El presidente de Túnez huye, el ejército toma el control y el gringo al acecho

El presidente de Túnez, Zine al Abidine Ben Alí, después de ejercer el poder ininterrumpidamente por 23 años, se vio obligado a renunciar y a huir, como ya lo tenía planeado y acordado con los EE UU, hacia Arabia Saudita, otra autocracia árabe fiel al Imperio, y según se comprobó, su avión aterrizó en la ciudad saudí de Yedda. Las protestas de los ciudadanos fueron la excusa de la Embajada de los EE UU para obligarlo a salir del país, porque su situación ya era insostenible. 

En ausencia de Ben Alí, ha sido “designado” para gobernar, el primer ministro, Mohammed Ghannouchi, que ha anunciado descaradamente que su jefe durante tantos años “no estará disponible temporalmente” para ejercer sus funciones. Siguiendo el libreto trazado, anunció que su mandato era “provisional” hasta que se celebren elecciones “dentro de seis meses”, que respetaría la Constitución, que “restaurará la estabilidad”, y etc., etc. 

Como “regalo de despedida”, Ben Alí le dejó a su país: 1) un estado de emergencia decretado en todo el país desde las 05:00 p.m. hasta las 07:00 a.m.; 2) la destitución de todo su Gobierno y la convocatoria de elecciones legislativas en el plazo de seis meses; 3) la prohibición de reuniones de más de tres personas en la calle; 4) autorización al ejército y a la policía a disparar a toda persona sospechosa de incumplir estas órdenes.  

Poco se sabe de la mafia conformada por los familiares de Ben Alí, entre ellos su yerno, Sakher Materi, uno de los hombres de negocios de más “éxito” en Túnez y quien se encontraría en el emirato de Dubai. 

El detonante de esta explosión social fue la inmolación de Mohamed Bouazizi, un joven tunecino de 26 años, licenciado en Informática y desempleado, que se quemó a lo bonzo budista, como señal de protesta tras ser decomisado su carrito de frutas y verduras con el que se ganaba la vida. El suceso tuvo lugar el 17 de diciembre en Sidi Bouzid, ciudad situada en el corazón de Túnez. 

Clara injerencia imperial 

Tras la salida de Ben Alí, desde Washington se oyen ya los clásicos llamados: 1) que el pueblo tunecino “tiene derecho a elegir a sus dirigentes” y 2) que “siguen de cerca los últimos acontecimientos en Túnez”, seguramente preocupados por la lucha del pueblo contra el desempleo, la carestía y la corrupción de ese gobierno de clara orientación neoliberal. 

No contentos con este llamado, el propio presidente Obama “felicitó” en un comunicado a los tunecinos dizque por el coraje y dignidad mostrados en sus protestas por el creciente desempleo y la corrupción. El mandatario estadounidense urge a todas las partes implicadas a mantener la calma y evitar la violencia y pide al gobierno de Túnez que respete los derechos humanos y a celebrar elecciones libres y justas. 

Sólo después se aseguraron que Ben Alí había abandonado a Túnez, el ejército rodeó el aeropuerto internacional, situado en las afueras la capital y ordenaron el cierre del espacio aéreo. ¿Por qué no lo hicieron antes?  

Las protestas de Túnez y su repercusión en el Norte de África, el llamado “Magreb” 

Las protestas de los últimos días en Túnez no tienen precedentes. Zine al-Abidine Ben Alí sólo ha sido en 55 años el segundo presidente de Túnez desde su independencia de Francia en 1956. La herencia post-colonial en el norte de África (Túnez, Argelia y Marruecos) no ha permitido mayor participación de las masas populares en los destinos de esos países y con toda seguridad tendrán una amplia repercusión política y cambiarán todo ese orden post-colonial. Argelia se ha visto sacudida por protestas callejeras y en Marruecos, más temprano que tarde tendrá que venirse abajo todo el andamiaje monárquico que mantienen, no sólo a los marroquíes en la opresión, sino también al pueblo saharaui. Marruecos es un caso inédito, que habiendo sido colonia de Francia y España (quien mantiene todavía los enclaves de Ceuta y Melilla) invadió al Sáhara Occidental y recientemente reaccionó brutalmente con una represión policial que causó muertos y heridos, cuya cuantía no se ha podido determinar por el escaso acceso a la prensa libre e independiente. 

Para no olvidar 

En un tercer mensaje por televisión desde que comenzara la crisis, Ben Alí, expresó estas perlas:

1. Que se sentía  “muy apesadumbrado por la violencia" que vive el país: después que causó decenas de víctimas mortales.

2. Que "ya se ha decidido que hay que detener los disparos" en referencia al uso de fuego real contra los manifestantes por parte de las fuerzas del orden.

3. Que "En los cambios tenemos que participar todos, los políticos, la sociedad civil y la oposición", e instó a que "los hijos de los tunecinos vuelvan a la normalidad ya que es un pecado que estén en sus hogares y no estudiando". Ellos están allí por culpa de un sistema económico-político tiránico.

4. Que se bajarán los precios de los alimentos básicos como el azúcar, la leche y "todo lo necesario para las familias": Como dice el refrán popular: “tarde piaste, pajarito”.

5. Que "Se va formar una comisión independiente que aclare todos los hechos y vamos a profundizar en todas las libertades, también en la de comunicación".

6. Que "no habrá más problemas con internet" .Los tunecinos, a diferencia de los venezolanos, tienen dificultades para acceder a determinadas páginas vetadas por el Gobierno.

7. Que se crearía una comisión nacional integrada por todos los actores políticos para la reforma de la Constitución.

8. Que las próximas elecciones presidenciales y legislativas previstas para 2014 "sean pluralistas". "Vamos a hacer avanzar la democracia e instaurar un pluralismo auténtico", recalcó Ben Alí quien lamentó "profundamente haber sido mal aconsejado y mal informado" en relación con los sucesos de las últimas semanas en el país.  

¿Saben lo que hizo el gobierno de Túnez, para tratar de mejorar la deteriorada imagen? Promovió “manifestaciones de alegría” tras las promesas de Ben Ali en TV, las cuales fueron expuestas en montaje en un video en Internet. Los carros que se ven tocando corneta por las calles eran todos alquilados. 

Este programa de emergencia prometido por Ben Alí no despertó ningún interés en el pueblo tunecino, y las consecuencias están a la vista. 

Experiencias comunicacionales para el futuro 

La comunicación ha sido un factor fundamental en el éxito de las protestas de Túnez. Los llamados teléfonos inteligentes han devenido en cámaras de vídeo-vigilancia, con libre acceso a YouTube. Facebook, Twitter y cientos de blogs, y se han convertido en los únicos medios seguros para enterarse lo que estaba sucediendo, y no permitieron los intentos de manipulación, a lo que estaban acostumbrados desde el Gobierno. 

Estas experiencias, por ser tan públicas y notorias están a la orden para ser interpretadas, tanto por el Gobierno como la Oposición en Venezuela y en toda Latinoamérica. Estamos en presencia de una revolución 2.0. Se trata de una movilización, que en un principio fue muy modesta, pero que luego se fue desarrollando como una bola de nieve. Millones de usuarios de Internet de Túnez y otros países, especialmente árabes y francófonos, han participado de variadas formas. Empezando por “retweetes” hasta la realización de operaciones de gran envergadura. La revuelta tunecina ha aprovechado Internet y ha dejado un legado que hay que estudiar seriamente, porque ha sido un ejemplo para todos.

  omar1montilla@gmail.com


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Omar Montilla


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