Hace algunas semanas le dije al Presidente Chávez que yo creía que el próximo presidente de Colombia iba a ser Horacio Serpa, pero que todavía no ponía mis manos al fuego. Ahora lo hago. Me la juego y apuesto con quien quiera una cerveza y un sandwich de pollo, de esos deliciosos que hacen en el hotel El Conde de Caracas, que el próximo presidente de Colombia será Horacio Serpa y que este vaticinio ha influido para que un fiel seguidor del señor Serpa, residenciado en Caracas, que precisamente le hizo campaña presidencial en Venezuela en la pasada contienda electoral, tenga puesto de honor en la conmemoración en Caracas de un nuevo aniversario del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, haciéndose pasar por presidente de la Fundación Jorge Eliécer Gaitán, fundación que no pudo finalmente concretarse, precísamente debido a sus maniobras torticeras. Pero el poder es así.
Hago esta observación a propósito de una columna de opinión aparecida hoy en el periódico colombiano El Tiempo que les anexo. Su lectura dará las claves de lo que se está cocinando con éxito y digo, con éxito, porque el señor Horacio Serpa es el embajador de Alvaro Uribe ante la OEA y su Secretario General, César Gaviria, se regresa a Colombia para asumir la jefatura única del Partido Liberal. Serpa fue el contendor de Alvaro Uribe en la pasada campaña presidencial. Serpa dijo que Uribe era el candidato de los paramilitares, se opuso a la política neoliberal de Alvaro Uribe pero, una vez derrotado, aceptó la embajada en la OEA que le ofreció Uribe, olvidándose de todos sus antagonismos “ideológicos” con su nuevo patrón. Argumentó, para aceptar la embajada, que había comprado un apartamento muy costoso, con una altísima hipoteca y que sólo con el sueldo de la OEA podría pagarlo y no perderlo. Prefirió perder su dignidad antes que un apartamento... Es que los políticos se dividen en dos: a) los que quieren hacer y b) los que quieren ser. Y Serpa es de los que quiere ser presidente de Colombia a cualquier precio, cueste lo que cueste, haya que afirmar lo que haya que afirmar, como, por ejemplo, lo que viene haciendo con un cinismo criminal y es declararse "gaitanista" sin serlo, únicamente utilizando la memoria del Líder Popular como anzuelo electoral, en la misma forma en que actúa su pupilo residenciado en Caracas... "Dios los cría y ellos se juntan".
Ahora sus mentores le recomiendan a Serpa que no se lance como candidato liberal. Lo que no ha captado el influyente columnista D’Artagnan, es que si en reciente reportaje Serpa dijo que quería ser presidente (cuando antes de viajar declaró que abandonaba para siempre sus aspiraciones...) es porque ha hablado ya el asunto con César Gaviria, quien se apresta a dejar la Secretaria General de la OEA y ya como jefe único del Partido Liberal lanzará a Serpa como candidato del liberalismo para derrotar a Alvaro Uribe si este pierde la popularidad del 75 % entre los colombianos como la está perdiendo, pues cada vez está más debilitado en su prestigio frente a los poderosos, que han visto que su "mano dura" no ha acabado con la guerrilla y no va a poder acabarla. El ejemplo, entonces, está ahí en España y ahora se lo enrostran a Uribe para que cambie o lo cambien a él por Horacio, quien ya en Washington aprendió inglés para decirle al Presidente de los Estados Unidos: "yes sir". Porque la cuestión será así, el demagogo Serpa hablará siempre el lenguaje que le ordenen sus amos porque es, como decía Jorge Eliécer Gaitán, de aquellos hombres que tienen alma de lacayos.
Guarden este correo en algún rincón de su mesa de noche para que lo lean dentro de tres años..., me den la razón o me saquen los ojos. De todas maneras sostengo mi ofrecimiento de hacer una apuesta con quien quiera afirmar lo contrario.