"Un Estado es tan poderoso como el castigo que da a los traidores."
ANACLETO
Anacleto apagó su cigarrillo, echó una última ojeada a las notas que tenía sobre la mesa, llamó al mesero para ordenar otro café y, con esa picardía que lo caracteriza, me dijo: "¿Cómo se siente, camarita?" Luego, ajustó sus lentes, miró a su alrededor y, viendo a la gente que llegaba y tomaba asiento, saludó: "Buenas, buenas". Y así dio inicio a su charla: "Camaradas, aquí estamos otra vez, viendo cómo la política venezolana se parece más a un chisme de barrio que a un proyecto de país. Cada decisión tiene un precio. En tiempos donde la traición se viste de discursos y la lealtad se pone a prueba, Venezuela enfrenta una guerra política. Esta no sólo divide a los líderes opositores, sino que también expone las grietas más profundas de la sociedad. Es que, en lugar de afrontar lo que sucede, preferimos negarlo y sustituirlo por nuestros propios deseos, privilegiando la utopía ideológica por encima de la realidad. Como decía Saramago, vivimos observando sombras que se mueven y creemos que eso es la realidad. Vemos cómo la clase dominante, en contra de los intereses de su pueblo, necesita la continuación del conflicto para tratar de obtener el poder. Pero… se les acabó el tiempo. Y es que, como dice el refrán, «en boca cerrada no entran moscas», aunque parece que a algunos les encanta abrir el pico para soltar cada disparate." Soltó una bocanada de humo y prosiguió: "Ahí tienen a «La Loca», quién con sus declaraciones y acciones ha dejado al descubierto un plan que no sólo amenaza la soberanía nacional, sino que también pone en evidencia la fragilidad de una oposición que, en lugar de unirse, se desmorona entre viejas rencillas y nuevas traiciones. La muy sinvergüenza anda por ahí ofreciendo regalar la patria como si fuera un combo de arepas en el mercado. ¡Qué descaro, carajo!" Me miró pícaramente, guiñó el ojo y siguió: "Y eso de que quiere tumbar al Presidente... ¡Ay, mi madre! Si con lo que ha hecho, ya debería estar más escondida que un billete de cien en la cartera de un tacaño. Bueno, escondida está, pero todos saben dónde." Hizo un gesto irónico hacia su cartera y continuó: "Pero bueno, ¿qué esperábamos? Esta es la misma que se inventó unas actas más falsas que un majunche decente, contrató a un hacker en Chile con reales de la Exxon Mobil (que, por cierto, se ufanó en un video de su hazaña como si hubiera ganado el Mundial) y montó un show que ni Netflix se atrevería a transmitir. Y ahora, ¿qué pasó? Silencio. Como dicen por ahí, «el que mucho habla, poco hace», aunque esta doñita parece que nunca se queda sin inventar algo. O tal vez está esperando que la Exxon Mobil le mande más plata para seguir con su circo." Anacleto hizo una pausa, tomó un sorbo de café y continuó: "Nicolás, por su parte, ha sabido desenmascarar a quienes buscan vender la patria al mejor postor, recordándonos que la verdadera fuerza de un Estado no radica en su capacidad de castigar a sus enemigos, sino en su habilidad para identificar y sancionar a los traidores que operan desde dentro. En esta batalla, el pueblo venezolano será el juez final, aquel que, con su lealtad inquebrantable, escribirá con letras de oro el futuro de una nación que se niega a ser vendida ni traicionada." Miró a su alrededor, como para asegurarse de que todos lo escuchaban, y concluyó: "Ahora… no todo está perdido. La lealtad es como el café: se prueba en lo caliente. Y aquí hay quienes siguen firmes, hombro con hombro, defendiendo lo que es de todos. Porque al final del día, la patria no se vende, no se regala y mucho menos se traiciona. Y a los traidores, bueno... que no se sorprendan si el castigo les llega más rápido de lo que esperan. Porque, como bien saben, «el que la hace, la paga», y en esta guerra política, el pueblo siempre tiene la última palabra. Y ya el pueblo conoce a sus verdugos."
He visto las últimas declaraciones de "La Loca", en los videos que ella misma ha publicado y que ahora son "públicos y notorios". Déjenme decirles que no me sorprenden para nada. Ha ofrecido vender aprecio de gallina flaca, e incluso regalar, los recursos naturales y económicos de la nación. A cambio, promete privilegios a quienes la ayuden a "tumbar" al Presidente que elegimos con nuestros votos el 28 de julio, Nicolás Maduro Moros, para ponerse en su lugar. Sin embargo, espero que al menos tenga la integridad de llamar a esto por su nombre y no esconderse detrás de falsas acusaciones. Ya no se habla de las famosas "actas". Es vox populi que Nicolás ganó y que las actas que ella presentó eran falsas. Se sabe que contrató, con dinero de la Exxon Mobil, a un hacker en Chile para sabotear el proceso de transmisión de actas del CNE, y así montar un show mediático, con actas en una página web creada específicamente para ello. El mismo hacker lo confesó en un video desde Chile, ufanándose de su hazaña como si hubiera ganado el Mundial. A confesión de parte…
Y luego… el silencio. Un silencio que sólo se rompe para aplaudir el maltrato y secuestro de los migrantes venezolanos arrestados ilegalmente en Estados Unidos y "deportados" a Honduras sin juicio alguno. ¡Otro negocio rentable! Ese silencio político es el presagio de una nueva guerra. En ella, la traición y la lealtad se entrelazan, derramando sangre y lágrimas. Cada detalle de los planes traicioneros se esparce como veneno, y esta guerra nunca volverá a ser la misma de antes. Esta guerra no es sólo por la soberanía de la patria, sino también un sufrimiento que quedará grabado en la memoria colectiva. En ella se mezclan, la cara más oscura de la traición y la forma más elevada de lealtad. Aquellos que están listos para la guerra podrán observar la voluntad del bravo pueblo venezolano, que se pondrá a prueba una vez más contra la traición. Y con la misma lealtad inquebrantable, la enfrentarán. Nicolás ha revelado el verdadero rostro de La Sayona y ha sacado a la luz las viejas huellas de la profunda grieta entre los mismos opositores. Esa falsa unidad que pregonan no es más que un espejismo, y el pueblo lo sabe.
La oposición criolla, dividida entre viejas amistades, enemistades y años de peleas internas, debe tomar una decisión. No sólo necesita corregir sus errores, sino también recuperar la confianza de sus adeptos. Debe adoptar una postura firme para defender su reputación, ante la amenaza de disolver sus alianzas con deshonor. Este es un escenario donde la traición y la lealtad se ponen a prueba. Si dependiera de muchos de ellos, ya habrían hipotecado la patria e incluso vendido parte de ella. Y todo esto, sin contar con la confianza ni el voto del pueblo, y sin haber llegado al poder. Por otro lado, la confianza y el apoyo que nos tenemos como pueblo, especialmente en los momentos más difíciles, nos da fuerza. Juntos superaremos las dificultades, tendremos un camino más fuerte, resiliente y justo. Repararemos cada error y venceremos todos los obstáculos, porque somos una familia. Sí, juntos, hombro con hombro, lo lograremos. Nuestra confianza mutua iluminará el camino y nos mantendrá seguros, sin importar lo que hagan o digan. Y, como siempre, duélale a quien le duela.
Una parte de la oposición venezolana, la majunchería, se ha dedicado a fomentar el odio masivo hacia todo lo que huela a chavismo, usando como "chivos expiatorios" a quienes no comparten su visión. Demonizar la "ideología oficial" es su sello distintivo. Por otro lado, violan las leyes para provocar la reacción del Estado y luego acusan al gobierno de instrumentalizar las leyes para castigar la disidencia. Este doble rasero es un claro ejemplo de su disociación. Han llegado al extremo de afirmar que los venezolanos somos una "enfermedad contagiosa" (Julio Borges) y una "amenaza criminal para el continente" (María Machado). Según Narco Rubio, los venezolanos enviados ilegalmente a "El Salvador" son miembros del Tren de Aragua. ¡Qué coincidencia! Ellos, junto a miembros de otros "Trenes", públicamente apoyaron a La Loca. ¡O sea! Promovieron la migración y hoy la combaten. ¡Es que ya no es negocio!