01/12/11.-Represiones brutales en las que se han visto golpes con porras, uso de gas pimienta y granadas de luz, ya se han convertido en el sello particular del movimiento ‘Ocupa Wall Street’. Sin embargo, después de varios meses empleando la violencia en el desalojo de los 'indignados', los propios agentes afirman sentir empatía y respeto por los activistas, pero no quieren demostrar esos sentimientos para no perder su trabajo.
En medio de tantas agresiones, durante las que han sido arrestados hasta ancianos, resultaría difícil creer que se puede encontrar un hueco de tolerancia y ni siquiera imaginar apoyo por parte de la Policía hacia los ‘indignados’. Sin embargo, el entusiasmo y la convicción en sus principios hacen que ‘Ocupa Wall Street’ empiece a ganar adeptos al otro de la calle.
El miedo a perder el trabajo
“Estoy totalmente de acuerdo con las protestas. Yo también soy parte del ‘99%’. Hay que ver que la mayoría de los manifestantes son personas pacíficas que simplemente quieren ver un cambio”, ha confesado el oficial norteamericano Fred Shavies.
Shavies es el único miembro activo de la Policía de Oakland que ha reconocido abiertamente su apoyo a los ‘indignados’. Y es que los empleados de las fuerzas de seguridad, que también se consideran parte del llamado ‘99%’, no pueden hacer pública su inconformidad porque se enfrentarían a "represalias atroces".
Según afirma el capitán retirado de la Policía de Filadelfia, Ray Lewis, se trata de un inmenso miedo a perder su trabajo, “porque entonces ¿qué harían? Todos los que formamos parte del ‘99 %’ tenemos ese miedo y los oficiales también. Tienen familias que alimentar y no sabrían qué hacer si los despidieran”.
Lewis fue arrestado junto con centenares de personas cuando el 17 de noviembre participaba en las movilizaciones masivas que conmemoraban los dos meses del movimiento. Durante su estancia en la comisaría, donde permaneció once horas, el capitán fue blanco de los agresivos comentarios de algunos de los policías neoyorquinos.
“Parece una dictadura”
La noche en que el Parque neoyorquino Zuccoti fue desalojado, decenas de periodistas que intentaban informar de los hechos, también fueron arrestados. El capitán, como una gran parte de la opinión internacional, calificó estas acciones como una violación a la libertad de los ciudadanos y se muestra preocupado al respecto.
“Esto parece una dictadura. Excluir a los medios de comunicación es lo que han hecho los regímenes dictatoriales de todo el mundo y es una situación realmente aterradora”, subraya Lewis.
Muchos consideran que uno de los cambios más importantes sucedería si la ley norteamericana no obligara a las fuerzas policiales a reprimir a los manifestantes. Entonces quizás los oficiales empezarían a unirse a las protestas, pues muchos de ellos, designados para vigilar el área donde se realizan las marchas, empiezan a sentirse identificados con las consignas y a interesarse por el movimiento.