Bastó y sobró que Darwin le pusiera título a su magna obra para que un gran lector de solapas dijera: "Ay si, ¡gran vaina!!! ¡Gran descubrimiento!! Todos sabemos que la pimienta y la canela en rama vienen de la India." Así son. Así les va... La pregunta que uno se hace es ¿cómo se dirá "Ay si, ¡gran vaina!" en inglés victoriano? Y otra, menos inocente: ¿Ustedes de verdad leen y entienden lo que leen?
Yo no me quejo de mi origen: mestizo de cultura judeo-cristiana. De la cultura de mis mayores tomo lo que sirve, lo que ha contribuido (contribuido, dije) al desarrollo de la civilización, y del lastre ideológico que me inocularon me he ido soltando poco a poco; algo apurado ultimamente porque el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos. Negar la presencia en toda esta tramoya cultural del mesianismo judáico y sus derivados, tanto su parte mas sórdida: la inquisición, el capitalismo, "la solución final", la bomba atómica contra los amarillos, etcétera, y su parte sublime: el Ave María de Schubert, por dar un ejemplo, no son cosas que niego, ni me son ajenas. Forma parte de nosotros y de nuestra simbología. A lo que me niego es a seguir reforzando la metafísica y los cuentos de camino como necesaria y única inspiración para la espiritualidad humana. Allí están los "charquitos en el patio" de Otilio que dan más que muestra de qué es espiritualidad, sin recurrir ni a dioses, ni a sus hijos.
Y cuando de cristianismo se trata, el chiste basado en los evangelios forma también parte de nuestra cultura. Muchos de estos chistes conllevan una gran enseñanaza, porque las parábolas y las fábulas son eso, y nada más que eso: perlas de sabiduría popular condensadas en un idioma sencillo que permita su difusión. Así como los articulazos prosopopéyicos del padre putativo (y sus hijos) de la ultima gran olla CENDESista donde cayeron nuestros inocentes ratoncitos: Rigoberto Fumanchú (o algo así...).
El cura que odiaba a muerte a los sifrinos disfrazados de revolucionarios y despotricaba contra ellos desde el púlpito, fue puesto en autos por la cúpula. Se le prohibió mencionarlos. El cura, excelente estratega como todos los curas, leyó el segmento del evangelio según San Lucas (porque los curas también tiene su "corazoncito" y su lenguita) donde el maestro anuncia en medio de la cena: "No son todos los que están". La voz corrió por la sala: ¿Seré yo, maestro?, se preguntaban los inocentes, sacando sus credenciales, sus videos, sus "ponencias". Judas dijo: "ya salió otra vez este con su cesarismo, su estalinismo marxista-leninista y su bolchevismo tropical".
El origen cierto de esta "especie", que algo queda...
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