Rafael Ramírez

Rafael Ramírez es la opción más viable para ganar la presidencia de la República en esta rojiza oscuridad de lo político.

Su opción permite no rendirse. Porque es la opción capaz de acabar con este no querer vivir con la seguridad de una inacabable esclavitud, que nadie desea.

Desde hace tiempo se abrió un abismo entre el votante y el gobierno de turno, esa es la realidad electoral de hoy día.

Lo que fue una triunfal carrera de votaciones llegó a un final ignominioso, sin ninguna solución posible a los problemas actuales. El abandono pasivo y servil de las capacidades políticas es lo que campea por sus fueros.

Todas las imágenes están falseadas, todas las palabras torcidas, todas las fuentes agotadas. Ya no hay fe, no queda nada. No quedan más que escombros políticos.

Un votante engañado y sin destino. Una empresa de hostilidad es lo que se ha instaurado. Todo convertido en polvo y reducido a cenizas.

Si el saqueo a la Nación hubiese durado unas semanas, o un mes, o un par de meses. La cosa hubiera sido considerada como un hecho fatal, propio de las circunstancias y al cabo de cierto tiempo hubiera sido hasta olvidado.

Pero no.

El saqueo ha sido sistemático y organizado. El latrocinio extendido hasta llevarse las ilusiones de uso diario. La puesta en circulación de una moneda sin valor adquisitivo, la caja sin fondo de unos enemigos que solo son fantasmas. Todo esto es una lección inolvidable.

En un tiempo los votantes estuvieron bien dispuestos y fueron luego despojados de toda buena disposición.

Hoy día, todos opinan por igual que esto es algo insostenible y que hace tiempo caducó. No gracias, dicen hoy los votantes cuando se les habla del actual gobierno. Esos votantes consideran al gobierno como algo obsoleto y pasado de tiempo, algo vencido. Es la representación de lo que se quiere olvidar.

Lo que se plantea es la cuestión de la verdad y la mentira política. Y esa cuestión debe ser resuelta. No le pueden seguir sacando el cuerpo a esa realidad.

Los figurones políticos pueden ser sustituidos o, en tal caso, agrupados de otra manera. Nada cambiaría para ellos, pues solo son muñecos de paja. El actual gobierno no representa nada auténtico: ni la realidad del país, ni las aspiraciones ni las necesidades de los votantes.

La vida republicana ha dejado de existir. El gobierno es una hoja seca caída al suelo. En esta derruida República, la razón y la esperanza continúan despiertas. Aunque parezca mentira.

No se puede seguir alimentando ilusiones maltrechas.

No hay crecimiento industrial, eso es una realidad. Ni una posible mejora social. Solo hay una fuerza destructora.

De lo que se trata en la actualidad es de conseguir el pan nuestro de cada día, que cada día es más difícil. Solo eso hay, un más allá aparentemente no.

Lo que se desea es que ese pan de cada día pueda ser comido en paz y en libertad. Es la aspiración del votante.

El hoy es un punto político neurálgico, en el que se cifran las esperanzas de los votantes que han decidido no ser esclavos. Éstos han sufrido hambre y penurias por los efectos perversos de la sin razón gubernamental.

Pero han resistido. Y o han defendido su dignidad de ciudadanos y su libertad personal.

Esos son los sentimientos que se manifiestan.

¿Quién los puede capitalizar y conducir?

El votante no puede ser una humanidad sin destino, necesita ser conducido. Pues se encuentran sin nadie que los dirija y se dispersan en un hacer cotidiano, que no responde a ninguna propuesta plenamente organizada.

La expectativa viable es la opción Ramírez.

Quien tiene la capacidad y posibilidad de ofrecer una propuesta adecuada para el momento difícil que se vive.

Cuando la ética y la técnica se estructuran puede comenzar una nueva época. La nueva época tiene que basarse en una mejora sustancial al plantearse un camino distinto.

De este sistema cerrado de gobierno en el que hasta el más encumbrado personaje continúa siendo un paria, en el que impera la más mezquina servidumbre, en el que el mantenimiento del hambre es uno de los principios sociales y la primera razón de Estado. No es posible la Nación.

Lo que les queda es un manoseado dogma, que es inservible porque nunca tuvo contenido. Lo único que preocupa a estos es conservar su poder. Lo demás no tiene ninguna importancia para ellos.

Toda una política equivocada. Ya es demasiado tarde o siempre lo fue.

Por eso la opción Ramírez es la más factible para hacer un gobierno viable.

Una transición hacia la apertura política, la continuidad de la República, hacia el trabajo y un nuevo bienestar individual y social. Una vuelta real hacia un país productivo.

Que es lo que todo votante desea.



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Obed Delfín


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