Síndrome del Adequismo Atípico

El 13 de septiembre de 1941 irrumpe por primera vez la plaga de Acción Democrática en la escena política venezolana. Para entonces el país tenía las defensas bajas, la dictadura gomecista creó el campo de cultivo, impidiendo durante 40 años el funcionamiento de partidos y sindicatos profilácticos.

El agente adeco que infectaría a las masas transmite un morbo hegemónico que compartiría con el PRI mexicano, el APRA de Perú y, en una variante ligeramente distinta, el peronismo argentino.

Estos cultivos, populistas y sectarios, se convierten en plagas que acaparan el poder e impregnan el campo de la política con el germen de la demagogia.

El infausto 18 de octubre de 1945 el virus adeco, reforzado por el cólera del militarismo perezjimenista, liquidan al gobierno sano y demócrata de Medina Angarita mediante un golpe de Estado. Se instaura en el país una fiebre de intolerancia, persecuciones y represión de ideas políticas.

Curiosamente la plaga de las turbas guapas y apoyadas, ensañadas contra todos los opositores, es erradicada el 24 de octubre de 1948 ante la apatía po pular, sin huelgas ni brotes de protestas.

No obstante, el virus adeco permanecería latente, enquistado en el cuerpo social, esperando la oportunidad. La fiebre recurrente del adequismo reaparece en 1958, bajo la tutela de Rómulo Betancourt, ya curado del sarampión juvenil del izquierdismo y convertido en hincha de John F.

Kennedy. Luego el candidato de la CTV, Raúl Leoni, infecta al país con un virus reforzado por plaquetas sindicaleras.

Por breves instantes la nación se siente libre del estreptococo blanco cuando resulta desplazado por microbios verdes, supuestamente más benignos.

El virus de AD adopta entonces una apariencia menos agresiva conocida como el dengue conchupante.

Así, durante el quinquenio de Caldera el país se cala un cólico miserere, que cuando no mata, hiere.

Nuevamente regresa el dengue adeco en una variante agravada por la corrupción de los doce apóstoles y el entorno privado de CAP. La epidemia es seguida por un período benigno durante el régimen de Luis Herrera, para cederle paso al dengue hemorrá gico de Lusinchi que se agrava con la manía peculadora de Blanca Ibáñez. Finalmente la plaga se hace endémica cuando regresa la versión malversadora de CAP y la Matos. Venezuela no tiene suerte, cuando no está estítica tiene diarrea.

Por fortuna la epidemia es controlada gracias a la destitución de C. A. Pérez. Luego, durante la plaga de las chiripas, los zancudos patas blancas son prácticamente exterminados al desaparecer la versión alfarista.

Desde entonces el brote se controla mediante fumigaciones oficiales.

Por desgracia el virus, probablemente reforzado por gérmenes de laboratorios gringos, ahora intenta colarse de nuevo en Venezuela. Para ello adopta una forma en apariencia distinta, pero igualmente perniciosa. Se conoce como adequismo atípico, enquistado en la Coordinadora Democrática.

Los portadores son microbios del tipo Ledezma, Timoteo Zambrano, Liliana Hernández o Rafael Marín, que pretenden infectar a los ingenuos.

Es el síndrome adeco, o sea la misma plaga.

augusther@cantv.net



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Augusto Hernández


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