Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados eran los hombres barbados de la profecía esperada. Sonó la voz del monarca: que el dios había llegado y les abrimos la puerta por temor a lo ignorado. Iban montados en bestias como demonios del mal iban con fuego en las manos y cubiertos de metal. Fue el valor de unos cuantos les opuso resistencia y al mirar correr la sangre se llenaron de vergüenza. Aunque los dioses ni comen ni gozan con lo robado y cuando nos dimos cuenta ya todo estaba acabado. Ese error entregamos la grandeza del pasado y en ese error nos quedamos trescientos años esclavos. Se nos quedó el maleficio de brindar al extranjero nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan, nuestro dinero. Hoy les seguimos cambiando oro por cuentras de vidrio y damos nuestra riqueza por sus espejos con brillo. Hoy en pleno siglo XX nos siguen llegando rubios y les abrimos la casa y los llamamos amigos. Pero si llega cansado un indio de andar la sierra lo humillamos y lo vemos como un extraño por su tierra. Tu hipócrita que te muestras humilde ante el extranjero pero te vuelves soberbio con tus hermanos del pueblo. ¡Oh! maldición de malinche enfermedad del presente ¿cuándo dejarás mi tierra? ¿cuándo harás libre a mi gente?
Fuente: Maldición de Malinche - 12 octubre Día de la Resistencia Indigena
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