Esta reflexión,
se propuso hacer salir a la luz la razón de la institución deportiva,
es decir, el conjunto de las fuerzas sociales, económicas, políticas
e ideológicas que están inmersas en ella, la atraviesan y le dan su
dimensión histórica. Se han silenciado otros puntos, pues solo se
pretendía hacer una primera aproximación. Considero que este fenómeno
deportivo va tener un papel político e ideológico sumamente importante
en la construcción del socialismo y el hombre nuevo, es por eso que
es un deber como militante marxista, criticar su actual estructura,
su dirigencia y la política que siguen implementando. El deporte como
forma de dominación y represión debe desaparecer de la nueva sociedad
humanista que se está construyendo.
Aunque es importante
reconocer los esfuerzos que se han realizado en el área deportiva nacional,
no se trata únicamente de aumentar significativamente el presupuesto,
construir más infraestructura, incrementar los resultados deportivos
en competencias internacionales ni propiciar el crecimiento y desarrollo
de la estructura deportiva (lo que al final se traduce en más burocracia).
Así, a pesar de todos los recursos (humanos, económicos y de tiempo)
que se han destinado para tal fin, estos solo han estado dirigidos a
nutrir la superestructura “revolucionaria” que sostiene la estructura
del deporte nacional capitalista que, con sus evidentes consecuencias,
que se pone de manifiesto en la confiscación, degradación, depravación
y deshumanización de fenómeno deportivo y sus protagonistas.
Esta tendencia,
liderada por la remozada oligarquía deportiva, somete a los actores
de la estructura deportiva a intereses ideológicos y políticos contrarios
al socialismo, pues al final, lo que se aprecia es la reproducción
(consciente o producto de la alienación) de los antivalores de clase
que constituyen el credo de las sociedades capitalistas. En definitiva
la institución deportiva ha entrado en crisis, así como todas sus
instituciones burguesas: las federaciones, el Comité Olímpico Venezolano
(COV), los diferentes organismos del Estado vinculados con el deporte
(el Ministerio y el IND), así como los clubes y las asociaciones, todo
el aparato deportivo capitalista ha entrado en crisis, pues ya no responden
a las necesidades y aspiraciones de las comunidades deportivas del país.
Ahora bien,
valdría la pena preguntarse ¿estamos preparados para romper con ese
paradigma de dominación y explotación capitalista impuesto en nuestra
institución deportiva? y ¿estamos dispuestos a crear una nueva organización,
sólida e independiente, con decisiones que respondan al interés nacional?
Considero que las respuestas serán negativas ya que con la estructura
existente, la metamorfosis del IND a COV o viceversa y su dirección
actual, todos los intentos de transformación se esfuman sin dejar buenos
frutos. Todos los ensayos hasta ahora han quedado en políticas gatopardianas,
lo que hace inviable cualquier otra alternativa. Estamos entre la espada
y la pared, o corremos o nos encaramamos. Es hora de balances, de rectificar
cuentas, de investigar los pequeños y grandes escándalos, de revelaciones
y de graves preocupaciones. El malestar y el descontento de todos los
actores así lo exigen, es urgente “la ruptura del consenso deportivo”.
No podemos quedarnos mudos.
A este escenario
deportivo se le suma un nuevo ingrediente, las pretensiones de la transnacional
deportiva más poderosa del mundo el COI y su representante en Venezuela,
es decir, el Comité Olímpico Venezolano, la de usurpar las funciones
del Estado, creando un IND paralelo que maneje (su dinero) y comercialice
a los atletas, así como la firma de convenios con otros países, orientados
a afianzar aún más esta iniciativa mercantilista que tiene pretensiones
de convertirse en política gubernamental. Las funciones tanto del IND
(ente público representante del Estado venezolano) como del COV (institución
privada que promueve los intereses de organizaciones trasnacionales),
están bien delimitadas en leyes y reglamentos y las instituciones venezolanas
están en la obligación de velar por su cumplimiento. Por ello, el
Estado no puede delegar sus responsabilidades en ningún ente privado
(ni nacional, ni mucho menos extranjero), pues equivaldría prácticamente
a privatizar el deporte, cerrar el paso a la trasformación deportiva
y renunciar a la utilización del deporte como aparato ideológico-formativo
del Estado, para la consolidación del modelo de país que se desea
lograr.
Como militantes comprometidos, hemos de aceptar el futuro de esfuerzo, creación y trabajo, alejados de los alienados vende-patria y de la apatía traidora. Tal es el camino para dar a las nuevas generaciones un legado deportivo solidario, consciente, verdaderamente humano y realmente libre. Ante nosotros se blande la espada de la sociedad capitalista, representada por sus organismos y valores, tras nosotros se levanta la pared de un pasado de abandono y explotación al que no queremos ni podemos volver. Necesario es luchar, imperativo es vencer. ¡Venceremos!
PATRIA, SOCIALISMO
O MUERTE… ¡VENCEREMOS!
Dr. Pedro García Avendaño. (UCV)
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