Aranceles: el nuevo campo de batalla geopolítico…

"Hasta que las liebres no tengan historiadores, la historia la escribirán los cazadores."

ANACLETO

Anacleto encendió un cigarrillo, un gesto casi ritual en medio de la turbulencia geopolítica que describía con voz grave. Los mesoneros seguían trayendo café, pero la conversación estaba cargada de un aroma mucho más pesado: el de una confrontación que estaba cambiando el curso de la historia. "¡A ver, camaritas! No me hagan caso a mí, que «yo no soy ni economista ni brujo del Marite». Yo solo sé algo de política, de esa que no viene en libros, sino en los huesos de la gente. Y esto que ven aquí," chasqueó los dedos frente al periódico, "no es economía, no señores. Esto es pura política, la que se cuece en cuartos oscuros mientras nosotros pelamos bolas esperando que acaben con el dólar negro. Y ya saben cómo termina el cuento: los de abajo pagando los platos rotos. Así que, Camaritas, esto es una partida de ajedrez global donde los movimientos de los gigantes nos arrastran a todos" dijo con una sonrisa amarga, le dio una chupada al cigarro, como si el humo pudiera disipar la neblina de incertidumbre que cubre el mundo, y remató: "Trump, el rey del «yo gano y tú pierdes», el que se cree el «hombre del arte de la negociación» con su retórica de ‘América primero’, inició una guerra de aranceles con China, imponiéndole 125% de impuesto a sus productos, olvidando que amenazar a China, para que se siente en la mesa de negociaciones, no es lo mismo que con Ucrania. Y China, lejos de retroceder, respondió con una estrategia recíproca, calculada y contundente: un aumento del 125% en los aranceles a todos los productos estadounidenses. Esto no es sólo una represalia", explicó Anacleto, "es un mensaje claro: no negociaremos con el pie en el cuello. China ha dejado claro que no retrocede. Su estrategia es fría, técnica: deshacerse de bonos estadounidenses como quien ajusta cuentas, mientras habla de «equilibrio global» con la serenidad de quien sabe que el tiempo juega a su favor. ‘No buscamos conflicto, pero no huiremos de él’, dijo que advirtió Pekín, Y el mensaje caló: Wall Street se estremece, el dólar titubea, y Washington se pregunta cómo llegó aquí." Anacleto dejó caer el cigarrillo, observando cómo la brasa se apagaba. "¿Y Venezuela? ¿Qué somos en este drama?, porque los efectos colaterales nos alcanzarán. La respuesta duele por su crudeza. ¿Qué pasa si el precio del oro sigue subiendo? ¿Qué pasa si el dólar pierde más fuerza? ¿Qué pasa si los mercados globales se desestabilizan? Señores, esto no es sólo una guerra comercial; es una guerra que redefine el orden mundial. Y allí está plantada China, ese socio que nunca regatea sus condiciones. Nos ha tendido la mano cuando otros la retiraban, pero cada contrato firmado es un eslabón más en una cadena que, quizás, no podamos romper." Anacleto, con cierta perspicacia susurró: "Las alianzas en tiempos de paz se vuelven trampas en tiempos de guerra." Esta vez no sonaba a profecía, sino a obviedad tardía. "El impacto de esta guerra comercial en Venezuela trasciende lo económico: es un terremoto silencioso que está reconfigurando el mapa del poder global. Cada movimiento de China, cada respuesta de Estados Unidos, nos empuja un escalón más abajo o más arriba, en la cadena alimenticia de la geopolítica. No es sólo una guerra de aranceles", advirtió Anacleto, encendiendo un nuevo cigarrillo con manos que temblaban, no por el frío, sino por la certeza. "Es la batalla por quién escribirá las reglas del mundo que viene. Y nosotros, el país con las reservas de petróleo más grandes del planeta, estamos sentados en la última fila, mirando cómo otros deciden nuestro futuro... otra vez". El humo se elevó como una metáfora incómoda: ¿seremos siempre el epílogo de una historia que otros redactan?

La estrategia estadounidense, concebida bajo la premisa de ejercer presión arancelaria para obtener concesiones de China, ha encontrado una resistencia que desafía las más optimistas expectativas de Washington. Los mercados globales, en un estado de alerta casi febril, reflejan la incertidumbre de un dólar que tambalea y un oro que se erige como el refugio predilecto de los inversionistas en tiempos de turbulencia. China, en su papel de principal acreedor de la deuda estadounidense, ha iniciado una liquidación estratégica de bonos que no sólo debilita la economía norteamericana, sino que también reconfigura las dinámicas del poder financiero global. Ahora, con cada bono que vende, China no sólo sacude los mercados: les está recordando que el poder ya no se mide en portaaviones, sino en reservas de deuda ajena. Parece que el dragón aprendió a jugar con las reglas del capitalismo mejor que los propios gringos. Y en este ajedrez de titanes Venezuela es un peón con las costillas rotas, pero con un bolsillo lleno de oro gracias a nuestras reservas de oro, que ahora en tiempos de las vacas flacas nos pueden sacar de muchos apuros.

En este contexto, Venezuela, sumida en una crisis económica inducida y bajo 932 sanciones ilegales y unilaterales, enfrenta un panorama de implicaciones profundas. La inestabilidad global actúa como un catalizador que amplifica las dificultades locales, pero también abre una ventana de oportunidad en caso de que el oro continúe ganando protagonismo como activo de refugio. Sin embargo, esta oportunidad está lejos de ser una solución definitiva. La "promesa" de aranceles y sanciones a cualquier país que "ose" comprar petróleo o gas venezolano, que impondrá Trump, no son cualquier cosa. Sin embargo, el país ha estado creciendo, lenta pero paulatinamente, a pesar de las 932 sanciones con las que ilegal y unilateralmente EEUU nos ha penalizado. Venezuela no goza de las herramientas ni armas con las que cuenta China, para enfrentar al hegemón, pero la resistencia del pueblo y la unión "cívico-militar-policial" nos permite mantener el estatus de "patria soberana". Como dijo Chávez: "Pueden entrar porque tienen con qué, pero no pueden garantizar que saldrán como entraron".

Al final, lo que estamos viendo no es una guerra comercial, sino "el funeral del capitalismo de posguerra con Washington como enterrador y testigo a la fuerza". China no juega a derrotar a EEUU, juega a demostrarle que "el poder ya no se mide en bases militares, sino en cadenas de suministro y reservas de deuda". Cuando vendieron bonos como pan caliente, no estaban atacando: estaban "reescribiendo el manual que los gringos creyeron eterno". Xi Jinping, con una retórica que combina la firmeza de un estadista con la serenidad de un estratega, ha declarado que en las guerras arancelarias no existen vencedores. Su mensaje, claro y devastador, expone las contradicciones de un EEUU que, al persistir en su postura de aislamiento, se aleja cada vez más de los principios que una vez definieron su hegemonía. Esto trasciende la mera disputa comercial. Es un reajuste del poder global, una lucha por el futuro del orden mundial y nosotros, como siempre, ocupamos el lugar de espectadores obligados. El "no tememos la guerra comercial" chino significa "Sabemos cuánto duele, pero ustedes tienen más que perder".

Mientras algunos siguen soñando con marines desembarcando en La Guaira o con el oro de Londres pagando su cuenta en el exilio, el mundo real sigue girando: China negocia con Maduro, Rusia vende armas, y EE.UU. prefiere sanciones baratas antes que otra guerra impopular. La triste verdad es que Venezuela ya no es prioridad... ni siquiera para quienes prometen "rescatarla" pues ya no les es rentable. Sólo le importa a quienes la amamos y luchamos por sacarla del pozo profundo en el que, con la ayuda de los apátridas, las ilegales y unilaterales sanciones la han sumergido.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 644 veces.



Luis Semprún Jurado

Profesional, productor audiovisual, co-productor y co-moderador del programa radial El Ojo de la Ciudad en Maracaibo, estado Zulia

 luissemp2003@gmail.com      @luissemp2003

Visite el perfil de Luis Semprún Jurado para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Internacionales


Revise artículos similares en la sección:
Economía