En el mundo del deporte se saca tarjeta roja (expulsión del jugador) cuando se comete una infracción, si no se juega limpio contra el rival o si se recurre a subterfugios para imponer su dominio por encima de los contrarios. Apreciados compatriotas, nosotros deberíamos sacar la tarjeta roja a esta dirigencia privada o mejor llamarla por su nombre Comité Olímpico Venezolano y sus Federaciones. Se ha demostrado desde hace mucho tiempo que estos “señores” viven del deporte y no viven para el deporte, es decir se escudan detrás de un voluntariado que aparenta, no cobrar sueldos y que todo lo hacen por el deporte. Pero resulta que a la mayoría de ellos se les ve en grandes camionetas lujosas, visten con ropa cara, comen en restaurantes de lujo y viven en el este de la capital (en grandes mansiones o lujosos apartamentos), me pregunto ¿de dónde sacaron el dinero para llevar esa vida tan lujosa? ¿Por qué no se les pide declaración jurada de su patrimonio cuando asumen estos cargos? , que por cierto se perpetúan en ellos por muchos años, sin darle posibilidad a la nueva generación de dirigentes honestos que hay en el país.
Los recién finalizados Juegos Deportivos de Beijing 2008, han puesto en evidencia el fracaso y derrumbe del modelo deportivo clientelar, populista y medallero; heredado de la cuarta república que ellos representan y siguen manteniendo. Cuando no han impulsado la nueva Ley del Deporte, más bien la han torpedeado, ya que la misma pondría fin a los dirigentes deportivos que se perpetúan y a sus lucrativos negocios. También debemos recordar que algunos de estos dirigentes estuvieron presentes en Miraflores el día de Carmonazo, avalando con su presencia el golpe de estado contra Chávez y el proceso revolucionario. Es por todos conocido que esta actuación deportiva era la crónica anunciada de un desenlace que no queríamos ver o simplemente ellos nos engañaron, ya que en los pasados Juegos Deportivos Bolivarianos, Centroamericanos y Panamericanos se dio la campanada. Sin embargo no se hicieron los correctivos necesarios; más bien, se le asignaron cifras multimillonarias a las federaciones, y ellos trataron de frenar el trabajo que se estaba haciendo desde la dirigencia pública (Ministerio de Deporte-IND), en darle otro rumbo al deporte.
Los resultados y el cuadro de medallas no coinciden con los pronósticos inflados del Comité Olímpico Venezolano (5 medallas y ubicarnos dentro de los 20 países mas ganadores). Es indudable que se crearon falsas expectativas; la alta dirigencia del Comité Olímpico Venezolano y los Federativos no sacaron bien sus cuentas. Por otra parte, es indiscutible que esta dirigencia privada y su estructura organizativa (COV), se encuentran en una situación de atraso y colapso respecto de las necesidades y aspiraciones de todas las comunidades deportivas del país. También se observa una total anarquía en la programación deportiva de ellos, además de la falta de planificación, no se practica la rendición de cuentas ni el control en todos los niveles, por lo que las políticas diseñadas por estos señores no llegan a cristalizar los resultados esperados.
Por otro lado saltan algunas interrogantes en cuanto a la comercialización de nuestros atletas con motivo de los juegos de Beijing -2008 por parte de la dirigencia privada del Comité Olímpico Venezolano: ¿Quiénes comercializaron el evento?; ¿A cuánto ascendieron las ganancias?; ¿Cuándo será la auditoria y quienes la harán?; ¿Quiénes van auditar a las Federación y al Comité Olímpico Venezolano?; ¿Estos entes privados abrirán sus libros al SENIAT?) Estimados amigos sabían ustedes que el COV cobra por el uso de los cinco anillos, por la palabra olimpiadas o juegos olímpicos? y cualquier otro símbolo referente a estos juegos. Vean las propagandas por televisión, radio y periódico, así como la inmensa propaganda y patrocinantes (saquen ustedes sus cuentas). Por cierto, el COV no representa los intereses de la nación, recuerden que esta institución es una embajada de la transnacional Comité Olímpico Internacional (COI) y a ella está subordinada, representando sus intereses económicos, políticos y comerciales en nuestra patria. Es decir, tenemos una cuarta columna en nuestra estructura deportiva, vinculado con la construcción, la comercialización de nuestros deportistas, la alimentación y la indumentaria deportiva, enquistados en la organización deportiva, estimulando la trácala, la viveza, el facilismo, entre otros antivalores, que mucho daño hacen a lo que se está tratando de construir.
Estos “dirigentes deportivos” continúan en la testarudez de no reconocer los errores y en seguir engañando al pueblo y mientras tanto tratan de ocultar sus responsabilidades con declaraciones, donde presentan: tablas, números, gráficos y estadísticas y, otros tipos de juicios para justificar lo injustificable, en fin la excusa de unos resultados que para nada se acercan a los pronósticos y así dibujar un panorama de nuestra actuación diferente y mentir diciendo que fue o fuimos a aprender y ganar experiencia. Si tuvieran un mínimo de vergüenza, pundonor y ética, deberían poner sus cargos a la orden, es decir, renunciar a sus compromisos y abrir un proceso democrático dentro de esa estructura colonial que es el Comité Olímpico Internacional (COI) y su respectivo Comité Olímpico Nacional (COV).
Por todo lo señalado anteriormente estimados amigos, compatriotas y camaradas es que afirmamos que en nuestro deporte todavía quedan figuras camaleónicas enquistadas, que han creado todo un manto de triunfalismo y medias verdades, empleándolas para justificar su incapacidad, burocracia y permanencia en los puestos. Es por ello que la misión en los actuales momentos es desmantelar la organización privada del deporte nacional y a sus dirigentes fantasmagóricos con una nueva la ley del deporte a tono con los momentos de cambios que vivimos. Ya no es posible seguir aplicando políticas gatopardianas en la estructura deportiva burguesa, segregacionista, burocrática, selectiva y elitista que todavía sigue cabalgando en el proceso (gracias a estos dirigentes), no se permiten más reformas al viejo modelo excluyente. En esta revolución de saltos cualitativos, la superestructura y la infraestructura van sufriendo transformaciones radicales que se van ajustando al modelo incluyente, participativo y protagónico, como muy bien lo expreso Gramsci, “lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir…” es decir para nosotros en el campo del deporte algo nuevo tiene que gestarse y lo antiguo extinguirse…”
En definitiva este ensayo tiene, como todo escrito sobre lo social, su contenido político que algunos no dejarán de calificar, como todas las cosas, las valoraciones dependen siempre del cristal con que se mire y, en este caso, de las concepciones políticas que rijan la ética del lector. Sin embargo, es nuestra obligación empezar a debatir y construir una nueva hegemonía en el deporte, asentado en un modelo alternativo humanista de esta actividad, encaminado hacia el desarrollo integral del hombre, donde se establezcan otro tipo de relaciones entre ellos. Como bien lo señalaba Marx, “…la futura sociedad socialista será la demostración práctica de la posibilidad de unir la enseñanza y la gimnasia con el trabajo manual, y viceversa: el trabajo manual con la enseñanza y la gimnasia. Será una educación que unirá, en todos los niños por debajo de cierta edad, el trabajo productivo con la instrucción y la gimnasia, y no solamente como método de aumentar la producción social, sino como el único método de producir hombres plenos…”.
En este sentido, es el Estado venezolano quien está en la necesidad y en la obligación de atender a su deporte, es preciso pensar en la contribución que da el deporte a la formación del hombre nuevo; ese sería el papel fundamental de nuestra institución deportiva, la de crear centros formativos de verdaderos deportistas, no solamente en lo referente a su desarrollo como atletas, sino también como ciudadanos capaces de aportar al progreso de la sociedad una vez culminada su carrera como atleta de alta competición. Es decir, se quiere un deporte que haga y reproduzca hombres sanos y útiles al país, en otras palabras la edificación del hombre nuevo.
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