07 de enero 2010.-El dictador hondureño, Roberto Micheletti, dijo hoy que la toma de posesión del gobernante electo, Porfirio Lobo, la verá por televisión, porque no piensa asistir a la ceremonia que se celebrará en el Estadio Nacional, de Tegucigalpa, el próximo 27 de enero.
Micheletti ratificó que continuará usurpando el poder hasta esa fecha, en la que asumirá el gobierno un nuevo ilegítimo, el predilecto de Washington, Porfirio Lobo. Según el dictador hondureño: “No se puede resolver un problema causando otro. Si yo me retiro, el congreso deberá nombrar otro presidente, lo que sería inconstitucional”.
“No voy a ir al estadio porque yo quiero complacer a don Pepe (Porfirio) Lobo, porque no quiero que sea un pretexto más para que se me responsabilice por algunas cosas que puedan suceder en el país“, expresó Micheletti.
En diciembre pasado el ilegítimo Lobo dijo que prefería que Zelaya y Micheletti no estuvieran en su toma de posesión, porque ambos “ya son historia”. Micheletti, quien hoy tiene previsto recibir al subsecretario de Estado adjunto para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Craig Kelly, no dijo cuándo entregará el poder, aunque a finales de 2009 reiteró que lo hará el 27 de enero.
Roberto Micheletti calificó el miércoles de “errática” la política exterior de Estados Unidos por exigir su dimisión, tras reiterar que entregará el poder el 27 de enero al mandatario electo Porfirio Lobo.
“Estoy sorprendido de ver cómo los gringos quieren legislar en Honduras, porque el congreso me eligió para terminar el periodo de seis meses (que faltaban al destituido presidente Manuel Zelaya)“, afirmó. “Siento una enorme admiración por el pueblo norteamericano, pero la actuación internacional de ese país es errática”.
“No se puede resolver un problema causando otro. Si yo me retiro, el congreso deberá nombrar otro presidente, lo que sería inconstitucional”, dijo Micheletti al canal 5 de televisión.
“Yo voy a verlo desde el canal de televisión, la fiesta, que es fiesta de hondureños”, subrayó Micheletti en unas escuetas declaraciones a la radio HRN.
Aseguró que “Estados Unidos desea que me retire el 15 de enero con la promesa de otorgar muchos millones de dólares de ayuda a Honduras. Sin embargo, Washington debe respetar la decisión soberana de nuestro pueblo”.
Agregó que “hicimos lo correcto el 28 de junio (cuando el ejército sacó por la fuerza de su casa a Zelaya y lo expulsó a Costa Rica) porque el país se encaminaba a una ideología socialista que no es compartida por el 90% de los hondureños”. La legislatura designó ese día a Micheletti, que la presidía.
Zelaya retornó subrepticiamente el 21 de septiembre a Tegucigalpa y se refugió en la embajada de Brasil, donde aún se encuentra con unos 15 seguidores.
Micheletti advirtió que “Estados Unidos me presiona para que yo me vaya. Y no cambiaré de idea sólo porque venga alguien aquí a presionarme para complacer a un sector del gobierno norteamericano ante la posibilidad de darnos dinero o de abrirnos las puertas al mundo”.
Aludió así a la visita de dos días que realiza a esta capital el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Craig Kelly, quien ya se reunió con Zelaya y Lobo, y en las próximas horas lo hará con Micheletti.
El viaje de Kelly tiene el propósito de reimpulsar los acuerdos firmados por Micheletti y Zelaya para solucionar la crisis política hondureña.
El Acuerdo Tegucigalpa-San José del 30 de octubre bajo los auspicios de Washington y la Organización de los Estados Americanos (OEA), establece la formación de un gobierno de reconciliación nacional y una comisión de la verdad, que aún no son resueltos por las partes involucradas en el conflicto. La OEA expulsó de su seno a Honduras en julio a causa del golpe.
El gobierno de facto debió instalar a más tardar el 5 de noviembre un gobierno de unidad, pero resultó imposible por las discrepancias entre Zelaya y Micheletti sobre a quien le correspondía encabezarlo. Tras esa controversia, el gobernante depuesto dijo que el acuerdo había fracasado.
La comisión de la verdad la creará Lobo en seis meses con el objetivo de analizar las consecuencias de lo ocurrido antes, durante y después del golpe. Lobo ganó las elecciones generales de noviembre.