Soy un empedernido amante del cine, como tal una de las experiencias desagradables que me toca vivir en oportunidades, para buena suerte no son muchas, es tropezarme como espectador con una mala película repetida, con personajes idénticos, escenas similares y un lenguaje semejante, quizás hasta peor debido a la chabacanería del lenguaje. Es lo vivido el domingo del simulacro, poco antes de irme a cumplir con mi compromiso con un país ávido de consolidar la democracia y la paz a partir de un sistema electoral ejemplo en el mundo. Me entero a través de una joven periodista que el candidato Edmundo González llama a no participar en el simulacro. Como no soy entendido en temas electorales, no termino de entender por qué el aspirante opositor presume que le harán trampa en el simulacro, pero va a ir al proceso electoral real. ¿Será que los tramposos no llegan a la final?
Casi de inmediato entra a mi WhatsApp un video de una situación presentada, creo que en Táchira. En primera plana aparece un sujeto entre un pequeño grupo de personas. El tipo grita a la Guardia Nacional una serie de improperios, donde «maldito» y repetidas mentadas de madre suenan a piropo si se compara con el resto de insultos. . Un grupo de manifestantes, calificados como «Libertadores», llega a golpear a un agente del orden. Todo bajo una consigna que se escucha desde el año 2001 como un ritornelo inútil: «Va a caer, este gobierno va a caer».
Este acto agresivo, mala película repetida por enésima vez nos muestra el bajo talento de quienes llevan más de 25 años repitiendo lo mismo.
