Cuando el Papa Benedicto XVI ofreció la primera misa en el contexto del II Sínodo de Obispos para África, iniciado ya hace varios días atrás pero quince años después del primero, y resaltó lo que consideró los valores de África y las amenazas que enfrenta, quizás ya el Papa había previsto la carga de rebelión acumulada en quince años de neoliberalismo y neocolonialismo en África, incrementada en la década de los noventa, esa que, según he dicho anteriormente, fue el tiempo en que el imperialismo trató, con abierto optimismo y envalentonado, de secuestrar los sueños de los pueblos, y que ahora, hasta en las declaraciones del obispado africano se presienten que los sueños no pudieron ser robados.
Los obispos africanos (197 asistentes) y unos cuarenta de otras latitudes, vienen abordando los problemas del continente bajo el lema: 'La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y la paz. Vosotros sois la sal de la Tierra, vosotros sois la luz del mundo'.
DESDE LA CÚPULA PAPAL
Benedicto XVI ofreció algunas ideas a manera de lineamientos para los obispos y se refirió a la 'nueva evangelización' a realizar por la Iglesia Católica que tenga en cuenta 'los cambios sociales' y 'la globalización'.
«África es depositaria -dijo Benedicto XVI- de un tesoro inestimable para el mundo entero: su profundo sentido de Dios». Un tesoro del que se habla muy poco y que corre el riesgo de ser arrebatado por el nuevo colonialismo de los países ricos' dados los recursos naturales existentes en África, y que -según afirmó el Papa- 'siguen siendo fuente de explotación, de conflictos y de corrupción». El Papa -durante la misa inicial- diagnosticó como 'patología peligrosas' que amenazan a África, ese 'inmenso pulmón espiritual' del mundo, al 'materialismo' y al 'fundamentalismo', sin precisar mucho lo que por tales conceptos se debe entender. La ambigüedad, en estos casos, favorece a quien trata de rodear y no llegar a las raíces de los problemas.
Según Benedicto XVI 'el materialismo, combinado con un pensamiento relativista y nihilista' fue 'exportado' por 'el mundo occidental' con el colonialismo que -según el Papa- 'no ha concluido del todo' mientras que el 'fundamentalismo religioso' es expandido por grupos que se refieren a diversas pertenencias religiosas.
Por otra parte, el Papa se refirió a un polémico tema en África ante casi 200 obispos africanos que se encontraban entre los asistentes: 'la familia basada en el matrimonio legitimado por la iglesia', el cual tiene como contexto lo que significa abordar el tema central del evento relativo a 'La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz', con lo cual situó en la opinión pública africana su atención hacia el vínculo directo entre matrimonio e iglesia católica, algo distante de las costumbres y la multiculturalidad de la mayor parte de la población africana. Algo que puede advertirse rápidamente por el conocedor del mundo africano y que los obispos se encargarían de colocar sobre el debate.
En efecto, después de varias sesiones, el clima del Sínodo se aprecia tenso aunque no exento de esperanzas, ni de liberación de culpas. Parecen confesiones más que críticas pero a su vez parecen más campos de conflictos que confesionarios pues están siendo escenarios de claras batallas de ideas con profundas raíces anticolonialistas y muy apegadas a la actual realidad emancipadora africana. Véanse algunas declaraciones y se apreciará la confrontación abierta y sin muchos tapujos, por supuesto, sin llegar a las verdaderas causas de los problemas.
DESDE BURKINA FASO
Por ejemplo, Philippe Ouedraogo, arzobispo de Ouagodougoy, Burkina Faso, manifestó que África rechaza las prácticas 'legalmente reconocidas en Occidente' del aborto, de la homosexualidad, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la eutanasia y acusó a los medios de comunicación occidentales de intentar imponer el 'pensamiento único' de Occidente.
El arzobispo burkinés Ouedraogo precisó que radios, sitios de internet y televisiones occidentales están 'condicionadas' por los poderes e intereses económicos. Todos ellos difunden 'a posta' en este mundo global 'programas que pretende visiblemente imponer el pensamiento único de Occidente' y afirmó que eso se vio con el 'escándalo mediático' organizado con motivo del viaje de Benedicto XVI a Camerún y Angola (cuando rechazó el uso del preservativo contra el Sida). 'Fue un patético ejemplo', precisó.
Burkina Faso es uno de los países africanos sin costas, colonizado por Francia hasta los años sesenta del siglo pasado, nombrado colonialmente “Alto Volta” y que en la década de los 80 fue cambiado su nombre por el actual y profundamente impactado por la obra y pensamiento del joven militar Thomas Sankara (llamado también el Che africano) quien fue un presidente de amplia proyección social, hasta su sospechosa muerte por “accidente” de aviación, algo parecido a lo ocurrido al líder Samora Machel, a Jaimes Roldós o a Omar Torrijos, precisamente cuando el viejo Bush era Vicepresidente del gobierno de Reagan.
DESDE NIGERIA
Casi tan diáfano y directo como Ouedraogo fue el cardenal Anthony Olubunmi Okogie, arzobispo de Lagos, capital de Nigeria, quien denunció que “los recursos necesarios para el desarrollo de la sociedad africana están siendo saqueados por los 'neocolonizadores' del mundo desarrollado.
Es conveniente recordar que Nigeria -miembro de la OPEP por su gran producción petrolera- está transitando por momentos de alta inestabilidad debido al contraste social, apreciado tanto por los yorubas, como los haussa-fulani o los ibo (las tres etnias más grandes del país más poblado de África), por el polo de las amplias riquezas naturales no renovables explotadas por empresas francesas, inglesas, holandesas y estadounidenses, y por el otro polo, el deteriorado nivel de vida de la gran mayoría de los 138 millones de habitantes de Nigeria. No es casual que los movimientos rebeldes opuestos al status quo de las transnacionales hayan provocado la reducción de la producción petrolera en dos tercios de su producción potencial, según recoge Bill Powell en un análisis reciente para CNN.
DESDE EL CONGO
Más del sur y de la conflictiva y rica zona oriental de la cuenca congolesa, cercana a los región de los grandes lagos, fronteriza con Uganda, Ruanda y Burundi, llegó para denunciar, el obispo Nicolas Djomo Lola residente en Tshumbe, República Democrática del Congo, quien centró sus denuncias en la acción saqueadora de las transnacionales a costa de explotar para sí las diferencias étnicas de la región. 'Deploramos que la comunidad internacional -dijo Djomo- no haga lo suficiente par poner fin a estas guerras y a esas violencias y que no se interese lo suficiente por su causa, que no es otra que el saqueo de sus recursos naturales'.
En esencia, Djomo Lola puso sobre el debate la misma causa por la que el líder congoleño Patricio Lumumba dio su vida. Hoy, los diamantes, el coltán, el uranio y otros minerales indispensables para las nuevas tecnologías de la información y para la carrera espacial de las potencias capitalistas, continúan siendo el motivo de los sufrimientos denunciados por Djomo.
DESDE SUDAFRICA
Sin sufrir los mismos problemas, pero experimentando las secuelas del Apartheid de las décadas de historia de los gobiernos racistas blancos, Sudáfrica, siendo esta uno de los tres países más potentes de África, también tiene muchos retos sobre los cuales se pronunció el arzobispo de Johannesburgo, Sudáfrica, Buti Joseph Tlhagale. El obispo colocó el acento en la defensa de la inculturación (usar elementos de las culturas indígenas para anunciar el Evangelio) y dijo que sin esas culturas indígenas no existe una genuina evangelización y una auténtica reconciliación entre los pueblos.
Los valores del Evangelio están amenazados en África por la nueva ética global, agresiva al tratar de convencer a gobiernos y comunidades a aceptar nuevas interpretaciones de los conceptos de familia, matrimonio y sexualidad, puntualizó Tlhgale.
'Las culturas africanas sufren la fuerte presión del liberalismo, del secularismo y de los grupos de presión que han ocupado Naciones Unidas. África afronta una segunda ola de colonización, solapada y despiadada', concluyó la denuncia del sudafricano.
Mandela en su momento como Presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki después y hoy Jacob Zuma, han enfrentado, entre otros, esos problemas del conflicto creado por una cultura externa, antes hegemónica y ahora en crisis, con la multiculturalidad existente en Sudáfrica. De ahí que hoy el continente, de sur a norte y de este a oeste, ante la debilidad del sistema capitalista, esté en rebeldía, sea a través de los presidentes o de los propios obispos.
DESDE GHANA
El tema del choque cultural al que está sujeta la propia iglesia cristiana, que no quiere sucumbir en África, fue también el centro de la intervención del obispo de Sunyani, Ghana, Matthew Kwasi Gyamfi, quién denunció hoy que muchas mujeres africanas que viven en poligamia y han abrazado el catolicismo ven como la Iglesia les niega los sacramentos, por lo que pidió al Sínodo que se les permita acceder a todos ellos, buscando así un acercamiento de la iglesia cristiana a la realidad africana, y que fue una de las líneas lanzadas por el Papa Benedicto al iniciar el cónclave.
Kwasi también reveló la contradicción entre iglesia y sociedad al señalar que por ese 'rechazo' hacia esas mujeres, la Iglesia católica está acusada de injusta, de dividir a las familias, de fomentar las separaciones y de destruir la sociedad. La realidad es que esas mujeres ni pueden divorciarse ni pueden recibir los sacramentos, precisó el prelado.
DESDE CARACAS PREVENIDOS
Este álgido y relevante debate en el II Sínodo de Obispos sobre África concluirá el 25 de octubre, por lo que, según pudiera preveerse, se darán más fuertes debates, considerando, por un lado, las líneas dadas por Benedicto XVI, por otro, las contradicciones internas-externas sociales e institucionales, y por otro lado, las claras denuncias de obispos de países africanos influyentes.
Por todo ello, pudiéramos pensar que estamos en presencia de un hito en la historia de la iglesia cristiana, la cual -se recordará- fue salvada en su unidad institucional, hace decenas de siglos atrás, precisamente por un africano, el padre San Agustín (de Hipona, poblado situado en el territorio de lo que es hoy Argelia), quien reordenó y condujo moralmente al obispado, casi en su totalidad corrupto, y trazó muchas de las pautas que han permitido a la Iglesia cristiana adaptarse -a través de los siglos- a las transformaciones sociales impulsadas por los pueblos, las cuales en el siglo XXI, se denominan transformaciones socialistas.
(*) Profesor del Seminario de Africa de la Escuela de Estudios Internacionales de FACES-UCV.
Email: wongmaestre@gmail.com