Como ya es de conocimiento público el Compañero Joaquín Pérez es ciudadano sueco, ya que en su calidad de perseguido político renunció hace diez años a la nacionalidad colombiana. Pérez Becerra entró a nuestro país con pasaporte sueco, por lo que no puede ser deportado a Colombia. El compañero tiene la calidad de exiliado político, por lo cual, no puede ser extraditado a Colombia pues el derecho internacional en lo que se refiere al refugio y Asilo establece que nadie puede ser devuelto a un país donde su vida, integridad física, libertad corra riesgo.

Pero más allá de los visos de ilegalidad que constituye su detención y su posible entrega a las autoridades colombianas, nos preocupan enormemente las concesiones que el Estado Venezolano cada vez con mayor frecuencia, realiza en beneficio del establecimiento oligárquico-narco-paramilitar del vecino País.

Podemos entender que razones de Estado estén privando en aras de “mejorar” las relaciones diplomáticas con el sucesor de Álcaro Uribe Vélez, quien intentó arrastarnos a un conflicto fraticida obedeciendo las ódenes de su amo norteño, pero no podemos silenciar nuestra enorme preocupación de que esto se haga al costo de arriar las banderas de la soberanía nacional y popular, y que la entrega de luchadores político- sociales se haga una triste costumbre de nuestra diplomacia.

La guerra civil que libra Colombia es un asunto que nos duele a todos los Pueblos de Nuestra América, y hacer nobles esfuerzos en aras de superar este largo conflicto es un imperativo ético y político, sin embargo, esto no puede hacerse colocando a la Revolución Bolivariana y todo lo que ella representa como esperanza y proyección histórica del Pueblo Pobre, al lado del genocida Estado neo granadino.

Lamentablemente este no es un hecho aislado, ya que nada más hace diez días dos de nuestros compañeros militantes del Frente Nacional Campesino “Ezequiel Zamora” (FNCEZ) fueron secuestrados, torturados y asesinados en la reserva Uribante-Caparo estando las oscuras manos de miembros de organismos de seguridad de estado fuertemente comprometidas. Aún esperamos respuesta de los organismos competentes como el Ministerio Público o el Ministerio del Poder Popular de Interior y Justicia.

Nos alerta como parte activa del Movimiento popular bolivariano y revolucionario, que las corrientes reformistas vayan silenciosamente copando parte de la rutina diaria de nuestro dinámico quehacer político, que la estigmatización de la crítica se haga liviana, que se criminalice la protesta, que la interpelación al gobierno se convierta en consigna hueca.

Tenemos la esperanza de que nuestro gobierno rectifique en todos los espacios que lo requiera, y que lo haga de cara y con la participación protagónica del Poder Popular Socialista. Más que nunca es imperativa la Radicalización Democrática de la Revolución Bolivariana, el combate a los “cinco molinos” (burocracia, corrupción, ineficacia, ineficiencia y reformismo), al viejo Estado oligárquico-burgués y sus largas secuelas de vicios y mañas. La táctica revolucionaria impone imprimir una aceleración de la conciencia, de la organización y de la movilización popular en torno a su proyecto histórico, a la Unidad Nacional y a su Comandante en Jefe, y ello debe hacerse desde firmes posiciones de clase, la de los trabajadores y la de los pobres del campo y la ciudad. La lucha político-ideológica en contra del reformismo, como la lucha político-social en función de materializar las demandas reivindicativas e históricas del Pueblo Pobre, son las herramientas que nos permitirán acerar el bloque popular bolivariano para salir triunfantes en las duras batallas que se avecinan.

Libertad plena al Compañero Joaquín Pérez!

Viva la lucha del Pueblo Colombiano!

Viva la Unidad de los Pueblos de Nuestra América!

Justicia para nuestros compañeros José Joel Torres y José Agustín Gamboa!

Ni perdón ni olvido!

A profundizar la Revolución Bolivariana!

Por la Radicalización Democrática de la Revolución Bolivariana!