“El arte puede ser el gran aliado de la revolución
en la medida que sea fiel a sí mismo”
León Trostky, 1938
A propósito de la participación del arte y la cultura como importantes manifestaciones de nuestros creadores venezolanos en la Copa América 2007,
es de hacer resaltar la encomiable e inédita labor desplegada por la numerosa y activa comunidad de artistas zulianos, quienes junto a la alcaldía del municipio Maracaibo, en trabajo coordinado de largos meses, lograron tomar artísticamente el majestuoso estadio José Encarnación “Pachencho” Romero, enclavado en el corazón del Complejo Deportivo Parque del Sol de la ciudad de Maracaibo.
“El pachecho”, como se le conoce popularmente entre los marabinos, es otra de las nueve sedes remodeladas y ampliadas por el gobierno nacional para el magno evento deportivo continental. Por segunda oportunidad, luego de la experiencia de los Centroamericanos y del Caribe en 1998, la petrolera capital del estado Zulia, demuestra la importancia que tienen las expresiones artísticas en tales eventos deportivos, en donde propios y extraños disfruten de las creaciones y visiones de nuestros artistas plásticos.
Tales aseveraciones quedaron confirmadas ante los televidentes el pasado domingo, gracias al programa de televisión “Ángulos” del sacerdote Ocando Yamarte, de cómo la antigua pista de ciclismo del popular “pachecho” fue intervenida en su totalidad por una gran cantidad de artistas marabinos y de colegas provenientes de diferentes regiones del país. Sin duda, una gran lección para quienes todavía piensan que el regionalismo en “la tierra del sol amada” tiene vedada la participación popular.
A diferencia del caso zuliano, en nuestra cultural y estudiantil ciudad de Mérida, los artistas locales continuamos trabajando sin la esperanza que en otras regiones nuestros colegas han conquistado. Se hace necesario en nuestro entorno que el artista, los artesanos y creadores populares, entiendan que la organización popular si es necesaria en la construcción de un nuevo modelo de vida. Es cierto que no podemos esperar milagros de funcionarios que no conocen a profundidad el trabajo creativo de los artistas, pero tampoco es menos cierto que la falta de organización entre los artistas permite, en ocasiones, la manipulación de recursos financieros sin el debido control social, del cual hoy como ciudadanos de la Republica Bolivariana de Venezuela, tenemos derecho en ejercer.
Con esta debida participación social podremos a corto plazo, conquistar nuestro derecho como exponentes del arte contemporáneo venezolano, algunos hasta con proyección internacional.
En nuestro ámbito de trabajo, la Fundación para el Desarrollo Cultural del estado Mérida (Fundacem), realizó una “Convocatoria para la realización de Murales viales” lo que al principio se presentó como un ambicioso proyecto, en el cual las creaciones artísticas se proyectarían en los espacios deportivos donde se desarrollará la Copa América. Quedamos decepcionados de cómo un evento que pudo haber logrado una gran significación para la creación de un nuevo patrimonio cultural en la ciudad, se redujo a la simple instalación de unos “grandes cuadros” con aires típicos, realizados sobre inmensas laminas de material tipo poly-film adosado o pegado a las losas que soportan al nuevo distribuidor vial en la entrada sur de la ciudad, precisamente en el sector denominado “la cuesta del ciego”. En realidad no se cuestiona tal o cual selección, pues por costumbre quien firma una inscripción de un concurso se somete al veredicto de un jurado con nombres y apellidos, actos que en algunas partes se realizan públicamente.
Pero resulta contradictorio que en el marco de un proceso revolucionario, el cual se autodenomina “socialista”, en el que las manifestaciones artísticas, en especial el arte de calle, como los murales y las esculturas, deberían interactuar con el espectador, en espacios dispuestos para tal fin, por el contrario, las pocas obras seleccionadas, quedaron dispuestas en una vía de alta circulación en donde la visual de las mismas es parcialmente reducida. Lo cual impide que el público pueda hacerse una idea clara de lo que se intentó realizar y no se pudo alcanzar.
Es cierto que existen otras experiencias similares, pero hay que estar claro que poseen una mayor profundidad y selección artística, como los monumentales murales del Chicano Park, en San Diego, California, pero este, a diferencia de lo que decimos de Mérida, se trata de un parque artístico construido en la parte inferior de un inmenso distribuidor vial. Por cierto, este parque de murales, auspiciado por la comunidad de artistas chicanos, está dedicado a los grandes acontecimientos de la historia contemporánea y revolucionaria de los pueblos de las Américas.
Pero si se hubiese considerado la gran oportunidad del evento futbolístico americano, el cual atraerá a una gran cantidad de turistas y fanáticos de todos los confines del continente y más allá, quienes deberán transitar por el nuevo Complejo Deportivo Cinco Águilas Blancas, sede del estadio Metropolitano de Mérida, los espectadores se hubiesen topado con el más grande y moderno parque de esculturas y murales artísticos de la ciudad.
Para nadie es un secreto, que luego de los tres juegos pautados en el moderno estadio de Zumba, el Complejo Deportivo que le sirve de sede, se convertirá en un nuevo espacio para la recreación y el esparcimiento dominical del agobiado habitante de “la Ciudad de los Caballeros”.
Ojalá, señor Presidente, la revolución bolivariana le tendiera una mano firme y solidaria de una vez por todas a los grandes exponentes de las artes y la cultura en el estado Mérida. Todos ellos son nuestros compatriotas, los cuales también tienen derechos. Es oportuno recordar ese slogan que a alguien se le ocurrió en tiempos de divisiones, “Venezuela ahora es de todos”.
*Artista Plástico
ivandarioh@yahho.com
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