Venezuela en dos visiones

Desde la victoria electoral del proceso revolucionario en 1998, la
derecha trató primero de comprar al líder, luego a través de sus
infiltrados logró mantener ciertos privilegios intactos durante el
proceso constituyente de 1999. Ya con nueva constitución, la
aprobación de las Leyes habilitantes desencadenó toda la furia
reaccionaria para liquidar al proceso antes de que se arraigara en el
poder (estar en el gobierno NO ES LO MISMO que tener el poder).
Desde ese momento la maquinaria mediática que suplantó al liderazgo de
la oposición real se encargó de construir un nuevo modelo de conducta
para la porción de ciudadanía que no simpatizaba con el proceso... y
ese modelaje tuvo como objetivo central hacer de estos honestos (y
algunos no tan honestos) ciudadanos de oposición, iguales a sus
compatriotas en la otra trinchera ideológica, unos asesinos
embrutecidos por el odio y la paranoia, dispuestos a linchar chavistas
bajo el pretexto de la libertad, la democracia y, cuando menos, del
miedo a la imagen satánica construida sobre el andamiaje de la figura
de los círculos bolivarianos.

Bobos mayúsculos los que se dejaron arrastrar a semejante histeria
colectiva... pero más bobo aún (y se lo perdono por novato y poco
malicioso) el gobierno, que se dejó atrapar por la retórica del odio y
del ojo por ojo mediático; claro, no tenía la maldad y el cinismo que
se maduran con años de políticas de exclusión y superioridad de una
clase sobre otra, y, más importante, tenía una muy pobre experiencia
comunicacional y una débil y tímida capacidad de "mercadear" los
valores positivos del proceso revolucionario.

El golpe del 11 de abril 2002 y el paro petrolero en diciembre de ese
año demostraron el triunfo de la maquinaria mediática. Nuestros
vecinos, nuestros viejos amigos, nuestros familiares, nuestros
compatriotas se convirtieron en fieras salvajes, empezaron a matarnos
en la calle, en los campos, trataron de matarnos a todos de hambre con
un paro suicida, destrozaron la economía del país, trataron de montar
un referéndum fraudulento sin avergonzarse por las planas y otras
trampitas que los bancos facilitaron... pero ya los revolucionarios
habíamos aprendido la lección: sabíamos que esa gente estaba en una
suerte de trance hipnótico y que no eran dueños de sus actos. Habían
entregado involuntariamente sus almas al diablo de los medios,
hablaban palabras que no eran de ellos, actuaban "en nombre de"....
pero no por ellos.

Fue el momento en que se tomó el control de PDVSA, de donde desertaron
algunos de los tecnócratas criminales que habían tratado de sacar a
Chávez estrangulando la economía del país y asesinando a los
ciudadanos que se vieron forzados a manipular combustibles de manera
inapropiada, mientras otros criminales aterrorizaban a los
comerciantes que trataban de mitigar la hambruna de los colectivos a
los que usualmente servían.

Cuando se realizó el proceso referendario para confirmar o revocar al
presidente Chávez todos estos eventos ya habían ocurrido. La
"cristalización", la toma de posición o el endurecimiento de esa
posición ante la evidente realidad de las acciones delictivas
dirigidas a sacar a Chávez de la presidencia POR CUALQUIER MEDIO
dividieron al país en dos percepciones excluyentes: por un lado una
mayoría abrumadora de venezolanos que se sintieron más unidos que
nunca en el sentimiento de soberanía y en el proyecto de reconquista
de la dignidad encarnada en las ideas de Simón Bolívar y en contra de
la intervención extranjera imperialista; en el otro quedaron aquellos
que habían intentado asesinarnos repetidamente, los excluyentes,
aquellos que no parpadearían si los chavistas fuésemos vaporizados por
una bomba de neutrones de tanto asco que nos tienen gracias a los
omnipresentes mensajes del Satanás mediático.
Como se había pronosticado, ganamos en esa y en todas las
convocatorias electorales posteriores.

Se habla de purgas en el aparato administrativo del estado, de que se
limita el acceso a puestos de dirección o estratégicos a quienes
firmaron solicitando la revocatoria del mandato presidencial en el
2004. ¿A quién en su sano juicio se le ocurriría manifestar
públicamente haber estado de acuerdo con la matanza impune de
venezolanos? ¿A quién en su sano juicio se le ocurriría darle armas y
poder a asesinos potenciales para que saboteen el proceso
revolucionario, o a personas que apoyan una visión política excluyente
y entreguista divorciada de los anhelos de soberanía nacional?
Esa es la visión que el chavismo tiene de la oposición. Allá se habla
de violaciones de derechos humanos y económicos: acá vemos como se
construye artificialmente una inflación por el sencillo método de
subir pasito a pasito los precios en un ambiente de prosperidad
económica gracias a los precios del petróleo, y esperamos con
paciencia que las políticas de impulso a la producción agropecuaria
nos liberen de las roscas de ganaderos y latifundistas y especialmente
de sus sicarios, que no son sólo los que asesinan a nuestros
dirigentes campesinos sino que incluyen a los intermediarios y
mayoristas que determinaban y aún determinan qué habrá en nuestras
mesas y a qué precio. Allá se dice que regalamos dinero al exterior;
aquí nos preparamos para concretar el sueño de una Latinoamérica unida
en solidaridad, dignidad y autosuficiencia soberana.
En esta etapa la oposición sólo se limita a satanizar le reforma
constitucional.

También vemos como buscan liderazgos (¿o titerazgos?) para concentrar
simpatías (pobre Yon… ), tratando de eludir lo único que podría
empezar a romper las barreras de la intolerancia mutua: una grande y
sincera manifestación de contricción, un "MEA CULPA" colectivizado
reconociendo los errores cometidos en el desespero mediáticamente
inducido de eliminar a Chávez y a nosotros los chavistas de la faz de
esta tierra que nos vió nacer.

Por eso vemos a algun@s articulistas de oposición que escriben, desde
acá o desde afuera, defendiendo posiciones que podrían quizás ser
buenas o bien intencionadas, pero que por sólo venir de ese lado no
serán escuchadas con seriedad. Ell@s perdieron la credibilidad y
nosotr@s la confianza en ell@s.

Un país, dos visiones. Y un solo futuro común posible: aquel donde
todos quepamos... pero nos toca dar también los pasos para entendernos
con nuestr@s compatriotas de oposición y hacerles ver la trampa
mediática en la que están metid@s sin dejarnos acorralar por la
intolerancia del discurso beligerante.

¡Patria, Socialismo o muerte! ¡VENCEREMOS!

(*)Ing.

muninifranco@gmail.com


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