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De un solo plumazo la élite gobernante de los Estados Unidos, pretende generar un caos mundial que deje sin efecto el orden jurídico internacional y toda la red de convenios comerciales, inter culturales, ambientales y de todo orden, para en medio del desorden generalizado, imponerle a los demás países nuevas criterios y orientaciones que fortalezcan el interés hegemónico del Imperio Estadounidense. To be, or not to be, that is the question
Nadie puede pensar que las medidas aplicadas hoy por los Estados Unidos, obedecen a un estado de locura transitoria del nuevo gobernante, Donald Trump. Si alguien así lo piensa está muy equivocado.
Es un plan debidamente calculado, meditado. Crear el caos total, para intentar que las naciones acorraladas, lleguen a acuerdos unilaterales con el Coloso del Norte y este imponerle sus condiciones.
De esta manera, imponiendo condiciones particulares a cada país que se sienta amenazado por el cúmulo de medidas aplicadas, vuelve Estados Unidos, a tomar el control y reordenar la economía mundial, pero bajo sus parámetros y orientaciones.
Por eso, afirmo, que cualquier intento particular, individual, de cualquier país, para intentar paliar su situación, llegando a acuerdos unilaterales con los Estados Unidos, resultará un soberano fiasco y sólo debilitara la posibilidad de constituir un frente común frente al atropello.
Por supuesto, no es una tarea fácil, pero es indispensable; porque existen mandatarios de diferentes regiones, que tienen el agua al cuello y para lograr mantenerse en el poder, si es posible, le lamerán los pies al Diablo, personificado en esta crisis, como Donald Trump.
No estamos en la época en la que se amarraban a los perros con chorizo. El mundo está cada vez más interconectado gracias a la globalización, lo que ha aumentado los vínculos económicos, políticos y culturales entre países y regiones.
Las naciones hoy, son más independientes y pugnan por mantener relaciones de igual a igual, con cualquier país, independientemente de su de desarrollo. Nadie quiere estar subordinado a otros poderes, aunque política e ideológicamente coincida con otro.
Hasta donde están las cifras actualizadas, para poner un ejemplo de esta diversidad, la Organización de las Naciones Unidas, está integrada por 193 países, todos con estatus de independientes y soberanos. Todos tratando de lograr en el Marco del Orden Internacional existente, desarrollarse, mantener una comunidad armoniosa de relaciones, en un contexto de Paz.
Es tal la interrelación, que cualquier medida unilateral que tome una nación de amplio desarrollo, tiene consecuencias colaterales y afecta a todos por igual.
Por eso se ha construido un andamiaje jurídico, fortalecido mediante convenios multilaterales y binacionales para establecer reglas del juego y que las iniciativas, bien sean económicas, culturales, política, sociales, ambientales y de todo orden se desarrollen de mutuo acuerdo y beneficio de la humanidad.
Desconocer esta realidad, negar la inter conexión mundial,
enterrar el Orden Jurídico Internacional, intentar sustituir el diálogo por el chantaje y la coerción, está muy alejado de los propósitos que la humanidad viene tejiendo y que se hacen realidad en el presente Siglo XX
Y es precisamente, lo que estamos observando, cuando el nuevo gobernante de los Estados Unidos, trata de superar la crisis de su país, a costa de los demás y pretende crear el caos para cómo se dice en criollo, “Pescar en Rio Revuelto”.
La Deuda Pública de los Estados Unidos, según los entendidos en la materia, supera los 93 billones de dólares; los nuevos movimientos globales de la economía; el surgimiento de mercados alternativos, la agrupación de países buscando alternativas a sus redes comerciales, la debilidad del dólar en muchas regiones y el surgimiento de nuevas monedas con peso en el mercando internacional han disminuido sensiblemente la influencia de los Estados Unidos en el Mundo.
Eso lo sabe Trump, ya su país, no puede a pesar de contar con medios de comunicación y redes, que lo han posicionado en el mundo, con el lema del “Sueño Americano”, continuar manteniendo ese mito.
Los Estados Unidos es un país en grave crisis, a punto de colapso, pero el señor Trump, asume esa realidad y pretende superarla, no sobre la base del diálogo, pactando para reconstruir y superar a crisis, sino, sumiendo al mundo en un Caos Total, para tratar, luego, por la vía del Chantaje e incluso de la intimidación de la fuerza, imponer nuevas reglas de juego, a costa de a sumisión de toda la comunidad internacional.
Y es precisamente, allí, donde yo propongo ponerle freno. Y ese freno es la Unidad, sí, la Unidad de todas las Naciones. Hacer un frete Común. Si todas las naciones se unen, a los Estados Unidos y su nuevo gobernante, no le quedará otra alternativa, que sentarse, volver al diálogo y lograr acuerdos comunes para beneficio de Todos. Con acuerdos individuales o bilaterales, ni pensar, que se resolverá la actual crisis que hoy nos arropa y no se sabe hasta dónde nos conduzca. Así lo veo yo.