¿Qué es la verdad?

En un mundo donde cada mirada revela una historia distinta, nos encontramos atrapados en un caleidoscopio de percepciones. Cada uno de nosotros, arquitectos de nuestras propias realidades, construimos imágenes mentales moldeadas por el intrincado tejido de nuestras neuronas, que a su vez, danzan al ritmo de nuestras emociones y sentimientos.

Desde la cuna de nuestras costumbres, tradiciones e historias, surge una duda persistente: ¿qué tan veraces son las narrativas que nos han contado? Incluso los textos sagrados, como las múltiples versiones de la Biblia, no escapan a este cuestionamiento. Imaginemos por un momento que la humanidad acepta la coexistencia con la vida extraterrestre. ¿Dónde quedarían entonces nuestros dogmas y creencias? Si todos llevamos una voz interior, una conexión con el infinito, ¿por qué no abrazar la eternidad que reside en nuestros corazones? La muerte, vista por muchos como un castigo, podría ser, en realidad, una bendición disfrazada.

En el ámbito de las relaciones humanas, el trabajo se presenta como una evolución de la esclavitud, mientras que el patriarcado se erige como la imposición de los débiles sobre los fuertes, de la ignorancia sobre la sabiduría. En nuestra infancia, la inocencia nos envuelve con su halo, permitiéndonos valorar la presencia de un ser querido por encima de cualquier juguete.

Los hombres, atrapados en las garras del patriarcado, a menudo relegan a las mujeres a roles domésticos y reproductivos, mientras disfrutan de privilegios que no logran satisfacer a ninguna. En su prisión hogareña, la mujer, dedicada al arduo trabajo de sostener la imagen familiar, sacrifica sus deseos y emociones. Este deseo reprimido, lejos de ser controlado, se torna indomable y tangible. Una mujer puede compartir su intimidad con un hombre mientras su mente vaga hacia otro. No es el fin del mundo; es la naturaleza de lo reprimido buscar su expresión.

Así como el trabajo es la evolución de la esclavitud, el matrimonio puede convertirse en un negocio donde los intereses no son recíprocos. En la era de la singularidad, la ciencia y la tecnología se entrelazan con la farándula, legitimando relaciones del mismo sexo y produciendo androides que prometen satisfacer egos masculinos y femeninos. Sin embargo, perdemos de vista que esto atenta contra la pareja, el matrimonio y la familia, evitando la reproducción de futuras generaciones.

Si no tomamos el control, seremos controlados. Esta es la tarea en la búsqueda de la verdad.

Edwin Martinez Espinoza.

@edwinviene



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Edwin Martinez Espinoza

Secretario General PPT Cabimas, Zulia.

 edwinmartinezespinoza@gmail.com      @edwinviene

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