El Estado equivocado

Estamos muy lejos de China. Ella como nación, con una cultura de organización, conocimientos y disciplinas, desarrollada orgánicamente por bastante más de los 2.500 años transcurridos desde la época de los Reinos Combatientes; les ha permitido adquirir primerísima posición en el orden mundial. Los gobernantes chinos, empeñados en esa tarea, no han descuidado, por el contrario, parece estar lográndolo, el estado de bienestar para todo su pueblo. Si su conversión a gran potencia mundial ha resultado más prioritaria que el cielo socialista, ahora pareciera ser una inutilidad discutirlo. El socialismo con "las peculiaridades chinas" es un conjunto de propósitos que forman parte de esos miles de años. Y eso pesa mucho.

Venezuela no por copiar el modelo chino, va a lograr lo mismo. Los 2.500 años, de rígida disciplina en la conducción -yo lo llamo tutelaje- de una gigantesca población como la china, han conformado una identidad cultural que, en nada se parece a los 500 años de historia tutelada que hemos tenido. Esos cinco centenarios han constituido, a diferencia de la domeñada historia china, una historia que, no por insurgente, deja de estar asociada al "eso es lo que tenemos". Y ni siquiera ahora, luego de 26 años de "socialismo" podemos hablar de avances que le otorgue sustento, coherencia y además irreversibilidad a tal insurgencia.

No se trata de incapacidades originarias, se trata de la permanente ausencia de perseverancia y rigor en la actuación oficial a lo largo de esta historia. Y, sobre todo, se trata de no entender que, a diferencia de China, no tiene ningún sentido aspirar a ser una potencia, con participación destacada en el concierto político mundial. Por el contrario, además de soberana, debemos ser una nación pacífica, solidaria y culta, en la que sus ciudadanos conformen un modo de producción colectivo que les permitan vivir -sin bonos del Estado ni dependencia extranjera- en un modesto bienestar. Es decir, una nación comunista de verdad, como no ha habido otra. Nuestro gobierno parece no entender esto y se empeña, no en el desarrollo comunal, sino en priorizar acuerdos con el empresariado y fomentar asociaciones industriales capitalistas, que es como pretender nadar con tiburones.



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José Manuel Rodríguez


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