A Fernando Aznares,
compañero de camino, hasta que éste se bifurco.
Nacemos y nos cortan el cordón umbilical.
Nos destierran y nadie nos corta la memoria…
Juan Gelman(1)
Una sección de opinión dedicada al exilio (2). Demás está decir que ésta es una temática que ha cobrado un interés especial en la cotidianidad política venezolana de los últimos tiempos, agudizada por la caracterización actual de nuestra realidad político-social.
El factor que ha provocado poner en marcha este proyecto, que venía rumiando desde hace un tiempo, fue un mensaje que me escribiera un amigo lector, donde encontré dos frases cuya significación trascendía nuestro intercambio. Refería nuestro amigo lector que la prensa española había tratado ampliamente la noticia de la llegada de Edmundo González a España. De allí las frases: Una, "…golpe a la esperanza de la gente que vio que era posible un cambio". Otra, ¡Siempre los tenemos presentes…el corazón sigue allí!
La primera tiene que ver con la cotidianidad de la política, vista desde los sectores venezolanos segregados socialmente, en cuya historia la esperanza es un atributo de su condición de clase, una especie de impronta vital, que políticamente puede definirse como una modalidad de exilio.
La segunda expresa el vínculo que permanece, a pesar de las vicisitudes de la vida por donde la transitamos; es decir", la dialéctica vital que se establece entre "los que se fueron y los que se quedaron". Es el hecho de la pluralidad manifiesta en la Condición Humana.
Estos comentarios, pues, nos llevaron a decidir escribir una columna de opinión, cuyo horizonte vital lo representan más de ocho millones de venezolanos (como mi amigo lector) que están esparcidos por todo el mundo; además de aquellos otros que por temor y necesidades se incorporan al destino de la diáspora.
¡Siempre los tenemos presentes… el corazón sigue allí! Mas que una frase es un hecho que permanece en el sentir de todo migrante, expatriado o exilado. Brota en situaciones límites, donde la nostalgia y el desarraigo se hacen evidentes, donde se pone de manifiesto una especie de vacío existencial.
Esta es una temática obligada para todos, además de los que se marcharon, para aquellos que vivimos en un país que nos segrega a una condición de exilados. Como se sabe, el exilio tiene carácter, tanto externo como interno; ambas situaciones atentan al hecho de la condición humana. Es decir, existe una especie de dialéctica del Ser entre la dinámica vital de aquel que sale y del que se queda en el país, cuya contenido reclama ser develado.
En la historia de los pueblos los hechos políticos se repiten; solo cambia el contexto donde se producen, de allí la complejidad de su lectura o interpretación. Nuestro tiempo corresponde al de la pos-verdad; dicho en otros términos, la verdad hoy se configura, se manifiesta, se erige y a partir de las grandes corporaciones trasnacionales de la información en tanto que expresión del poder y los intereses del gran capital.
Para el lector común es complejo y difícil dilucidar la verdad, ya que la data procesada y transmitida por los medios no tiene como objetivo informar, sino al contrario, alinear al lector en una perspectiva ideológica, política, de subordinación al poder. Esta centralidad que se manifiesta en el ejerció del poder, característica de los regímenes autoritarios, utilizan la propaganda y el adoctrinamiento de la masa como recurso para mantener el poder, como ha sido ampliamente analizada por los especialistas (Arendt 1951).
Para el ciudadano común poseer una opinión política, más allá de la reacción inmediata, se ha tornado un proceso complejo. Dado que no hay prensa que suministre información en un sentido estricto, obliga entonces a un proceso que, además de la decodificación de la noticia requiere, al mismo tiempo, la desideologización de la realidad por el contexto desde donde se nos da.
Alcanzar la condición de ciudadanía en este contexto tan complejo, no es tarea fácil. Frente al dominio tecnológico y científico podemos, en tanto que defensa de nuestra condición humana, recurrir al recurso del Sentido Común. Éste es una forma de conocimiento válido, que dado nuestro contexto cobra importancia significativa como mecanismo de defensa frente a la avasalladora tecnología. Un tema que retoman filósofos y especialistas.
Además consideremos, que todo análisis político local está determinado por el marco general configurado por la coyuntura internacional actual. La hegemonía y el dominio del poder Internacional requieren de los recursos naturales y materiales del resto de países. No existe conflicto político, grande o pequeño, local o regional que no esté determinado por la relación de fuerzas de los centros de poder en la confrontación por el reparto del mundo.
Esta es, pues, el contexto donde se configura un nuevo paisaje del escenario internacional que debe tomar en cuenta todo análisis y la reflexión en torno a nuestra actual realidad local o cotidiana.
Desde esta perspectiva aspiramos contribuir al dialogo que exige cotidianidad y que haremos desde la Crónica del exilio.
(1) Juan Gelman (1930 Argentina- 2014 México) Poeta Argentino-mexicano. Escritor, periodista. militante de las organizaciones político-militares FARC y Montoneros. Exilado durante la dictadura militar de 1976. Fue premio Miguel de Cervantes de Literatura.
(2) Para lectores interesados en la temática literaria pueden visitar el Blog América en su historia, su literatura y su filosofía en la siguiente dirección: https://americaseryliteratura.blogspot.com/