La revolución no es un juego de ambiciones personales

La Revolución Bolivariana es un proceso colectivo, basado en la voluntad del pueblo y en el legado del Comandante Hugo Chávez. Como ha señalado Diosdado Cabello, este proceso no puede convertirse en un medio para alimentar egos personales o ambiciones individuales. La Revolución exige disciplina, compromiso y entrega total a la causa común. Un verdadero revolucionario no busca cargos por conveniencia propia, sino que asume las tareas que la Revolución le asigne en función del bienestar colectivo.

La lealtad es un principio fundamental en este proceso. No se trata solo de apoyar al pueblo, sino también de respetar el liderazgo del presidente Nicolás Maduro y el camino trazado por la Revolución. Aquellos que intentan dividir el movimiento, promoviendo sus propias aspiraciones personales o socavando a sus compañeros, están traicionando los valores de la lucha revolucionaria. La historia ha demostrado que el oportunismo es siempre derrotado por la fuerza del pueblo organizado.

El proceso Bolivariano se basa en la soberanía del pueblo y la participación democrática. En este contexto, no hay espacio para líderes autoproclamados ni para quienes buscan imponer su voluntad por encima del mandato popular. La Revolución no acepta imponer liderazgos individuales sobre los compañeros revolucionarios. El único protagonista legítimo de la Revolución es el pueblo organizado, que decide su destino a través de la acción colectiva.

Por eso, el llamado es claro: la Revolución necesita unidad, disciplina y compromiso real con el pueblo. No se trata de luchas internas por cargos o reconocimientos personales, sino de consolidar un modelo que garantice la soberanía nacional y el bienestar de todos. Cualquier intento de fragmentar el movimiento será enfrentado con determinación, porque la Revolución no puede ser debilitada por ambiciones personales.

La Revolución no pertenece a pequeños grupos ni a individuos con ansias de poder, que busquen auto denominarse imprescindibles como si fuesen "el papá de los helados" o pretendan crearse dioses de la charreteras. Su conducción y defensa corresponden a la voluntad del pueblo, que ha demostrado su fortaleza en cada batalla histórica. Que nadie se confunda: el único mandato válido es el del pueblo. Quienes intenten desviar el rumbo de la Revolución para beneficio propio serán superados por la misma fuerza colectiva que ha mantenido en pie este proceso histórico.

Carlos Gutiérrez

 

 

 

 



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Carlos Gutiérrez


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