Los rigores faltantes de la otra campaña

Decíamos en el escrito anterior que efectivamente la otra campaña era una campaña necesaria, porque es necesaria una campaña centrada en la protesta y la movilización popular. Muchos han desdeñado de esta posibilidad criticando algunos de los personajes que la conforman, o su contenido mismo, algunos con cierta razón ya que se trata de una campaña ausente del principio organizativo que la definiría orgánicamente y de un claro aporte programático. La campaña se basa fundamentalmente en un rechazo tanto al chavismo oficialista como a los polos opositores, rechazo que debe transformarse en lucha masiva contra la entrega del país, comenzando por la entrega de la misma constitución y el poder popular constituyente que la configura. Lucha necesarísima pero no suficiente a estas alturas, ya que estamos frente a la necesidad de encontrar las alternativas igualmente necesarias.


La alternativa tiene que ver directamente con la posibilidad de rescatar cuatro cosas particularmente importantes. Primero es la productividad de país, luego tenemos el rescate del estado y sus instituciones, en tercer lugar tenemos el rescatar el valor del trabajo, y en cuarto lugar tenemos el rescate de la propia soberanía que pasa por el rescate de la misma constitución. Esta ultima supone salir del escondido globalismo imperial que entre otras imposiciones supone el monetarismo sobre el cual se escuda el gobierno.

Cuando hablamos de productividad no es necesario recalcarlo pero al perder cerca del 80% de la capacidad productiva del país y unos 600 mil millones de dólares escapados de esta tierra que vienen siendo la reserva genérica para el desarrollo de las inversiones públicas y privadas con las cuales podemos contar, obviamente estamos hablando de un proceso que tardará años en regresar a los niveles básicos del desarrollo, por ello es tan fundamental comenzar lo mas pronto y sacarnos de encima la política monetarista y en otras palabras salvajemente neoliberal que nos impone el globalismo asumido enteramente por el gobierno. Productividad supone tecnología y conocimiento, es decir educación dirigida a la expasión múltiple del conocimiento, rompiendo las cadenas de la interminable fragmentación del mismo. Esa opción irá produciendo la tecnología necesaria, el reemplazo paulatino de las importaciones tanto técnicas como naturales que bien podemos obtener de esta tierra tan rica. Surgirá con fuerza la necesidad y posibilidad de una patria soberana hoy prácticamente acabada. La soberanía energética, alimentaria y hasta tecnológica sin apuros pero sin pausa poco a poco se irá convirtiendo en una realidad.

Obviamente esto no se dará de gratis. Bajo el actual gobierno constituido por mafias organizadas es un imposible de plano. Con quienes toman el papel de opositores, en cualquiera de sus versiones radicales o abyectos al gobierno, posiblemente peores. Se necesita la implosión de aquel tercero en estos momentos excluido y sobre ese tercero o tercera, la otra campaña tiene que aferrarse. Un miembro de ella misma Maria Alejandra Diaz, se coloca en el mejor lugar de esa posibilidad, porque es precisamente quien ha demostrado con la constitución en la mano como se ha producido este salvajismo en este país y como se ha quebrado toda la institucionalidad del estado, siendo su raíz política personal el proyecto original de la revolución bolivariana. La cualidad orgánica que logre obtener esta otra campaña por supuesto que nos preocupa porque se trata de un paso fundamental a la hora de hablar de fuerza popular con capacidad de derrocar a gobierno y opositores. Por ello en este caso no estamos hablando de nuevos caudillos ni mucho menos se trata de fuerzas colectivas y organizadas, única forma de acometer el objetivo planteado. Programáticamente sucede lo mismo, ya hablamos de productividad, pero se produce que ¿ . Las necesidades colectivas tienen que ir al frente, empezando por alimentos y medicina, para luego pasar a las necesidades tecnológicas y el desarrollo del subsuelo. Empieza así a aclararse el principio de soberanía y la ruptura con el monstruo de la globalización. La soberanía es la capacidad que tenga un pueblo por lograr su autodeterminación que sea el mandatario de su propio destino, y esto no alude solamente al marco de la soberanía territorial, la soberanía muestra la independencia plena que esta en capacidad un pueblo de darse a sí mismo. La soberanía muestra igualmente la soberanía del trabajo. La capacidad que se tenga como agentes de trabajo de su propia autivaloración, es la justicia autovarativa donde es el trabajo el que se impone sobre su propio patrón.

Todos estos elementos que hemos resaltado son anuestro punto de vista los rigores faltantes a esta otra campaña que co ienza y empieza a absorber la voluntad revolucionaria y de cambio que se riega por el país. Unirse a ella es unirse a lo mas franco y guerrero que se exparse entre nosotr@s.



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Roland Denis

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

 jansamcar@gmail.com

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