Por mi forma de rigurosa de concebir la administración pública y conociendo nuestra clientelar y ligera forma cultural de movernos en medio de ella aprovechando cualquier desbarajuste tropical para armar un bochinche; soy poco dado a que el Estado termine usando intermediarios en tareas que considero son estratégicamente su responsabilidad, entre ellas la seguridad agroalimentaria y la salud (medicamentos, insumos, fármacos, entre otros), lamentablemente nuestro arraigado modelo rentista no da para eso y es allí donde trato de entender la participación de Alex Saab en medio del bloqueo y como terminó jugándosela como empresario, para prestar servicios a una Nación amenazada y acosada de sufrir en cualquier momento un castigo ejemplar directo por parte del poder imperial.
Alex Saab sabía los riesgos y viendo una oportunidad de hacer mucho dinero, seguro usando algunos contactos, tráfico de influencias, coimas por corrupción y hasta surtiendo insumos de baja calidad como lo alertamos muchas veces en los productos del CLAP; decidió invertir en tan arriesgada empresa enfrentando al poder más criminal y peligroso del mundo, quien finalmente lo cercó y terminó capturándolo. A pesar de mis diferencias claramente expresadas, ni por un momento dejo de señalar las criminales sanciones y todas aquellas medidas extraterritoriales que los gringos se abrogan para finalmente justificar la captura de este empresario colombo-venezolano y a quien nuestro gobierno le ha dado el rango de diplomático de nuestra república; luego de todo este tiempo en prisión, aislamiento, tortura y privaciones elementales de todo tipo, no me queda más que sumar mi voz por su liberación, más allá de mis críticas y observaciones.
Los gringos, medios de comunicación y sus cipayos en general han hecho de todo por desmoralizar y ganarse al hombre que atacaría la revolución bolivariana; hasta ahora ha demostrado carácter y dignidad resistiendo, ha logrado nuestro respeto; a estas alturas recurrir a una enferma como Carla Angola para acusarlo de agente de la DEA y creerlo a la primera, no sería más que una muestra de lo mal que estaríamos y de nuestro odio solapado contra la revolución bolivariana y su liderazgo.
Falta mucho más que una nueva campaña para estigmatizar a Alex Saab y debilitar la solidaridad internacional que ha logrado acumular, el imperio nunca descansa; nosotros a veces nos echamos nuestras buenas escapadas a la playa, ya viene carnaval….