Sugerencias atrevidas para ganar el referendum revocatorio

En estos días he recibido un alud de comunicaciones en torno al referendo revocatorio del próximo 15 de agosto en Venezuela. Dos de ellas han llamado poderosamente mi atención: un comentario a unas declaraciones de Guillermo García Ponce, director del diario VEA, publicadas en La Verdad y un artículo de Heinz Dieterich fechado el 8 de junio último, titulado "Peligro mortal en Venezuela". Ambos artículos me han estimulado para hacer un análisis descarnado sobre lo que he observado en Venezuela, permitiéndome presentar - perdónenme el descaro - un diagnóstico del disperso manejo del activismo político y de la organización (¿organización?) de masas y algunas sugerencias para corregir el rumbo que llevó a la parcial derrota del bolivarianismo en la pasada recolección de firmas.

Tanto García como Dieterich hablan de la dispersión del aparato político bolivariano y Guillermo García clama por la necesidad de estructurar un solo movimiento. Es una necesidad indiscutible, pero ¿cómo lograrlo? Al precio de crearme enemigos dentro de mis amigos, me permito afirmar que esto solo se logra si el Presidente Chávez cambia su modus operandi administrativo y ejecutivo. Nadie niega que el Presidente Chávez tiene una capacidad de movilización insuperable, pero no es un buen organizador. ¿Por qué? Creo que porque no tiene una formación de gestión administrativa adecuada para ello. Es disperso, desordenado, da órdenes pero no le hace seguimiento a los resultados. Cuando observo su forma descuadernada de darle cuerpo y concreción a sus grandiosas ideas pienso mucho en lo que escribiera un día John C. Wiley, embajador de Estados Unidos en Bogotá a mediados de la década de los 40 en informe fechado el 16 de mayo de 1946 refiriéndose a mi padre, Jorge Eliécer Gaitán: "...Un observador me describió a Gaitán como una persona metódica, paciente y ordenada en su vida privada y en su trabajo, cualidades que constituyen una combinación potencialmente peligrosa".

Si queremos un partido organizado, donde las múltiples personalidades (con sus protagonismos y ambiciones individuales) se sometan a una estructura partidista disciplinada, moderna, ágil y homogénea, es decir a un aparato político eficiente, es necesario que el Presidente Chávez asuma un cambio en su estilo administrativo y no, por su puesto, en sus proclamas, discursos públicos y señalamiento de caminos, campo en el que es, sin duda, magistral.

Estoy repitiendo en voz alta lo que me dicen a soto voce los más interesados y abnegados servidores de la causa bolivariana. ¿Alguien se lo ha dicho al oído al Presidente? Probablemente, pero hasta ahora no lo he escuchado públicamente y mi propósito es que llegue a él, así me descontinúe de sus afectos. Yo deseo el triunfo de la Revolución, estando en ella, sin ella o, incluso, rechazada por ella. Digo "mi verdad" sobre alguien a quien admiro y quiero, porque no gastaría mi tiempo haciéndole observaciones a la oposición. Entre más errores cometan ¡mejor!.

Organizar ese aparato político indispensable sólo está en manos del Presidente Chávez y a él le corresponde darle un nuevo rumbo a su estilo ejecutivo. Señalar las equivocaciones del Comando Ayacucho no resuelve el problema, porque es ignorar que este actuó en la forma en que lo hizo porque se encontró ante circunstancias organizativas planteadas desde arriba. No voluntariamente, sino como producto de un estilo administrativo de la instancia superior.

Por otra parte y en segundo lugar, pero no menos prioritario, es la necesidad de que el proceso bolivariano no solo tenga unos ideales y conceptos altruistas sobre el mundo posible, que comparten sus partidarios, sino que es indispensable que cuente con un cuerpo de doctrina orgánico, de carácter científico, que le otorgue un esqueleto teórico que sustente esa organización, ahora amorfa por falta de estructura teórica homogénea que la sostenga y, por ende, que le de coherencia y concrete resultados en la acción. .

Dieterich habla de la necesidad de una teoría política como elemento indispensable. El diletantismo y la buena voluntad no son suficientes. Ahí es donde entran a jugar las nuevas teorías de la modernidad científica que le dan sustento y legitimidad a la Democracia Directa, sustituyendo no solo la estructura legal de la Democracia Representativa, sino también el andamiaje epistemológico que le da forma cultural y, por ende, legitimidad colectiva y operativa. En este punto, estudiar el modelo teórico que implementó Jorge Eliécer Gaitán es de gran valía. Chávez debe estar "jarto" de que yo insista en ello como un tábano, desde cuando se presentó por primera vez a las elecciones. Un cuerpo orgánico de doctrina, así sea científico o idealista - laico o religioso - es "el" arma fundamental para cohesionar un pueblo y poner a marchar un proyecto político con la fuerza necesaria para vencer al adversario. Es necesario pasar de tener conceptos a tener criterios compartidos.

En tercer lugar y como última propuesta. Planteo que no basta manejar en profundidad los análisis teóricos, es necesario, digo más, INDISPENSABLE, contar con una campaña publicitaria técnica y sabiamente hecha. El primero de los publicistas, no cabe duda, es el Presidente Chávez, quien tiene una capacidad magistral de comunicación, pero la "campaña" técnicamente elaborada y desarrollada debe estar en manos de expertos y no de entusiastas diletantes. Por ello, propongo que la Revolución Bolivariana emplee a un extraordinario publicista, famoso en América Latina porque ha hecho ganar a todos los candidatos a quienes ha promovido. Se trata de Angel Beccassino[2], argentino de nacimiento, colombiano de corazón y bolivariano de ideales. No aprovechar sus conocimientos sería un error, digo más, un pecado. Así como no colocar a Heinz Dieterich en el equipo de estructuración teórica del aparato político sería un crimen.



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[1] A Guillermo García Ponce

[2] Debo confesar que no he hablado con Angel Beccassino, pero sé que a una invitación de Chávez no se negaría para ir a trabajar en esta campaña. Tampoco he hablado con Heinz Dieterich, pero creo conocer su interés por cooperar en un nuevo modelo político para la América Latina. Espero que ambos amigos me perdonen mi imprudencia, pues tampoco sé si comparten mis posiciones. Ellos, de todas maneras, son mucho más prudentes que yo. Hace años renegué deliberadamente del estilo


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Gloria Gaitán


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