La política exterior del actual gobierno venezolano, ha ampliado los frentes
geoestratégicos tradicionales. A América Latina y el Caribe (privilegiadas
constitucionalmente), Estados Unidos y Europa, se suman el Asia Pacífico con
China, Rusia, África y Medio Oriente.
Es una estrategia que políticamente puede denominarse de “Pluralidad”, por
el amplio abanico de sistemas de gobierno y de tendencias ideológicas y
religiosas que abarca. Así las relaciones internacionales se enmarcan en los
principios de la igualdad sin retórica, de la no ingerencia en asuntos
internos y la autodeterminación de los pueblos. Igual el Presidente de
Venezuela visita a un reino árabe que a uno europeo, a un país socialista
que a uno capitalista, a una nación cristiana que una budista.
Económicamente, esta estrategia puede llamarse como de “Multipolaridad”,
porque aspira ampliar las relaciones de cooperación comercial y financiera
del país a fin de superar la dependencia económica del país hacia Estados
Unidos. Cada frente geoestratégico es reconocido como un socio real o
potencial con el cual pueden estrecharse vínculos comerciales, financieros,
tecnológicos y culturales. Tan importante es norte de América como China, la
Unión Europea como Japón, España como Cuba, Colombia como Brasil, Australia
como Asia y África, México como Trinidad y Tobago.
La dinámica ha estado centrada en la diplomacia presidencial, es decir, al
más alto nivel, como acostumbran hoy los mandatarios del mundo, favorecidos
por la instantaneidad comunicacional y el avance de la aviación. Bien
sabemos que la visita de un Presidente a otro país tiene un mensaje
simbólico público y notorio de “queremos buenas relaciones”. El principal
instrumento de negociación ha sido el petróleo, por lo cual fue prioritario
el relanzamiento de la OPEP como principal mecanismo regulador de los
precios petrolero, los cuales subieron de 9 dólares en 1998, a una franja de
20 a 30 dólares en la actualidad.
El petróleo, también ha sido expresión de solidaridad para con los países
menos aventajado de América Latina y el Caribe favorecidos con ventas a
créditos mediante los Acuerdos energéticos de San José, Caracas y Cuba.
Tampoco han privado aquí las consideraciones políticas ni siquiera las
conductas ambiguas de ciertos gobiernos centroamericanos y del Caribe. Y
puede convertirse en una ventaja competitiva de la región si continua
materializándose Petroamérica o Petrosur.
Las continuas visitas presidenciales y su discurso contra el neoliberalismo,
por la paz y a favor de la pobreza lo catapultaron como líder mundial al
relanzar las relaciones Sur – Sur. Así instituciones como el Grupo de los 77
el Grupo de los 15, Grupo de Río y Grupo de los no Alineados, ha vuelto a
activarse. Como lo ha expresado el Presidente Chávez: ya no está solo en esa
predica. Presidentes como Lula (Brasil), Kichner (Argentina) y Duarte
(Paraguay) en sus discursos de toma de posesión condenaron las prácticas
neoliberales del Consenso de Washington y dejaron claro que “otro modo es
posible”.
Los logros de esa política exterior se vieron expresados en el rechazo
unánime de de esos grupos y países al golpe de estado de abril de 2002. Tan
contundentes fueron sus condenas que revirtieron las oscuras tramas que
pretendían darse en el seno de la OEA cuando pretendió desconocer al
embajador de Venezuela ante ese organismo.
El sensible tema de la integración, que involucra la Comunidad Andina de
Naciones (CAN), MERCOSUR ha sido tratado con energía, poniendo énfasis en la
necesidad de una integración con voluntad política que incluya proyectos
prácticos como vialidad, energía, educación y no solamente una mera
enumeración de tasas arancelarias. Ya está en el ambiente que estos
mecanismos (CAN-MERCOSUR) tienen obligatoriamente que estrechar sus caminos.
Por otra parte, de manera coherente, el ALCA ha sido cuestionado como un
proyecto excluyente que en poco o nada beneficiaría a las débiles economías
latinoamericanas. Hasta las condicionadas repúblicas de Centroamérica, ayer
tan sumisas a las iniciativas de Estados Unidos, ya ponen reparos a ALCA.
Entre paréntesis, el Presidente de Venezuela, ha dado un mensaje nítido al
gobierno de Bush: Venezuela es un país tan igual a ustedes. Libre e
independiente como reza el artículo 1 de la constitución venezolana.
Por otra parte, en este último año, se ha fortalecido el intercambio con
Suramérica, en el entendido de que la anhelada integración
económica-política, proyectada por Simón Bolívar y los Libertadores, tiene
sus mayores fortalezas en el subcontinente. Con los nuevos liderazgos de
Lula en Brasil y Kichner en Argentina, esa aspiración se hace aún más viable
y la convierten en la verdadera alternativa latinoamericana. Sabemos, por
las continuas manifestaciones populares, que en un tiempo más corto de lo
esperado los gobiernos de Chile, Bolivia, Perú, Uruguay Ecuador y Colombia
aceptarán el mandato de sus pueblos para sumarse a la búsqueda de un
verdadero desarrollo equitativo y competitivo.
Esa es la tónica de la política exterior del gobierno de Hugo Chávez, cuyo
discurso y praxis empieza a asimilarse con fuerza en los pueblos del Sur.
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Agosto de 2003