Por primera vez en el país se va a realizar la Copa América, después de 90 años el evento deportivo de mayor jerarquía y más antiguo del continente. A mi modo de ver, dicho acontecimiento representa después de los Juegos Panamericanos el de mayor envergadura que se haya efectuado en nuestra patria. Por supuesto, todos apostamos al éxito de este magno acontecimiento. Sin embargo, es necesario hacernos algunas reflexiones y preguntas sobre lo que significa el deporte para la sociedad moderna.
La relevancia que las sociedades dan al deporte, tiene mucho que ver con los objetivos y beneficios que se desprenden de una adecuada planificación y ejecución social de estas actividades, las cuales se pueden resumir en los siguientes puntos: a- el deporte como medio de perfeccionamiento personal, como parte de la educación para la práctica vital del hombre; b- el deporte como área de amplias relaciones, de competencia y cooperación, puede servir como instrumento de cohesión e identificación social. Es un hecho bien fundamentado que gracias al deporte se produce una identificación del individuo con determinadas representaciones colectivas. Con el Club a cuyos colores se entrega su afición o con el equipo nacional que representa a toda la sociedad; c-funciones de saneamiento y recreación del deporte para la organización de un sano tiempo libre y descanso; d- atrayentes cualidades estéticas y comerciales del espectáculo deportivo; e-constituye un buen barómetro donde se señala el estado de las tensiones sociales y políticas y a la vez es un factor importante en el estímulo y la solución de dichas tensiones. Estas y otras atrayentes cualidades hicieron que el deporte fuera considerado por la ONU, como el fenómeno socio-cultural más importante del siglo XX. Asimismo, otros estudiosos se refieren al deporte como uno de los descubrimientos mayores de los tiempos modernos.
Sin embargo la presencia, el desarrollo y arraigo del deporte; se ha presentado en forma acelerada y plantea numerosos problemas para la sociedad, entre los cuales se pueden mencionar aquellas que están condicionadas por el propio sistema capitalista de consumo, especialmente cuando se han descubierto sus enormes posibilidades comerciales. Es así como nos encontramos con algunos aspectos negativos del deporte, a saber: a- políticos: chauvinismo, manipulación ideológica, institucionalización estricta por entes con intereses, transmisión de valores implícitos de carácter ideológicos, influencia de los medios de comunicación de masas, boicot, entre otros; b-económicos: mercantilismo, trabajo (perdida del carácter lúdico),dinero, fichajes y contrataciones, mercancía, sanciones, compra y chantaje de atletas y árbitros; c- éticos: violencia, trampa, doping, alienación, juego sucio, sanciones, cosificación de la persona, embrutecimiento; d-humano: exclusivismo, pasión, estimulación artificial, frustración, deshumanización , sufrimiento, dolor, modelos de conducta negativa; e- deportivo: superespecialización, jerarquización, robotización, práctica de alto riesgo, perdida de carácter lúdico, reglamentación estricta, etc.; f-salud: abuso exagerado del cuerpo, lesiones fármacos, abuso de stress (físico-mental), excesiva agresividad, pasión y violencia, entre otros.
El deporte se ha abandonado a una nueva ley de la selva, en donde la violencia, las trampas, la politiquería, el excesivo profesionalismo, el mercantilismo, el nacionalismo y el doping lo están terminando de acabar. Su futuro es confuso, inseguro o fortuito. Cada vez son más los que se preguntan por el porvenir de éste y hasta dónde pueden llegar los excesos comerciales y espectaculares de la actividad deportiva de élite y, por cuánto tiempo podremos seguir practicando este tipo de deporte. Cegarse ante esta realidad no es el objetivo, como tampoco lo es que sea desvirtuada la esencia del deporte que tiene como norma fundamental los valores humanistas y el ideal olímpico. En ese sentido, la UNESCO mantiene que el deporte de competición, incluso en sus manifestaciones espectaculares, debe seguir estando según el ideal olímpico, al servicio del deporte educativo, del que es continuación y ha de permanecer al margen de toda influencia de intereses comerciales fundados en la búsqueda de beneficios.
Ahora bien, cuál es el juego limpio que debe estar alrededor de la Copa América? Al respecto, es preciso señalar que el gobierno ha invertido sumas millonarias para la construcción y remodelación de grandes estadios, que no tienen nada que envidiarle a las majestuosas instalaciones europeas. Pero, en función de la transparencia debemos hacernos algunas interrogantes: ¿Cuál fue el presupuesto inicial y el final?; ¿Hubo sobreprecios en las construcciones?; ¿Cuáles fueron las empresas constructoras?; ¿Quiénes comercializaron el evento?; ¿A cuánto ascendieron las ganancias?; ¿Cuándo será la auditoria y quienes la harán?; ¿Quiénes van auditar a la Federación de Fútbol Venezolana y al Comité Olímpico Venezolano?; ¿Estos entes privados abrirán sus libros al SENIAT? Estas y otras preguntas deberán ser respondidas por el Comité Organizador de la Copa al soberano, porque queremos que todo sea transparente y el juego limpio se imponga.
Ahora bien, ¿qué papel juega la política en la Copa América?, es indudable que estos juegos representan una cuestión de Estado por los beneficios políticos, económicos, sociales, turísticos, empleos e infraestructuras que dejaran al país y, en función de ello, todos los entes del gobierno y el pueblo apuestan al éxito de los mismos. Hay que recordar que la copa será trasmitida para 196 países y con una audiencia de más de 1.000.000.000 de espectadores, es decir, los ojos del mundo estarán puestos en Venezuela. No obstante, algunos sectores de la oposición sectaria, con sus medios de comunicación invocan y convocan a manifestar de diferentes formas su descontento con el gobierno, aprovechando este magno evento y apostando al fracaso de la copa. Es así como a través de Internet y otros medios llaman al sabotaje, al caos y la anarquía en los estadios y hoteles donde se concentrarán los deportistas de los países visitantes; dejando de lado el hecho de que la Vinotinto, nuestra selección, no se identifica con ningún sector partidista, como bien lo señala Augusto Hernández, “nuestro equipo es un icono que ha permanecido incontaminado, despertando entusiasmo o apoyo entre hinchas del gobierno y de la oposición”. Dejemos atrás la politiquería, nadie debe apostar al fracaso de la Copa América, juguemos limpio con nuestra patria Venezuela.
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