Por años, la oposición venezolana ha vendido la falsa imagen de ser defensora de la "libertad" y los derechos humanos; pero hoy, ante el sufrimiento de nuestros compatriotas en el extranjero, su verdadera cara ha quedado al descubierto. María Machado y Edmundo González han pasado de ser meros títeres del imperialismo a cómplices directos de una política migratoria atroz, apoyando la persecución y el secuestro de nuestros hermanos venezolanos en Estados Unidos, quienes están siendo deportados sin el debido proceso a una cárcel en El Salvador, bajo el régimen represivo y dictatorial de Nayib Bukele.
Estos venezolanos, que emigraron no por voluntad propia, sino como consecuencia de las criminales sanciones, medidas coercitivas y unilateral impuestas contra el pueblo venezolano a petición de la misma oposición, hoy son víctimas de una maquinaria de terror: son detenidos sin derecho a un abogado, aislados en condiciones inhumanas, sometidos a tratos crueles y degradantes e incomunicados de sus familiares. El gobierno de El Salvador, lejos de ser un refugio, se ha convertido en un nuevo campo de concentración nazi para nuestros compatriotas, reviviendo las peores prácticas de regímenes fascistas del pasado.
Y en este escenario de horror, ¿Qué hacen los dirigentes de la oposición venezolana? Lejos de alzar la voz en defensa de su propio pueblo, aplauden estas deportaciones. Machado y González han dado su respaldo a la política migratoria de Donald Trump y Bukele, demostrando su total desprecio por los derechos humanos y su sed de venganza contra los venezolanos que, en ejercicio de su soberanía, eligieron seguir apostando por la Revolución Bolivariana el pasado 28 de julio.
El apoyo de este par de facistas no es una simple postura política; es un ajuste de cuentas, una revancha vil contra aquellos que no se dejaron engañar por su discurso de odio y entreguismo. Machado y su séquito han decidido castigar al pueblo venezolano por no haberlos elegido, dándoles la espalda en el momento en que más necesitan solidaridad y protección. Es la traición definitiva, el último clavo en el ataúd de su ya desacreditado liderazgo.
No les bastó con apoyar las sanciones que causaron dolor y forzaron a miles de venezolanos a abandonar su tierra. Ahora, también celebran su persecución y encarcelamiento. ¡No tienen vergüenza ni honor! Pero el pueblo venezolano, dentro y fuera de nuestras fronteras, jamás se arrodillará ante los vendepatria ni ante el imperialismo.
Mientras la derecha venezolana se regodea en su rencor, la Revolución Bolivariana reafirma su compromiso con la dignidad y la soberanía de su pueblo. La historia no olvidará a quienes traicionaron a su Patria, ni tampoco a quienes, con valentía, siguen defendiendo la justicia y los derechos de todos los venezolanos, sin distinción.
¡Venezuela no se rinde, y su pueblo jamás será pisoteado por los traidores y los opresores!
CARLOS GUTIÉRREZ
Abogado y analista político internacional
Machado and González: The miserable revenge against the venezuelans who did not elect them
For years, the Venezuelan opposition has sold the false image of being defenders of "freedom" and human rights. But today, in the face of the suffering of our compatriots abroad, their true face has been exposed. María Machado and Edmundo González have gone from being mere puppets of imperialism to direct accomplices of an atrocious immigration policy, supporting the persecution and abduction of our Venezuelan brothers and sisters in the United States. These individuals are being deported without due process to a prison in El Salvador, under the repressive and dictatorial regime of Nayib Bukele.
These Venezuelans did not leave their country by choice but as a consequence of the criminal sanctions, coercive measures, and unilateral actions imposed against the Venezuelan people at the request of the very same opposition. Today, they are victims of a machinery of terror: they are detained without the right to legal representation, isolated in inhumane conditions, subjected to cruel and degrading treatment, and cut off from their families. The government of El Salvador, far from being a refuge, has become a new Nazi concentration camp for our compatriots, reviving the worst practices of past fascist regimes.
And in this horrifying scenario, what are the leaders of the Venezuelan opposition doing? Instead of raising their voices in defense of their own people, they applaud these deportations. Machado and González have endorsed the immigration policies of Donald Trump and Bukele, demonstrating their complete disregard for human rights and their thirst for revenge against the Venezuelans who, in the exercise of their sovereignty, chose to continue supporting the Bolivarian Revolution on July 28.
The support of these two fascists is not merely a political stance; it is a vendetta, a vile retaliation against those who refused to be deceived by their discourse of hatred and submission. Machado and her entourage have decided to punish the Venezuelan people for not electing them, turning their backs on them in their time of greatest need for solidarity and protection. This is the ultimate betrayal, the final nail in the coffin of their already discredited leadership.
It was not enough for them to support the sanctions that caused suffering and forced thousands of Venezuelans to leave their homeland. Now, they also celebrate their persecution and imprisonment. They have neither shame nor honor! But the Venezuelan people, both inside and outside our borders, will never kneel before traitors or imperialism.
While the Venezuelan right revels in its resentment, the Bolivarian Revolution reaffirms its commitment to the dignity and sovereignty of its people. History will not forget those who betrayed their homeland, nor those who, with courage, continue to defend justice and the rights of all Venezuelans, without distinction.
Venezuela does not surrender, and its people will never be trampled by traitors and oppressors!
CARLOS GUTIÉRREZ
Lawyer and International Political Analyst
