Por allá en el “lejano oeste”, es decir, en el Estado Táchira, se ha creado una crisis con la gasolina sacada hacia Colombia, que ha aumentado la animadversión hacia el Presidente Chávez y su gobierno. Los ciudadanos por allá, se sienten menospreciados en sus derechos (y con toda razón), se sienten ciudadanos “de segunda”, porque las presuntas “soluciones” que han buscado las autoridades (nacionales y regionales) no han hecho otra cosa que empeorar el panorama. Y en los centros de poder y de decisión central, parece importarles poco la situación política de lo que viene sucediendo, aumentándose día a día el riesgo de perder las elecciones en un estado como Táchira, con el Plan Colombia al lado, con Uribe y Brownfield al lado, con los paramilitares a ambos lados y con un gobierno regional que uno no sabe de cuál lado está. Nuestro ministro de Energía y Petróleo dice que va a manejar este problema con el gobernador de allá, “porque es un conocedor de la zona y del problema”. Lo cual pongo suficientemente en duda. Lo último que se le ha ocurrido a este señor, es decir que está pensando en que debe “legalizarse a los contrabandistas de gasolina”. Imagínense. Eso es como si con el problema del narcotráfico, legalizáramos a los narcotraficantes, en vez de legalizar el consumo. Sería como privilegiar a los victimarios frente a sus víctimas. Es lo más absurdo que he escuchado en los últimos tiempos… Con asesores así ¿ Para qué enemigos ? Debe ser que Rafael Ramírez ignora que, gracias al desgobierno de aquel “lejano oeste”, por allá se han perdido las dos últimas elecciones y la última de ellas, estruendosamente.
EL FUTURO QUE SE VISLUMBRA
Al efecto, podemos leer en la columna del pasado domingo al diputado Eleazar Díaz Rangel, Director del diario Ultimas Noticias, en su página “Los domingos de Díaz Rangel”, comentar lo siguiente frente a las elecciones que se nos avecinan en Noviembre: “En algunos casos, las derrotas del (pasado) 2D guardan relación con las gestiones de los gobiernos. ¿Cómo explicar que hubo estados donde el Sí sacó 42,68 % (como en el Táchira, advierto yo) y en otros ganó el Sí con el 65,76 % (como en Portuguesa, vuelvo a advertir)... Diferencia atribuible a la opinión de los votantes sobre sus respectivos gobiernos. De allí que la selección de cada uno de sus candidatos importe como en ninguna otra ocasión.” Díaz Rangel da el pitazo. Pone el alerta. En el Táchira, repito, gracias al desgobierno actual, el que además viene actuando últimamente como para reforzar el que se pierdan las elecciones, la situación será muy difícil. La oposición lo está contando como de los fáciles de arrebatar. Y la única carta que el chavismo tiene para enfrentar con éxito esa difícil situación, y no perder la gobernación de ese estado, es la del dirigente Leonardo Salcedo, abogado, luchador social, de enorme ascendencia dentro del chavismo, y quien aparece encabezando todas las encuestas hechas hasta ahora, con gran ventaja frente a otros rivales asomados. Es el candidato indicado para establecer el consenso entre una definitoria mayoría de chavistas y encarnar una candidatura única y unida, por el lado oficial. Y frente a la desventaja que muestra la oposición por aquellos lares, representada en no tener candidatos de peso, Salcedo sería votado por sectores serios, no radicales de la oposición, en vista de que el abanico de asomados por la opción opositora, o son viejas caras de corresponsables de la debacle producida en el país, en la denominada Cuarta República, o son nuevas caras de bandidos reconocidos como tales dentro de esa sociedad, en la que por ser relativamente pequeña, a unos a y a otros se les tiene “pesaditos con to’ y ropa”, por sus buenas conductas o por sus fechorías…
LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA DE LA GASOLINA
La única solución lógica es venderla oficialmente en los Departamentos fronterizos colombianos, al mismo precio que aquí. Si hemos vendido hidrocarburos -durante años- con absurdos descuentos a los Estados Unidos, y si con la nueva política de acercamiento a otros pueblos, le hemos vendido combustibles refinados a El Salvador, a Nicaragua, y hasta a Londres, en el Reino Unido, hemos llegado, ¿ Por qué no hacerlo aquí mismo, al lado, con nuestros hermanos colombianos ? Y mi propuesta es que lo hagamos por un tiempo. Por aquel que nos tomará colocarles dispositivos a nuestros vehículos para que funcionen con gas natural (proyecto que tiene como un año de atraso). A partir de esa nueva situación, les propondremos a nuestros hermanos colombianos que “gasifiquen” igualmente sus vehículos y les suministramos gas, porque ya no les vamos a vender gasolina que colocaremos a precio internacional en otros mercados.
¿ CUAL ES LA SITUACION ACTUAL ?
Sabemos que en este momento llegan -mensualmente- 120 millones de litros de gasolina al Táchira. Apenas un poco menos de lo que consume Caracas (!). Se estima -en términos bastante “modestos”- que la tercera parte se va hacia Colombia. Eso quiere decir que alrededor de 40 millones de litros se van mensualmente de Venezuela, de forma ilícita, manteniendo una inmensa cadena de corrupción, que parece extenderse desde los centros de decisión en Caracas hasta el último camino verde del Estado Táchira, donde la burocracia allí asentada, casi en su totalidad, trabaja en contra del gobierno nacional. Utilizando la matemática, como lo propone a cada momento el Presidente Chávez, podemos inferir que se utiliza una combinación de “transportes” (pimpinas -pasadas a pie o en bicicleta-, automóviles con tanques agrandados y gandolas repletas) para poder pasar esos 40 millones de litros -si es que acaso no son más- cada mes a Colombia, provocando la escasez que a diario vemos en el Táchira y las manifestaciones de arrechera que vuelcan los usuarios a través de los medios de manipulación social. Pero no resulta difícil pensar que la mayor parte de esa gasolina debe pasar en gandolas “con salvo-conductos especiales”, obtenidos a punta de sobornos millonarios. Para pasar esa enorme cantidad de litros, debe trasladarse un promedio de 1 millón 330 mil litros cada día (!). Para pasarlos, se necesitan muchos vehículos y poca o ninguna vigilancia. O bien, muchos vehículos, mucha alcahuetería, y socios y cobrones en muchos sectores. Ese enorme volumen no se pasa en gandolas solamente, porque se necesitarían 38 gandolas con capacidad de 35 mil litros cada una para hacerlo en un solo día (!). No la pasan en vehículos con tanques reformados solamente, porque se necesitarían aproximadamente 3.325 automóviles, haciendo 4 viajes cada uno, diariamente. Y tampoco lo pasan solamente en pimpinas, porque de las de 20 litros se necesitarían 2 millones de pimpinas, y de las de 4 litros, más de 10 millones de pimpinas (!).
MATAR VARIOS PÁJAROS DE UN TIRO
Con una medida como la que propongo, de venderle gasolina al Departamento Norte de Santander, en Colombia, al mismo precio que la vendemos en Venezuela, podríamos quebrarle el espinazo a toda la corrupción que envuelve a este fabuloso negocio, y además matar otros pájaros con el mismo tiro. Le jorobamos el (principal) negocio a los paramilitares, que en Colombia son quienes lo controlan. El paramilitarismo que encarna nuestra principal amenaza, que nos invade y es el brazo armado de la ultra derecha internacional, enemiga de nuestro proceso, es alimentado principalmente por este mal juego que tiene planteado el gobierno venezolano en nuestras regiones de frontera. Con una medida como ésta, tendrían que “amoldarse” a la nueva situación y, a lo mejor, correrse más hacia adentro en Colombia, para entonces “contrabandearla” hacia otros departamentos cercanos, pero ubicándose a más distancia de Venezuela. Igualmente subsidiaríamos temporalmente a los residentes en las zonas cercanas, por lo que mejoraría y se abarataría la producción de alimentos y otros bienes de uso diario, lo que contribuiría a combatir la escasez de aquellos productos que hemos visto desaparecer de los supermercados, a veces artificialmente gracias a la obsesión de grupos oposicionistas, en cuanto a golpear al gobierno; y, en la mayoría de los casos, porque la demanda real ha aumentado. Más venezolanos hoy en día cuentan con mayor poder adquisitivo y participan en modo mayor, de la demanda de víveres. Pero fijémonos en algo concreto: Nosotros, con gasolina a 80 bolívares el litro (ahora a 0,08 bolívares de los nuevos), es decir, con gasolina que lo subsidia todo, desde el acopio y traslado de las materias primas, hasta la venta final al público, pasando por la producción, transporte, distribución y conservación de alimentos, los producimos en muy poca cantidad. En cambio, nuestros hermanos colombianos, producen alimentos y otros bienes en cantidades enormes, con gasolina a más de 2 mil bolívares el litro (!).
¿ Y QUÉ OTRA COSA ?
También golpearíamos a la especulación, que artificialmente se ha creado, exclusivamente en la franja fronteriza, con el diferencial entre el peso colombiano y el bolívar. De todos es sabido (y si no lo saben, entérense) que cuando compramos y pagamos en Cúcuta con cualquier tarjeta de crédito internacional, la diferencia de precios es apenas perceptible. Pero cuando pagamos con dinero en efectivo la diferencia se transforma en dos por uno (2 bolívares por un peso), presionando con esa devaluación artificial y manipulada, a nuestra moneda hacia la baja y a nuestro proceso inflacionario hacia arriba.
RESULTADOS
Por todo lo anterior, suena más-que-lógica esta propuesta. Es viable, sería temporal, facilitaría y aumentaría la producción de bienes y servicios al subsidiar la zona, se combatiría la inflación y la devaluación artificial del bolívar, y le quitaría a corto y mediano plazo el principal financiamiento a nuestros más peligrosos enemigos, los paras. Pero tal vez lo más importante es que se le quitaría una gran tentación a aquellos encargados de cuidar de nuestra soberanía, al cerrarse la posibilidad de la corruptela, que es generada por cualquier diferencia de precios en una frontera. E igualmente se acabaría con la distorsión de un negocio, como el de las estaciones de servicio o bombas de gasolina, manejado por unos señores que lo disfrutan y se enriquecen, por haber obtenido del estado venezolano una concesión para vender gasolina (remember RCTV), y la mal-utilizan en contra de su propio país. No cumplen con las normativas de mantenimiento de esos establecimentos de servicio, las tienen bastante descuidadas, sub-emplean a muy pocos “isleros” o “bomberos” que no dan abasto para atender todos los surtidores que tienen y no cumplen ni con la Ley ni con las Resoluciones ni con los Reglamentos…
CASI EL UNICO QUE FALTA
Y a otra cosa, mariposa, pero sin alejarnos tanto de nuestra hermana república, y, a la vista de lo que viene aconteciendo con el caso de la parapolítica y el cerco que se les ha montado a los políticos colombianos ligados al paramilitarismo, pareciera que al único que falta por dictársele auto de detención es precisamente al jefe de todos ellos: Alvaro Uribe Vélez.
LA PAPA POR LAS NUBES
El alza de los precios de los alimentos en diferentes partes del planeta ha desencadenado una serie de protestas en los últimos días. El Banco Mundial calcula que los precios han aumentado 80 % en los últimos 3 años y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la alimentación) ha dicho que estos seguirán aumentando. En Venezuela los que distribuyen alimentos especulan con los precios y crean escasez artificialmente, pero las noticias internacionales que nos llegan a todos, por todos los medios, les “tumban” banderas mentirosas a la oposición. Del año pasado a éste, el precio del maíz se ha triplicado en el mundo. Sin embargo, mientras nuestro gobierno ha permitido que el aumento no pase del 30 %, el Imperio y otros gobiernos plegados a sus designios, elaboran biocombustibles a partir del maíz, provocando mayor escasez y alzas en los precios. Chávez, por su parte, la ha pegado una vez más, al empeñarse en lograr la seguridad alimentaria para nuestro país. La cual tendremos que alcanzar a pesar de nosotros mismos. Menos mal que llegó Chávez. Con Frijolito ya no tuviéramos ni país. A PDVSA ya la hubieran entregado. Y los disturbios como los de Haití, los tendríamos a diario…
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