17 de noviembre 2009.- Las elecciones de Honduras no serán "democráticamente aceptables" si no cambia el panorama político actual, advirtió este martes el Gobierno español tras decir que en el país centroamericano se están produciendo "serias restricciones" a las libertades públicas.
El secretario español de Estado para Iberoamérica, Juan Pablo De Laiglesia, explicó este martes, en la cámara alta del Parlamento, que se están haciendo gestiones diplomáticas para restablecer el orden constitucional y para que se cumpla el acuerdo de Tegucigalpa-San José, con el fin de lograr que observadores internacionales supervisen el buen desarrollo del proceso electoral hondureño del próximo 29 de noviembre.
Los comicios hondureños se han visto empañados por la crisis política que vive este país a raíz del golpe de Estado que expulsó al presidente constitucional Manuel Zelaya de la nación centroamericana, el 28 de junio pasado.
Zelaya, quien permanece en la embajada de Brasil en Tegucigalpa desde el pasado 21 de septiembre, ha dicho en repetidas ocasiones que impugnará los comicios porque se dan en el marco del golpe de Estado en su contra.
Tras señalar que se está presionando para que las elecciones sean parte de la solución y no un problema, De Laiglesia advirtió que será muy difícil que el Gobierno español reconozca el resultado de estos comicios si no se produce un cambio de las circunstancias actuales en Honduras.
Recordó que aparentemente éstas se celebrarían con un gobierno de facto y un presidente legítimo encerrado en una embajada, además de estar presididas por "serias restricciones" de las libertades y una "situación delicada" en el terreno de los derechos humanos y aseguró que, con este panorama, el Gobierno español entiende que las elecciones no son democráticamente aceptables.
En contraste a la postura del gobierno español, Estados Unidos reafirmó este lunes su apoyo a "Zelaya como el líder democráticamente electo de Honduras", aunque anunció que respaldará los comicios del próximo 29 de noviembre.
Esta reacción se produce después que el mandatario hondureño enviara una carta a la Casa Blanca para exigir a Washington que aclare su postura respecto al conflicto de la nación.
Las elecciones hondureñas sin la restitución del mandatario constitucional, Manuel Zelaya, carecen de legitimidad, por lo que diferentes organismos internacionales y Gobiernos han anunciado que no reconocerán al dignatario que resulte electo en esos comicios.
