Pero que casualidad, de pronto, llegan un poco más de 1000 migrantes y comienzan a pagar a ladronzuelos, para robar celulares en la calle o para hacer hurtos, por aquí y por allá y decir que llegó la delincuencia, nuevamente, a Venezuela.
Esto no tiene nombre.
Y por cierto no lo digo yo, lo dice el mismísimo presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.
