Primero que nada, abramos el diccionario de la Real Academia Española y consultemos el significado de la palabra “Régimen”:
Régimen: (Del latín regimen) Conjunto de normas que gobiernan o rigen una cosa o una actividad. Sistema político por el que se rige una nación (régimen monárquico, régimen dictatorial, régimen democrático). Modo regular o habitual de producirse una cosa (El régimen de lluvias no ha cambiado en los últimos años). Conjunto de normas referentes al tipo, cantidad, etc. de los alimentos que debe observar una persona, generalmente por motivos de salud…
Como pueden observar, si nos referimos a un sistema político, el adjetivo “Régimen” puede ser utilizado para los diferentes sistemas de gobierno, independientemente de su carácter opresor, democrático, aristocrático, libre de peos o, como dijo mi amigo Roberto Malaver, pluscuamperfectos. Entonces ¿Cuál es la mariquera y el remordido tono ridículamente peyorativo de Carlos Ortega, cada vez que se refiere al gobierno de Hugo Rafael Chávez Frías con el calificativo de “Régimen”? No entiendo por que la mueca despectiva como si estuviera insultando al régimen democrático, protagónico y participativo de la República Bolivariana de Venezuela… Es más, no entiendo por que más de un maricón de la oposición, asume que es un insulto e imita la muequita de disgusto al etiquetar de “Régimen” al actual gobierno.
En el caso de Carlos Ortega, pudiera concluir que le disgusta la bendita palabra por los innumerables “regímenes” dietéticos a que se habrá sometido para bajar de peso, después de las comilonas que ha disfrutado a expensas del obrero. En absoluto puedo imaginar que tenga la inteligencia suficiente para captar este error semántico y estoy seguro que, en sus prácticas gestuales y oratorias frente al espejo, la palabra “régimen” sonó a coñazo, a Herman Monster, a Belcebú con cachos, a la Sayona o al ahorcado… Alguna vaina bien fea percibió en ese latigazo fonético, que lo repite una y otra vez cuando se sienta frente a una cámara y se lanza en su verborrea de macho aspirante a capitanear la mafia de gorilitas que quieren repetir el 11 de Abril.
Volvamos al diccionario de la Real Academia Española para consultar otra palabra que le vendría al Sr. Carlos Ortega como anillo al dedo o como dice mi viejo de vez en cuando: “Como dedo de Fraile en culo de Monja”…
Cabrón: (Aumentativo de Cabra) Macho de la Cabra. Figurativo y vulgarmente quien consiente el adulterio de su mujer. El casado con mujer adúltera. El que aguanta cobardemente los agravios o impertinencias de que es objeto. El que hace cabronadas o malas pasadas a otros…
No puedo y me niego rotundamente a decirlo, que la mujer de Carlos Ortega sea una adúltera que le pegue cachos a ese animal que tiene por marido. Su fidelidad, incluso política, no puede cuestionarse y no existen pruebas que le abulten la frente al susodicho germen infeccioso; a no ser que le brotaran en el labio superior. Pero, los dos últimos significados retratan perfectamente a este chulo de los golpistas. En su conversación con la otra basura de la CTV, Manuel Cova, Orteguita habla de importarle un coño diez o quince años de dictadura, con tal de salir de Hugo Chávez. El es pieza clave en el golpe de estado que se encuentra en proceso y esta confesión lo entierra en un pozo séptico, pues no le importaría perder la dignidad y unirse a una partida de sátrapas en un régimen de facto, que no dudarían en joderlo si se le ocurriera esgrimir cualquier concepto a favor de los obreros.
El concepto final no necesita mayor explicación. El tipejo es un cabrón al que le gusta y disfruta haciendo cabronadas… Tan cabrón es, que obligó a Cova a rendirle honores en la pasada asambleucha que, por cierto, transmitió Globovisión por microondas… ¿Microondas?... Si señor, por microondas.
Quisiera seguir utilizando el diccionario, pero les dejo a ustedes otros calificativos que pueden usar para definir a este hijo de puta, coño de madre, traidor, degenerado, calavera, baracunatono, huevón, fementido, fascista, golpista…
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