que no tienen capacidad de gobernar.
Por otra parte, hoy podemos decir que el dialogo entre los políticos representantes del gobierno y la oposición se ha convertido en una negociación, encontrándose las relaciones en fase de armisticio para acordar siguientes contubernios, donde un conclave, instalado en México, tomará decisiones que afectan la vida de todos los venezolanos. Al gobierno y a la oposición se les acabaron los cartuchos, y están buscando recargarlos. Por una parte, el gobierno solicita el levantamiento de las sanciones económicas y financieras, para seguir malversando los recursos, y la oposición, busca mayores oportunidades electorales (ventajas), para unirse a la burocracia, y secundar al gobierno nacional en la cleptocracia venezolana. Así, en México ambos negocian como seguir la componenda para el 2022, que seguro se pudiera extender hasta el 2024 (elecciones presidenciales). Mientras tanto, el pueblo expectante espera por el humo blanco.
Es una trama que pareciera no tener fin, atizada por factores externos e internos. Un conflicto prolongado entre gobierno y oposición, en rebatiña por el control político y económico de los recursos y activos de la nación.
Por ahora, y por un buen tiempo más, estaremos sometidos a estas intrigas entre políticos de un gobierno que claudicó al proyecto nacionalista, independentista y socialista del Comandante Hugo Chávez y, los políticos de una oposición que ha vendido la patria. Ojala en México se discutiera un proyecto político serio, de un país para todos, pero no, lamentablemente no es así. Gobierno y oposición son caimanes del mismo pozo, se pagan y se dan el vuelto. Así los ve la mayoría de la gente.
Aunque existen alternativas a estos políticos, no están visibles aún de manera consolidadas, ni en el corto, ni en el mediano plazo; un proyecto con ideas nuevas está por construirse, que aglutine a todas las fuerzas dispersas, y que cimienten una verdadera soberanía e independencia, para rescatar el nacionalismo para la buena gestión de nuestros propios recursos naturales y económicos. Por lo pronto, no queda más que seguir luchando y trazar estrategias que surjan soberanamente, no subordinadas. Estrategias económicas como los planteados por Pascualina Curcio https://www.aporrea.org/economia/a305275.html; concebidas para el presente y para el futuro; teniendo en cuenta, el mediano y corto plazo; no pueden circunscribirse a lo meramente coyuntural, inmediatista o convencional, dado que la crisis económica-social del país es de carácter estructural. Para que la estrategia pueda tener existo se requiere que la misma éste sustentada sobre bases firmes, en pleno conocimiento de la realidad nacional, que permita acometer las acciones apropiadas para la búsqueda del genuino desarrollo integral, orgánico, y sostenido en beneficio de la población.
"Para desarrollar y aplicar una auténtica estrategia económica viable, es de vital importancia develar los problemas estructurales que caracterizan nuestra economía. Estudiar, analizar e interpretar en su exacta dimensión los rasgos estructurales, como la heterogeneidad estructural, monopolización, dependencia, vulnerabilidad, desigual distribución de los ingresos, desequilibrios sectoriales y regionales, conjuntamente con el contexto internacional. Resulta indispensable para la aplicación de políticas cónsonas con esa realidad tan compleja y plena de adversidades entender que "el problema no es más Estado o menos Estado, si no mejor Estado, y el mercado no es fin en sí mismo, si no medio para obtener mejores metas sociales" Fuentes (1993), es de suma importancia, si es que de verdad se desean los cambios necesarios para impulsar el desarrollo. Saber cómo y para qué actuar, es fundamental. Sería un gravísimo error instrumentar, como realmente ocurre, una estrategia alejada de la realidad, ello puede conducir hacia resultados totalmente adversos a los objetivos prioritarios de una genuina estrategia económica, social y política, como lo es satisfacer las necesidades esenciales de la población" (Parra, 1999: 176-177).
*"…todo venezolano aspira a que el desarrollo material de la patria no llegue a desfigurar los valores que le dan fisonomía" Mario Briceño Iragorry*