¿Qué da más arrechera?

Homenaje: Un clavel rojo para Rosa Luxemburgo y una rosa para Buenaventura Durruti.

En medio de toda esta tormenta que hemos dado en llamar proceso revolucionario bolivariano pasar arrecheras no viene como kit opcional. Pasar arrecheras viene como elemento básico, como elemento necesario, como el alfa romeo y el omega quartz de algunos "revolucionarios".

Y no son de gratis las arrecheras. Se paga por ellas. Ya lo dije vienen incorporadas, no son opcionales, son parte del precio que se paga por acercarse a un proceso que, seguramente nos va a conducir a una Revolución, Marx y Bakunin mediante.

Pero hay arrecheras de arrecheras. Tener que calarse a la clase media jugando a la revolución (con minúscula) via pentium y desde sus casas y apartamentos rodeados de inconstitucionales alcabalas, con sus escuelas privadas y sus clínicas privadas de juramentos hipocráticos, con sus histerias y sus cursilerías, con sus ridiculeces, sus xenofobias, sus homofobias, su presteza para el chisme, y el melodrama, es -si te pones a ver una miniarrechera cuando la comparas a la gran arrechera.

¿Y que es la gran arrechera? Pues nada, ver como los revolucionarios fogueados, con herramientas de análisis dialéctico, con cacumen para leer el aire, para olfatear el ambiente, con intuición, con sexto sentido, se ponen a webonear en medio de una guerra. Hace poco Alan Woods en un análisis a vuelo de pájaro comparó -sin querer queriendo- dos situaciones de peligro para el movimiento popular:

La España de 1936 cuando los trotskistas que nunca han leido a Trotsky, y si lo leyeron no lo entendieron. Dice Woods: "Las personas pueden cambiar. Ted Grant siempre ponía el ejemplo de Largo Caballero en la revolución española de los años treinta, en muchos sentidos era un reformista de izquierdas honesto que intentaba moverse hacia el marxismo. Ted insistía en que si los trotskistas españoles se hubieran comportado correctamente es probable que le hubiesen ganado. Pero se comportaron como sectarios ultraizquierdas irresponsables. Se negaron a entrar en las Juventudes Socialistas españolas cuando éstas les invitaron a hacerlo, dejando así esta organización de masas en manos de los estalinistas. Esa fue la razón principal de la derrota de la revolución española. Trotsky calificó este comportamiento de traición, y tenían razón. Como resultado rompió relaciones con Andreu Nin. ¿Qué decir sobre la conducta de Orlando Chirino y los ultraizquierdistas venezolanos?

Sapo, pared, etc, etc..., que algo queda...

manuel.brito@gmail.com


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Manuel Brito


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