En Aporrea y en mi Blog he escrito varias veces sobre la conducta
personal de Manuel Rosales y generalmente lo he hecho en tono sarcástico,
porque el personaje se presta para ello y no encuentro otra forma de
abordar su conducta. En esta oportunidad quisiera ser diacrónico, descriptivo,
sin incurrir en análisis cargados de dosis de humor; pero, creo que
es una tarea harto difícil.
Pero no puedo
obviar algunos elementos fundamentales a la hora de abordar la situación,
porque es inevitable examinar algunos aspectos que son propios de la
personalidad de Manuel, como seguiremos llamándolo, y que se remontan
a sus tempranos años juveniles. ¿Qué esperar de alguien que se copiaba
en los exámenes, que era un experto en fabricar “chuletas”, que
se gradúo de bachiller gracias a la protección de las bandas adecas
de Santa Bárbara del Zulia y que llegó a ser maestro de escuela sin
que hubiera pasado por una Escuela Normal y, ¡vaya paradoja!, y que
afortunadamente, gracias al buen Dios, no se le conozca, hasta el día
de hoy, ningún alumno?; y ¿qué pensar de alguien que fue Auditor
en el Concejo Municipal de Santa Bárbara del Zulia, sin tener la menor
noción de lo que esta profesión significaba?
No es nada extraordinario
que Manuel, en unión de sus compinches Peter Malberg y Jesús Luzardo
(espero que sólo sea el homónimo de mi amigo “Chubeto”)
a través de la empresa Metro Mara se hayan beneficiado de una jugosa
comisión por la adjudicación del contrato para la construcción del
Metro de Maracaibo, a la firma alemana Siemens, cuya cuantía pronto
la sabremos, dado que Siemens obtuvo ganancias por 642 millones de dólares
sólo para comenzar la construcción de dichas obras y que se ha visto
obligada a “desembuchar” (hablar). Pero lo mejor del asunto
vino después, porque el Gobierno Nacional decidió emprender la construcción
del Metro de Maracaibo, dado que Manuel Rosales no avanzó ni siquiera
un centímetro, pero sí hizo un enorme despliegue de publicidad que
indujo a pensar que estaba “avanzando”. En lo que se adelantó fue,
en cobrar la comisión por la adjudicación del contrato. ¡Qué molleja!
Como era de esperarse,
la canalla “rosalista” pronto encendió los motores y comenzó a
hacer rodar la especie de que quien supuestamente estaría involucrado
en la marramucia era Gian Carlo Di Martino. Es pues una repetición
vulgar de la expresión: “agarren al ladrón, al ladrón”
que sale de aquellos que quieren distraer la atención para que no se
les incrimine por su conducta.
Mario Isea, el
parlamentario zuliano que hizo la denuncia dijo que "…
se ha tratado de tejer la matriz de opinión de que son funcionarios
del gobierno nacional o el ex alcalde de esa ciudad, Gian Carlo Di Martino,
los involucrados en el soborno de Siemens." , pero aclaró
que Manuel Rosales, ahora alcalde de nuevo, "…tenía acciones
mayoritarias en Metro Mara y que el presidente de ese organismo era
Peter Malberg quien hace poco fue gobernador encargado del estado Zulia",
mientras Rosales competía por la alcaldía”.
De acuerdo a la
documentación consignada en un Tribunal del Distrito de Columbia, entre
noviembre del 2001 y hasta aproximadamente mayo del 2007, Siemens Venezuela
admitió haber hecho pagos de por lo menos 18,78 millones de dólares
a varios funcionarios, indirectamente a través de presuntos “consultores
empresariales”, a cambio de un trato favorable en conexión con los
proyectos de de construcción del Metro de Valencia y del Metro de Maracaibo. Los
pagos habrían sido hechos mediante cuentas bancarias en los EE.UU.
controladas por esos consultores.
Como es sabido,
Manuel Rosales ha sido imputado formalmente por la Fiscalía General
de la Nación, con fundamento en el artículo 49 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela y los artículos 124, 125,
130 y 131 del Código Orgánico Procesal Penal, por estar incurso en
casos de corrupción, uno de ellos relacionado con la Lotería del Zulia,
en los que estaría evidenciada una evasión fiscal por un monto de
19 millones de bolívares fuertes; además por enriquecimiento ilícito,
por una presunta legitimación de capitales; y la donación de vehículos
a particulares (que no eran suyos, por supuesto). Entre los “beneficiados”
estaría su compadre Jesús Cubillán, comandante de la Policía del
estado Zulia.
Yo sólo quiero,
y conmigo muchos venezolanos más, que Manuel explique concretamente
y sin hacerse el bolsa, si es cierto o no que regaló relojes a sus
amigos a costa del erario público, que demuestre que no es propietario
de haciendas, ni quintas, ni mansiones, ni que tiene dinero a borbollones
en los EE.UU., y que no venga a decirnos después que no fue él quien
cobró los reales de Siemens, sino Carlos Menem, ex presidente de Argentina,
porque está muy claro que fueron contratos diferentes.
En lo que concierne
al Metro de Valencia, mi camarada Oswaldo Di Lorenzo, presidente de
la Cámara Municipal, se ha adelantado y afirmó poseer datos que confirman
el presunto soborno de Siemens, y que ha sostenido reuniones con otros
funcionarios del ayuntamiento para analizar el caso que será investigado.
“Por ejemplo las fechas: ¿Cuándo arrancaron las obras y quiénes
estaban a cargo, número de empresas involucradas y sus directivos incluyendo
hasta el 2007 y 2008, si es necesario?”.
Finalmente, me
hago la siguiente pregunta inocente: ¿Quiénes estarán involucrados
en la adjudicación del contrato para la construcción del Metro de
Valencia? ¿Quiénes serán? Bueno, no tengo por los momentos ni la
menor idea; pero pronto lo sabremos. La vida te da sorpresas…