Patria, Socialismo o ...

Tengo años tratando de desacelerar a los aceleraditos, pidiéndoles de buenas, y de malas maneras, que se comporten, porque quienes están en el gobierno no son enemigos. Es mas, es tan sencillo como tomarles la palabra. ¿Quieren comunas? ¿Hacemos comunas? ¿Quieren poder para el pueblo? ¡Ejerzámoslo! ¿Quieren contraloría social? ¡Ejerzámosla! Pero… con precisión quirúrgica. Tratar al gobierno y las instituciones de enemigos -andar con el piloto en automático del bakuninismo- es (¿era?) un acto suicida. Yo le doy al Estado el papel que le toca en la transición hacia el comunismo y confío en que mis compañeros de esperanza sabrán comportarse cuando se le asignen responsabilidades.

Pasa que hasta el 2 de Diciembre pensaba así. Pero cuando me consigo con que la gente que debería estar mas clara, la gente con responsabilidad de gobierno a todo nivel, ex-vicepresidentes y adláteres, la gente que tiene mas de 5 dedos de frente, y no por calvos -que así cualquiera-, se ponen a escribir WEBONADAS y a esquivar los bojotes, a recrear escenarios de conciliación con el fascismo light or heavy, a pedalear para atrás, cuando la gente que debería estar clara le da mas valor a la cursilería clase media -la que nos dejó con los crespos hechos en el referendo- que a la teoría revolucionaria, y a la radicalización necesaria del proceso, lo mas que puedo es advertirles sobre el trapiche de la Historia.

Trapiche que lo mas que podemos hacer es desacelerarlo, como he intentado hacer con gente tan valiosa como Roland Denis y muchos otros trabajadores de base -estos si son valiosos, estos si hacen la diferencia, a estos hay que cuidarlos y darles oportunidades de "ventilar sus frustraciones"-, pero nunca podremos detenerlos. No porque lo diga Marx, o porque los dogmáticos seamos "deterministas", lo menos que podría hacer alguien con más de 40 años es confesar que se ha vivido y que ha aprendido de lo vivido.

Alguna vez dije, Chávez debería saber -con pelos y señales- en el berenjenal que se estaba metiendo cuando despertó al dragón, para ponerlo en términos napoleónicos. Quizás Chávez lo sepa pero los que lo acompañan, o dicen acompañarlo, se les oye tararear y silbar la cancioncita de Sandro: "al final la vida sigue igual". El comunismo no los esta matando, a todas luces lo están usufructuando. Exhalan el tufo de todo lo que he combatido desde que tenía 14 años. Esa es su elección, y de las masas "frustradas" también es elección pasarles por encima, John Negroponte y derecha conciliadora, mediante.

A ocho mil millas de distancia oigo el arpa del Indio Figueredo. Esta afinado las cuerdas.

Viene joropo, que algo queda...


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Manuel Brito


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