El próximo 22 de abril es el día mundial de la tierra. Esta celebración coincide con un momento en que nuestro planeta está seriamente amenazado por la acción de los seres humanos. De tal manera que la capacidad productiva del planeta, es decir, su capacidad para generar oxigeno, agua potable, tierras fértiles, bosques, selvas y todas las bendiciones que la naturaleza nos ha prodigado sin esperar nada a cambio, se ve severamente limitada. Mientras tanto, continúa la desaparición o reducción de lagos, ríos, bosques, especies animales y vegetales; los casquetes polares y las glaciares se están derritiendo; las corrientes marinas están siendo modificadas, la disponibilidad de agua para los seres humanos está disminuyendo y tiende a agotarse; vivimos escasez de alimentos a nivel mundial; continúa sin frenos reales la emisión de gases invernadero; el desierto crece; el modelo de consumo, de producción, de generación de desechos (que supone la explotación y agotamiento de la naturaleza), continúa indetenible alterando seriamente los equilibrios del ecosistema planetario; la industria bélica y la industria aeroespacial están contaminando el espacio exterior, en fin, un gran desorden reina alterando y destruyendo los equilibrios que durante milenios fueron siendo creados para que toda la vida, animal, vegetal, mineral, humana, pudiera existir progresando, floreciendo y construyendo un paraíso en la tierra donde los seres humanos pudiesen existir con armonía y prosperidad.
Pero no solo crece el desierto natural, sino que el egoísmo, el individualismo, la competencia como guerra de todos contra todos; la voracidad por tener, que se sobrepone al ser, han ido secando el alma humana, generando una sociedad dominada por la violencia, las guerras, la pobreza (material y espiritual), la injusticia, la explotación de los seres humanos y de la naturaleza; la destrucción de la convivencialidad y el predominio de la inseguridad; la sed de ganancias económicas y financieras, que se sobrepone al amor altruista, al amor al prójimo, al amor al planeta y a todas las especies que lo habitan.
Es decir, en lugar de un paraíso hemos construido un infierno dominado por los señores de la guerra, por la sed de riqueza material, el odio, el rencor.
Por supuesto que los líderes mundiales son responsables de esta situación. Pero debemos revisar la responsabilidad que cada uno tiene en este proceso, pues si no la asumimos con verdadera autocrítica, estaremos siempre acusando a los otros, creyendo que si esos otros cambian o son sustituidos, todo cambiará. Pero si nosotros no cambiamos, si no cambian nuestros valores, nuestra actitud ante la vida, ante el planeta, ante los otros seres humanos, ante la sequía de nuestra alma, lo que criticamos se reestablecerá en peores circunstancias y no hay tiempo para eso.
La rectificación debe ser inmediata, si no vamos cambiando, nada cambiará. Ese cambio comienza en nuestra casa, en el trabajo, en el aula de clase, en fin, en todas partes.
Debemos acordar un programa de actividades y tareas para discutirlo e irlo implementando desde ahora, todos los días y proclamarlo unidos, por todo el país y si es posible por toda América Latina, por el mundo, con motivo del día mundial de la tierra.
En nuestra UCV, además de otras iniciativas, podemos orientar las actividades de servicio comunitario en un programa muy diverso, que incluya actividades que se realizarían con la comunidad universitaria y con comunidades de Caracas o de otros lugares del país. Jornadas de cuidado del ambiente, de contribución a la formación de organizaciones comunitarias orientadas al reciclaje como actividad ciudadana, ecológica, económica y de cuidado del ambiente; al uso de otras formas de energía como la biodigestión y la energía solar; a la organización de huertos familiares y comunales para cultivar plantas alimenticias y medicinales; a la construcción de viviendas con sistemas alternativos; al desarrollo de jardines comunitarios y familiares para embellecer la ciudad y producir oxígeno; al desarrollo de proyectos comunitarios de seguridad ciudadana y protección de la vida personal y familiar; a programas de prevención y cuidado en el área de la salud; asesoría de los concejos comunales en áreas como: formulación de proyectos, formulación, control y ejecución presupuestaria; banca comunal y administración financiera; resolución de conflictos, organización y desarrollo de reuniones; un programa para una ciudad “verde”: limpia, donde se cubran los muros de contención que hay en las autopistas y en otros lugares con malanga, hiedra u otras especies; sin huecos, con respeto a las normas ciudadanas, sin problemas de tránsito vehicular y de las personas, sin crímenes, atracos, hurtos; donde se pueda cultivar en las terrazas o construir “sobretechos” vegetales para mitigar el calentamiento de las viviendas y tener más oxígeno; un programa para que las comunidades sean garantes del cumplimiento de las ordenanzas municipales y las leyes de la república; para que las asambleas de ciudadanos surjan, se regularicen y vayan asumiendo el gobierno comunal. En fin, un programa que lo podemos denominar “Para vivir otra ciudad”.
Es grande el potencial del servicio comunitario y de la metodología de aprendizaje servicio. Pongámoslo en práctica para salvar el planeta, para garantizar el futuro de las nuevas generaciones, para dejar un planeta mejor que el que recibimos y tener una mejor Venezuela.
Un programa como este va a impactar a nuestra Universidad y va a provocar procesos de transformación que puedan sacudir la modorra burocrática que la domina y la insensibilidad social que la ha penetrado. Un programa como este puede extenderse hacia todas las instituciones de educación superior.
Este es un año electoral en donde están en juego los gobiernos regionales y locales, precisamente, los que más deben comprometerse con iniciativas como las anteriores. Entonces, desde ya vamos a comenzar a incidir, no sólo sobre los programas, sino sobre las ejecutorias inmediatas, pues podremos medir a quiénes están dispuestos a comprometerse con una gestión ecológica, de fortalecimiento del gobierno de las comunidades, de solución de los problemas de la vida cotidiana, de la inseguridad, de la salud, de la pobreza, de la basura, de la contaminación, etc., a través de la gestión que están realizando hoy, pues todas las corrientes políticas venezolanas son gobierno en algunas de estas instancias. Entonces, lo que van a realizar mañana, lo podemos medir por lo que estén haciendo ahora por la defensa del planeta.
También es un reto para los empresarios privados. Pues podemos observar quiénes de verdad se van a comprometer contra la especulación, contra la corrupción (pues donde hay un funcionario público corrupto, generalmente por detrás está un empresario que se beneficia), con programas de seguridad social, de salud, de educación, de viviendas dignas y baratas; que estén dispuestos a pagar salarios justos y respetar los derechos laborales. Entonces, podremos observar que tan cierta es la responsabilidad social empresarial.
También se ponen a prueba los medios de comunicación ¿Van a abrir espacio para estas iniciativas? ¿Van a enfrentar el calentamiento global, el cambio climático y contribuir a salvar el planeta? ¿O van a solidarizarse con las transnacionales que contaminan, producen alimentos transgénicos, lucran con la destrucción del planeta? ¿O van a seguir transmitiendo sólo propaganda política en función de determinados intereses que no siempre son los del país? ¿O van seguir trasmitiendo programas que envenenan a niños y jóvenes?
También nos pondremos a prueba profesores y estudiantes ¿Cuál es de verdad nuestro compromiso con el país, con la democracia, con la libertad, con los derechos de la mayoría de pobres y más débiles? ¿Con la ecología, con la defensa de los equilibrios ecosistémicos? ¿Con la investigación y la enseñanza sobre estos tópicos?
Hay programas específicos a ser desarrollados en la UCV que tienen que ver con los valores, con el cuidado del patrimonio artístico, con la protección de las zonas verdes, con la limpieza, la seguridad, el mantenimiento… Hay una situación muy sensible con respecto a los árboles pues todos están muy enfermos. Venimos desarrollando desde hace casi dos años programas de cuidado del ambiente de la UCV y más recientemente, un programa para asignar padrinos y madrinas a los árboles, programa que pensamos hacer extensivo a todos los lugares importantes
También la sinceridad de todos los creyentes ¿A cuál Dios adoramos? ¿Al Dios del Dinero? ¿O al Dios del amor altruista, del amor al prójimo, a la naturaleza, al planeta?
Al desear un año nuevo muy creador, muy gratificante para todos los seres humanos, para todas las plantas, para todos los animales, para todas las montañas, los ríos, los lagos, los mares, los glaciares, en fin, para toda la vida. para el planeta, para nuestra galaxia, para el universo, esperamos poder unirnos en iniciativas específicas, que honren a toda la especie humana y a nosotros como comunidad universitaria.
Deseamos emprender un diálogo sobre estos planteamientos y generar iniciativas diversas, como diversa es nuestra comunidad universitaria y los problemas que nos están afectando.
Cátedra sobre Desarrollo Humano Hernán Méndez Castellano
julio.escalona@gmail.com