El Busto de Manuel Marulanda ¿Una provocación?

Los pobladores de la Comuna 23 de Enero en Caracas son, en gran número, convencidos revolucionarios que, con un alto compromiso con el cambio social, están dispuestos a cualquier sacrificio para que Venezuela – y la América Latina – logren establecer un sólido régimen de justicia, solidaridad y equidad.

Muchos de ellos guardan aún una imagen romántica de la lucha guerrillera de la década de los 60. Para ellos, el término guerrillero evoca a los heroicos batalladores vietnamitas y a la Revolución Cubana, encarnados en la figura del Che Guevara.

Pero yo me hago una pregunta: ¿Fueron los moradores de esta comuna quienes tuvieron la iniciativa de erigir un busto en recuerdo y homenaje a Manuel Marulanda? Y me lo pregunto por la experiencia que viví personalmente con ellos hace unos años, cuando algunos de sus dirigentes me propusieron hacerle, un 23 de enero, un homenaje a mi padre, Jorge Eliécer Gaitán, ya que en esa misma fecha se conmemora su natalicio.

Previo a la iniciación del acto, nos reunimos en un local comunitario del lugar para charlar un poco, e intercambiar ideas sobre el futuro de la unidad latinoamericana. Ya avanzada la conversación, una mujer muy entusiasta y de ideas comprometidas con el proceso bolivariano, me dijo llena de orgullo que hacía poco tiempo habían recibido la visita de uno de los integrantes del Secretariado de las FARC, quien les había propuesto que se armaran para adelantar atentados contra la oligarquía venezolana y, así, defender el proceso revolucionario que estaba siendo bombardeado por la derecha, en unión del Imperio norteamericano. Al preguntarle quién era el visitante, me dijo que se trataba del “Comandante Vladimir”.

“¿Vladimir?”, pregunté. “No conozco a ningún Vladimir en el Secretariado”, añadí. Fue entonces cuando me dijo que ella tenía una fotografía que me permitiría reconocerlo y sacó un grueso álbum de fotografías que contenía recuerdos de distintas visitas a la comuna.

Cuál no sería mi sorpresa al ver que se trataba, ni más ni menos, que de Vladimir Zabala, un individuo que viene fungiendo desde hace muchos años como agente secreto del Ejército Colombiano y que mucho daño le ha hecho a diferentes personas y grupos revolucionarios en Colombia. Desafortunadamente el trabajo de zapa de los agentes secretos es, para mucha gente, “cuento de hadas” y es así como pueden permanecer como informantes y provocadores en las filas revolucionarios.

Recuerdo que, cuando aún el comandante en jefe del ELN era el cura Manuel Pérez, visité el campamento del COCE (comando central) que, para el ELN, es el equivalente del Secretariado en las FARC. El cura Pérez y Gabino (su actual comandante) me previnieron frente a “los Zabala” – padre e hijo – advirtiéndome que eran informantes y gente que les había provocado muchos y graves problemas. Yo, desafortunadamente, lo puse en duda y años más tarde recibí el embate de Vladimir Zabala en alianza con Hernando Corral, quien salió del “closet del espionaje” bajo el gobierno de Álvaro Uribe y hoy se desempeña como asesor directo del Ministro de la Defensa, Juan Manuel Santos que, como lo denunció el ex vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, es quien lidera los sucesivos complots que provienen de Colombia contra el Presidente Chávez y su gobierno.

Vladimir y Mary Luz Herrán, cuyo nombre de “combate” es Andrea - ambos agentes secretos del Ejército Colombiano, de lo cual puedo dar fe basándome en múltiples pruebas que le he hecho llegar al Presidente Chávez - no deben ser los únicos que actúan soterradamente, haciéndose pasar por revolucionarios y partidarios del movimiento continental bolivariano.

Mi pregunta es ¿será, a un agente enviado por Juan Manuel Santos, quien impulsó la provocadora idea de que se le levantara un busto a Manuel Marulanda en la Comuna 23 de Enero de Caracas? Porque es un estilo muy suyo, el de hacer montajes disfrazados bajo el manto de un tercero para actuar. ¿Acaso podemos olvidar que cuando Álvaro Uribe le ofreció a Piedad Córdoba ser mediadora en el tema del secuestro, ya el gobierno sabía que Emmanuel, el hijo de Clara Rojas, estaba en manos del ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) y que por esa razón fue asesinado “misteriosamente”, para que no hablara, aquel Defensor del Pueblo de provincia que había entregado al niño en manos de dicho Instituto?

¿Acaso no fue del seno de Juan Manuel Santos de donde salió la idea de encubrir como miembros de la Cruz Roja a miembros de varias organizaciones internacionales de inteligencia para rescatar a los rehenes de las FARC?

Y ahora, el gobierno colombiano ha saltado a la palestra para desafiar al gobierno del Presidente Chávez para que se pronuncie con relación a la instalación del busto de Manuel Marulanda, creándole dificultades internacionales y alimentando el dossier que busca relacionar estrechamente al gobierno bolivariano con el terrorismo. Para mí: “blanco es, gallina lo pone y frito se come”.

glorigaitan@yahoo.es


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Gloria Gaitán


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