30 Oct. 2009 - El presidente legitimo de Honduras, Manuel Zelaya, dijo que sería "una tragedia" y "un error muy lamentable" que el Congreso Nacional no lo restituya en el poder tras el acuerdo alcanzado con el gobernante de facto, Roberto Micheletti, para que ese órgano tome la decisión.
"Todos estamos conscientes de que hay que llegar a un arreglo, nadie quiere un desacuerdo ni que haya otra ruptura en el Congreso Nacional, sería otra tragedia en el Congreso", que lo destituyó el 28 de junio, después de que los militares lo expulsaran del país, indicó.
"El Congreso Nacional puede negar el deseo del pueblo hondureño y de la comunidad internacional de restituir el sistema democrático, pero sería un error muy lamentable", advirtió Zelaya en declaraciones a la emisora hondureña Radio Globo.
Sin embargo, "no creo que esto se dé, hay que tener confianza, optimismo, en que se puede llegar a un arreglo político", agregó.
Las comisiones de Zelaya y Micheletti suscribieron hoy el acuerdo de Tegucigalpa-San José para buscar una salida a la crisis abierta tras el golpe de Estado, que incluye que el Parlamento decida si se restituye o no al mandatario depuesto, previa consulta con la Corte Suprema de Justicia.
"Considero que debo dar los espacios para que esto se dé", indicó Zelaya, y añadió que "la crisis política puede terminar en los próximos días o se puede acrecentar en los próximos días; en política (...) no hay amigos ni enemigos permanentes".
Recordó que "las luchas no son fáciles, toda lucha tiene un costo, nadie dijo que esto iba a ser fácil".
Zelaya también destacó que finalmente la comisión de Micheletti haya aceptado la posibilidad de su restitución, el punto que hasta ayer obstaculizaba el acuerdo final sobre la solución a la crisis.
"Se logró un avance extraordinario, casi diría yo increíble, el día de ayer, cuando la comisión del Gobierno de facto firma un acuerdo en el cual ya por primera vez se habla de retrotraer la situación del Poder Ejecutivo, de la titularidad del Poder Ejecutivo, a los acontecimientos antes del golpe de Estado", dijo.
"Esto ya tiene que ver con una voluntad política (...), no tengo por qué desconfiar; por el momento he recibido con satisfacción" el acuerdo, apostilló Zelaya, quien permanece refugiado desde el 21 de septiembre pasado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa tras volver clandestinamente a Honduras.