El pasado viernes 17 de septiembre se presentó una emboscada en las poblaciones rurales de la Victoria y la Charca, localizadas en el Estado de Apure, en la que murieron seis militares y una ingeniera, mientras que otro soldado y un civil fueron heridos en el transcurso de la refriega armada.
Los militares acompañaban a los técnicos de PDVSA, en trabajos de inspección relacionados con el campo petrolero de Guafita en Apure.
El evento se suma a otros en la extensa frontera que une a Colombia con la República Bolivariana de Venezuela, en momentos en que en Bogotá y Medellín circula ampliamente, entre las elites políticas, empresariales, militares y paramilitares, un video donde se proyecta la hipótesis de una guerra entre las dos naciones, tal como repetidamente lo ha informado el ultra reaccionario periódico bogotano El Tiempo, de propiedad del Vice-Presidente colombiano, Francisco Santos.
El comandante encargado del Ejercito colombiano y el Ministro de Defensa -un caracterizado representante de los agresivos grupos financieros antioqueños - han afirmado con mucha vehemencia que 'tienen información de inteligencia confiable' en el sentido de que el Frente 10 de las FARC, bajo el liderazgo de Jaime Cotrino Díaz, es responsable de este trágico suceso. La prueba es una comunicación interceptada en la que los guerrilleros de las FARC 'confirman su participación en el hecho'.
Pero aquí es donde surgen dudas y preguntas. Este tipo de pruebas e interceptaciones de la inteligencia militar colombiana siempre son objeto de las mas burdas manipulaciones con fines políticos.
Recientemente fue regresado de los Estados Unidos, un supuesto guerrillero (alias el Marrano) del mismo Frente 10, quien fue extraditado después de que el Ejercito aportara unas 'contundentes' pruebas sobre su presunta autoría y participación en la matanza de tres gringos que trabajaban para una empresa petrolera americana, con fuertes enclaves en el departamento del Arauca, fronterizo del Estado de Apure. No solo su extradicion fue una arbitrariedad sino que su autoria en la masacre resulto compeltamente falsa porque las pruebas del Ejercito resultaron totalmente falsas.
Igual ocurrió con las 'pruebas aportadas' por la inteligencia militar para desconocer la responsabilidad de la Fuerza Aérea y del general Velasco en el bombardeo de la comunidad campesina de Santo Domingo, donde los militares masacraron varias decenas de campesinos, que también atribuyeron fraudulentamente al mencionado Frente 10 de las FARC.
El Departamento del Arauca, como buena parte de todo el territorio de Colombia, esta, en la actualidad y merced a la complicidad del gobierno de Uribe Velez y su Secretario general Bernardo Moreno Villegas, bajo el mas estricto control de las bandas paramilitares. Bandas que, conjuntamente con el Ejercito, asesinaron recientemente a tres destacados sindicalistas de la CUT, en el mismo departamento petrolero.
Por eso no es nada improbable que hubiesen sido estos grupos mercenarios los responsables de este trágico suceso que golpea a nuestra nación.
Los grupos paramilitares son la avanzada sangrienta de la extrema derecha colombiana y del imperialismo yanqui contra el proceso revolucionario bolivariano. Es lo que no debemos perder de vista.
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