Las huellas de La Gaitana[1]
DIOS ESTÁ EN EL DETALLE
Es una pequeña y grande anécdota la que mejor le permitirá a la juventud conocer el talante humanista que caracterizó a Salvador Allende. Contarla es mi pequeño homenaje a los 30 años de su sacrificio, al cual estuvo siempre dispuesto a llegar para enseñarnos, con su ejemplo, a ser consecuentes con nuestras ideas hasta la muerte.
Hasta el día mismo del golpe yo fui su colaboradora en ODEPLAN, la oficina de planeación de la Presidencia de la República. Pero también fui su alumna de ajedrez. Una de las noches en que estábamos jugando, llegaron hasta su casa todos los jefes de las fuerzas armadas de Chile. Se reunieron con el presidente en su biblioteca, mientras en una habitación contigua yo esperaba ansiosa ver entrar a Allende para calibrar su expresión y medir qué podía traer a las nueve de la noche, hasta su propia casa, a aquellos generales.
Cuando Allende regresó me dijo: Este caucho no estira más. El golpe será para muy pronto. ¿Es un solo general quien cataliza a los demás, o son todos a la vez?, le pregunté. Uno solo, me respondió, pero no mencionó quién. Y si ese general desaparece ¿qué pasaría?, seguí preguntando. Que se pospondría el golpe, me respondió y, sonriendo, con cara de escepticismo añadió o no habría golpe&. Si tu quieres, yo lo mato, le contesté enseguida, ante lo cual Allende se descompuso. No te alteres le comenté yo sé que moriré en este operativo, ante lo cual Allende me respondió: No es eso lo que me altera, es que si tu lo matas ¿qué nos diferenciaría de ellos?.
GLORIA GAITÁN
Caracas, septiembre 11 de 2003
[1] Heroína indígena precolombina