“… Nuestra revolución ha despojado al deporte del carácter mercantilista, este dejo de ser un instrumento de negocios con la desaparición del profesionalismo. En nuestro país, ya no se compran ni se venden peloteros, ni hay empresas monopolizadas de atletas, que pueden comprar y vender un atleta como se compra y se vende un caballo de carrera; y se apuesta al atleta como se apuesta al gallo fino y al perro. Y se hace negocio con el espíritu del atleta, con el esfuerzo del atleta, y se convierte, incluso, al atleta en propiedad privada de corporaciones. Eso no es el espíritu deportivo…”
Fidel Castro
Las recientes declaraciones del presidente del COV, sr. Eduardo Álvarez (que por cierto ya son muy reiterativas en cada rueda de prensa que da) llaman mucho la atención y nos llenan de preocupación, pues según este dirigente privado el alto rendimiento tiene que pasar bajo su control para su comercialización, señala este erudito del deporte que para lograr marcar y excelentes resultados hay que mercantilizar esta actividad física. Las pretensiones de la transnacional deportiva más poderosa del mundo el COI y su representante en Venezuela, es decir, el Comité Olímpico Venezolano, la de usurpar las funciones del Estado, creando un IND paralelo que maneje (su dinero) y comercialice a los atletas, construcciones deportivas, así como la firma de convenios con otros países, orientados a afianzar aún más esta iniciativa mercantilista que tiene pretensiones de convertirse en política gubernamental.
Las afirmaciones de los altos oligarcas o jerarcas del COV parten de un pretexto increíble: “liberar al estado de esa pesada carga y dolor de cabeza, que significa el alto rendimiento”, sospechándose mas bien de un intento ideado por algunos factores, con el objeto de mantener su cuota de poder y beneficiarse indebidamente de los frutos de años de formación de los deportistas bajo la tutela del Ministerio de Participación Popular para el Deporte y el IND.
Las funciones tanto del IND (ente público representante del Estado venezolano) como del COV (institución privada que promueve los intereses de organizaciones trasnacionales), están bien delimitadas en leyes y reglamentos y las instituciones venezolanas están en la obligación de velar por su cumplimiento. La constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 111 es muy clara es uno de sus incisos “….el estado garantizara la atención integral de los y las deportistas sin discriminación alguna, así como el apoyo al deporte de alta competencia y la Evaluación y regulación de las entidades deportivas del sector público y privado, de conformidad con la ley…” No se hace un buen servicio al país siendo ingenuo.
Por ello, el gobierno no puede delegar sus responsabilidades en ningún ente privado (ni nacional, ni mucho menos extranjero), pues equivaldría prácticamente a privatizar el deporte, cerrar el paso a la trasformación deportiva y renunciar a la utilización del deporte como aparato ideológico-formativo del Estado, para la consolidación del modelo de país que se desea lograr, y constituiría, en último término, una simple y llana traición al modelo socialista, o lo que es lo mismo, “pedirle al zorro que vigile el gallinero”.
Con algo tan sagrado como el deporte, al igual que la educación y la salud no se puede Jugar
TODO EL PODER PARA EL PUEBLO
PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE… ¡VENCEREMOS!
Dr. Pedro García Avendaño (UCV).
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